Si bailabas al ritmo de “Livin’ la Vida Loca” y tenías todos los discos de Shakira, Arjona o Molotov, definitivamente eres ¡un chavorruco! ¿Qué cosas te hacen reír? ¿Te acuerdas cuando los libros era una señal de humor exquisito, de esos que estando sentados en el sofá no podemos parar de reír?
Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo).- ¿Hace cuánto que no te reías a carcajadas? Con esa sonrisa que nuestros padres nos dieron y que la verdad escondemos. Dicen que las sonrisas arrugan o que si andamos riéndonos de acá para allá nadie nos va a tomar en serio. Pero tal como va el mundo, a la humanidad no se la toma seriamente. Al menos para preservarla, para decir, en aquel tiempo vivía esa señorita, con un perro pastor inglés o aquel señor daba clases de inglés y los fines de semana corría.
Un atentado allá. Una guerra cerca. Un Golpe de Estado que no nos atrevemos a mirar y la vida se pasa con nosotros serios, con la cara elegante y el cuerpo rígido. ¿Te acuerdas cuando los libros era una señal de humor exquisito, de esos que estando sentados en el sofá no podemos parar de reír?
Hace mucho tiempo una profesora dio a leer a sus alumnos los 20 cuentos de humor de la literatura argentina y de pronto toda la división no paró de sonreír con un gesto natural y empático que todavía se recuerda como si hubiera sido ayer.
Esos libros nuestros y que deseamos compartir con todo el barrio, porque el humor es colectivo. El humor solo es como cuando te vistes elegante para una fiesta pero al final no vas, te quedas mirando televisión o te quedas dormido. El humor es para decir: estoy vivo, aquí estoy y me río de todo, porque alguna vez en la vida hay que reírse de todo.
Hay novelas como la de Roberto Bolaño que son muy divertidas, por caso Los detectives salvajes: vas en un metrobús y lees que el abogado tendrá que ser abogado venga una tormenta o un huracán y te sonríes para adentro, para que no creas los otros viajeros que estás un poco loco.
A veces hay poemas como “La balada del boludo”, de Isidoro Blainsten que nos hacen reír tiernamente. Somos nosotros los boludos, no el otro: Eres pobre, pero ningún boludo. / Y el boludo fue ningún boludo. / Y quemaba en las plazas / las hojas que molestan en otoño. / Y llegó fin de mes, / cobró su primer sueldo / y se compró cinco minutos de boludo…”.
A veces lees los libros de Daniel Sada en clave de humor y entonces comprendes no sólo sus libros sino también un poco más al mexicano. Aquí te presentamos 10 nuevos libros para que te rías a carcajadas y te olvides un poco de cómo está el mundo: ¡Horrible!.
O como cuando Trino Camacho puso a la Alhóndiga de las Granaditas: ¡Psycho Killer!, todavía nos estamos riendo de ese chiste que apareció en Historias desconocidas de la independencia y la revolución (Tusquets).
¿Quiénes son los maestros del humor en México? Sin duda Jorge Ibargüengoitia, cuya colección completa acaba de salir editada por Planeta. Ahora bien, todavía la literatura mexicana tiene grandes deudas con el humor.
“La literatura mexicana tiene un déficit en el humor, es muy solemne, muy seria, se toma así misma con grandilocuencia a veces exagerada, cuando una de las grandes virtudes de nuestra cultura popular es el humor”, dice Juan Villoro, él mismo con sus crónicas y cuentos un gran cultor de la risa.
“Aquí consideramos al humorismo literario como algo menor, acostumbrados como estamos a escribir dramas y a considerar al mundo un inmenso valle de lágrimas”, dice René Aviles Fabila. “Nadie esquiva el trato con la solemnidad. El humorismo literario está en buena medida, dentro de nuestras letras, en Juan José Arreola, en el citado Ibargüengoitia, en Tito Monterroso. También se presenta en José Agustín, Parménides García Saldaña y María Luisa La China Mendoza y sobre todo en los más jóvenes, generaciones que han sacudido a la “seriedad” y a la solemnidad para tomar las cosas con sentido del humor, con desenfado y naturalidad”, concluye.
