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Sanjuana Martínez

25/12/2017 - 12:03 am

Carta de Navidad para México

Te pido nos ayuden aumentes la conciencia cívica de los mexicanos para que todos en masa salgamos a votar en las próximas elecciones, te pido que sean las elecciones más votadas de la historia de México.

Te pediré que los ciudadanos cumplan con su deber y derecho de elegir libremente a nuestro próximo Presidente. Foto: Especial

Querido Santa: tú representas la ilusión y la esperanza. Eres el símbolo de los anhelos y los deseos. Eres la imagen de la felicidad, la personificación del sueño infantil. Y eres en quien se deposita lo mejor de la época navideña: dar y recibir.

Por eso, hoy quiero escribirte esta carta pensando en mi niña interior y pidiéndote nos ayudes a hacer realidad algunos buenos deseos para mi país, mi México lindo que, como tú bien sabes, vive en crisis de manera recurrente a consecuencia de gobiernos insensibles, incapaces de ofrecer paz y  prosperidad a su pueblo.

Esta vez, no te pediré ningún regalo material. Todo lo que deseo, tiene que ver con el espíritu de las personas. Todo lo que te pido es que, nuestro espíritu de mexicanos, primero se reconozca como lo que somos realmente y nos aceptemos con nuestros defectos y virtudes y nos amemos así. Solo de este modo, tendremos la fuerza suficiente para cambiar a México.

Esta vez, no te pediré sueños irrealizables. Te pido, que el amor propio de los mexicanos sea suficiente para que peleemos todas las batallas que se nos avecinan en el 2018. Que no nos quedemos solo en la queja, en la denuncia o el grito estridente, que dejemos de lado el activismo únicamente en las redes sociales y salgamos a las calles; que seamos capaces de salir de nuestro sillón de confort para luchar por lo que legítimamente nos merecemos, para intentar mejorar nuestra lastimosa realidad.

Esta vez, no te pediré utopías. Te pido, que el típico conformismo de los mexicanos se transforme en rebeldía, que la imagen de sumisión y acatamiento que nos caracteriza, se convierta en obstinación, en insurrección a la hora de luchar por nuestros derechos; que no aceptemos dócilmente las imposiciones de nuestros corruptos gobernantes, que no acatemos las leyes que nos lastiman, que seamos indomables ante el abuso y exceso de poder, que reclamemos lo que nos corresponde; que no agachemos la cabeza ante las injusticias cometidas por el Estado mexicano, acusado en todos los foros internacionales por violar de manera sistemática los derechos humanos.

Esta vez, no te pediré la magia de la Navidad. Te pido, que estos días de asueto sean una oportunidad para nuestra reflexión, que nos veamos al espejo como mexicanos y que aceptemos que no podemos seguir así, con un país sumido en el desanimo, la pobreza, la impunidad, la violencia, los desaparecidos, las injusticias, los crímenes de estado, la inseguridad, el miedo, la desigualdad más abismal.

Esta vez, no te pediré cosas. Te pido que no esperemos que sea el gobierno el que genere los cambios para México, que aceptemos que la transformación de nuestro país no saldrá de nuestros gobernantes, que el giro de 180 grados que necesitamos no será desde Palacio Nacional, que la metamorfosis viene de abajo, que la evolución será producida por los propios ciudadanos, que la revolución de las conciencias que necesitamos y nos urge, solo la podemos realizar entre nosotros, en nuestro barrio, en nuestro grupo, con nuestra familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo. Solo unidos podremos cambiar nuestro México.

Esta vez, no te pediré paz. Te pido que comprendamos que la paz no es un valor absoluto que llega a base de oración y rezos