Estos son algunos libros que nos han hecho matar de la risa, pero cada uno tiene su manera de reír y de hacer reír. Sirvan como guía.
Mundo Cruel, de Luis Negrón (Malpaso)
He aquí nueve cuentos y nueve facetas de la experiencia homosexual. La atmósfera es puertorriqueña y el escenario, Santurce, un barrio de San Juan que no vive su mejor hora: “Cuadras y cuadras llenas de consultorios médicos, templos católicos, evangélicos, mormónicos, rosacruces, espiritistas, judíos y yoguísticos, si es así como se dice. Peste a alcantarillas las veinticuatro horas del día. Calor insoportable.
Reguetón, salsa de la vieja, boleros, bachatas, velloneras, billares, máquinas tragamonedas. Barras de mujeres desnudas, barras de dominicanos, barras gays”. Todo es posible, ningún rincón escapa a la mirada del narrador. Una prostituta intenta huir de su destino; las comadres dictan sentencia sobre el indecoroso comportamiento del prójimo; un joven muestra la senda que conduce al altísimo; el desconsolado dueño de un perro difunto busca a un taxidermista que lo inmortalice… Y la vida sigue… Y el sexo asoma por las esquinas…
Mundo cruel retrata un paisaje trágico, cómico y siempre escandaloso para los hipócritas llevando los recursos de la sátira a cotas magistrales. Y también, desde luego, los recursos de un lenguaje cuya espontaneidad coloquial aflora en cada personaje. Nada más complejo, más difícil, que alcanzar la sencillez expresiva: Luis Negrón lo ha logrado. Benicio del Toro está preparando la adaptación cinematográfica de Mundo cruel.
Gilliamismos, de Terri Gilliam (Malpaso)
Desde su nada opulenta infancia en los gélidos páramos de Minnesota a sus lamentables aventuras en el avispero de Hollywood, pasando por los tumultos más o menos vanguardistas de Nueva York, Londres o Los Ángeles durante los sesenta y los setenta, la vida de Terry Gilliam ha sido tan heterodoxa y apasionante como cualquiera de sus películas. Aquí la cuenta con su característica agudeza, sin cortarse un pelo (no hay prisioneros) y añadiendo un completo muestrario de su indudable talento creativo: sabrosas ilustraciones, montajes delirantes, fotografías inéditas y comentarios inesperados se funden en una furiosa amalgama de golpes verbales.
Por estas memorias prepóstumas de Terry Gilliam circula un espectacular elenco de actores secundarios: los Monty Python (como es natural), George Harrison, Robin Williams, Jeff Bridges, Robert de Niro, Brad Pitt, Johnny Depp, Heath Ledger, Woody Allen, Frank Zappa, Robert Crumb, Richard Nixon, Hunter S.Thompson.
Cada uno, por cierto, recibe su merecido. Los encuentros o encontronazos de Gilliam con los grandes, los mediocres y los pequeños nos brindan algunas perlas imprescindibles para entender la (por algunos) añorada cultura popular del siglo XX. No se las pierdan. Las insólitas memorias de un cineasta único. “El retrato de un rebelde. Una declaración de principios franca y esclarecedora donde Gilliam se nos revela como un Quijote contemporáneo”, ha dicho el Chicago Tribune.
Cronomoto, de Kurt Vonnegut (Malpaso)
El 13 de febrero de 2001 a las 2.27 p. m., el Universo padeció una crisis de confianza que detuvo su expansión con calamitosas consecuencias. Todo regresó al 17 de febrero de 1991, fecha en que se recuperó la normalidad expansiva: los hombres se vieron entonces obligados a repetir punto por punto lo que ya habían hecho durante una década sabiendo con pavorosa exactitud qué les deparaba el futuro.
Después llegaría la debacle: acabada la reposición y restaurada la incertidumbre se declaró una epidemia de libertad. Nadie lograba emplear su albedrío. Era la parálisis. Sólo Kilgore Trout, un anciano y disoluto escritor de fantasías nunca premiadas en Suecia, diagnosticó el mal y prescribió el tratamiento. Ésta es la trama de un laberinto narrativo y alegórico al que Kurt Vonnegut dedicó largos años sin encontrar la salida.
Cronomoto es una sacudida en el tiempo, un fenómeno de perturbación en la línea temporal. Esta anomalía, inexistente en la realidad y oportuno para los intereses de Vonnegut, se configura como una mezcla, como una ensoñación y un deseo, como un ir y venir, como una excusa.
La carga mental, de Emma Clit (Lumen)
¿Tu pareja te pide que le indiques qué tareas tiene que hacer?
¿Está la mujer socialmente programada para ser agradable y no rebelarse, o para soportar la carga mental de las tareas del hogar? ¿Es irremediable que las cosas resulten más difíciles para una mujer que para un hombre? ¿Hay manera de educar sin estereotipos?
Emma Clit, la feminista de lo cotidiano que ha viralizado el concepto de “carga mental”, se propone desvelar las desigualdades que pueblan nuestro día a día y cambiar nuestra mirada sobre el patriarcado, el acoso, la conciliación, la desigualdad de oportunidades, la sexualidad femenina o el exceso de trabajo.
Los desmadres de Mym. El empoderamiento con humor para mamás multitasking, de Mym Saro (Aguilar)
¿Y qué es eso de que puedo con todo? ¿Todo, todo, todo?
¡Ni siquiera el universo fue creado con tantas expectativas!
Seamos sinceras: no somos ni superwomans, ni perfectas. Además, el multitasking es un invento del demonio. Por su culpa acabamos planchando el informe de la oficina o tomándonos la papilla del bebé. Nos ganamos a pulso las victorias, y nos reímos de nuestros errores, ¡si no fuera por ellos seríamos diosas! Empodérate de humor y buena onda con las historias de Mym. ¡Seguro que más de una te ha pasado a ti!
¿Dónde está Momo?, de Andrew Knapp (Aguilar)
Momo está esperando pacientemente que lo encuentres en más de 100 fotografías de paisajes urbanos y rurales capturados por el mejor amigo de Momo, Andrew Knapp. Echa un vistazo. ¿Puedes encontrarlo?
Miles de fans en internet juegan a las escondidas con Momo, un border collie, todos los días. Y ahora, en este libro bestseller de The New York Times, tú también puedes. Momo y su mejor amigo Andrew Knapp han viajado por todas partes -a través de campos, caminos rurales, ciudades, patios, vecindarios y espacios surrealistas de todo tipo.
El resultado es un libro de fotografía y un juego que puedes utilizar en cualquier momento. Sumérgete página tras página en las hermosas y serenas fotografías de Andrew y tarde o temprano encontrarás a Momo mirándote. (¿No puede encontrarlo? No te preocupes… las respuestas están al final del libro.)
Almanaque chavorruco, de Jorge Pinto (Aguilar)
Si bailabas al ritmo de “Livin’ la Vida Loca” y tenías todos los discos de Shakira, Arjona o Molotov; si fuiste con tus amigos al estreno de Parque Jurásico y viste al menos una vez Mi pobre angelito en el Canal 5; si todas tus tareas salían del Encarta ’95 y la palabra “Baldor” te daba pesadillas; si en tu mochila siempre llevabas tu Game Boy o Tamagotchi; si tu primer celular fue un Nokia 918 y los SMS tu medio de comunicación; si apostaste tazos y hielocos con tus amigos en el recreo; si tus domingos estuvieron marcados por En familia con Chabelo; si tenías un mullet o usabas ombligueras; si te tocó el boom de Michael Jordan… definitivamente eres ¡un chavorruco!
En tus manos tienes un tesoro de datos imprescindibles para revivir tu pasado (lo bueno, lo malo y lo meh), recordar los momentos de esplendor de aquellos años maravillosos con humor e ironía y dar un repaso a los tesoros que los años ochentas y noventas nos dieron como sociedad.
Este almanaque es para cualquiera que tenga entre 27 y 47 años, aunque si tienes más de 47 años, quizá recuerdes todo lo que odiabas de los jóvenes de tu tiempo y que ahora está regresando a tu vida y si tienes menos de 27 años, nunca es tarde para aprender de lo bueno, ¡bienvenido, millennial!
Judíos. Sergio Langer (Planeta)
Quien venga siguiéndole los pasos en su carrera de más de treinta años en el humor gráfico, sabrá que Sergio Langer (que es judío, judiísimo) le ha dado una vuelta de tuerca al género. Es más, lo ha retorcido tanto que terminó por estrujarlo, por exprimirlo hasta extraer de él ese ácido esencial que compone el más puro humor negro, el que inquieta y descoloca, el que escandaliza a tontos, amargos y desprevenidos. Por eso mismo, no se encontrarán entre estas páginas aquellos chistes benévolos sobre la cultura judía (los clásicos de viejos amarretes y madres expertas en extorsión afectiva) sino una colección de piezas que desafían la forma en que los judíos nos vemos y somos vistos. La irreverencia de Langer frente a los hitos históricos, los tabúes y la religión no es ociosa sino todo lo contrario: se descubre en cada viñeta su secreta misión para rescatarnos de los estereotipos y acabar, de una buena vez, con obviedades y lecturas superficiales. El universo judío que compone es profundo y delirante: hay zombis judíos, nazis variopintos, versiones imposibles de Hitler (hasta una con forma de gatito chino de la suerte), fundamentalistas de Medio Oriente que comparten cama con el enemigo, torpes profanadores de tumbas, judíos socialmente insensibles, lisérgicas estrellas de David, una Ana Frank sanguinaria y la temible Mamá Pierri, entre otros. Personajes tan racistas, clasistas y malditos que, lejos de pintoresquismos, parecen estar inspirados en la mismísima realidad.
Las vacas locas. El horror de comer carne, de Rius (Planeta)
¿Cuenta Ud. con un superestómago para desechar el ácido úrico y las toxinas? ¿No? Entonces… ¡¿por qué come carne?!
¿Qué alimentos consumían nuestros “desnutridos” antepasados?
Toda la verdad acerca de las vacas locas y los espantosos parásitos de los cochinos.
Las hormonas, los químicos y otras porquerías que se engullen los comedores de cadáveres.
¿Cuál es el precio verdadero de un bistec?
Descubra la espeluznante forma en que viven y mueren los animales de las granjas industriales. ¡Ganaderos, absténganse!
Estoy mucho mejor, de David Foenkinos (Seix Barral)
A veces la vida pesa demasiado. Eso es lo que le pasa al protagonista de esta novela, que un día despierta con un dolor de espalda insoportable. Después de consultar a toda clase de especialistas, descubre que no hay terapia capaz de ayudarlo. Ha llegado el momento de tomar las riendas de su vida. Y es que su espalda está llena de nudos; cada uno de los momentos tristes que ha vivido parece haberse atrincherado en ella para siempre.
David Foenkinos nos muestra cómo un suceso aparentemente negativo puede darle un vuelco a la vida y sacar lo mejor de uno mismo. Ésta es una historia que habla de todos nosotros, de cómo con pequeñas metas podemos lograr grandes cosas.
Amor, humor e ingenio, éstos son los rasgos distintivos de David Foenkinos, un autor que cuenta con millones de lectores en más de treinta países. Con Estoy mucho mejor, Foenkinos demuestra de nuevo que es un maestro de las segundas oportunidades: “Ésta es, junto con La delicadeza, la mejor novela de David Foenkinos”, Le Point.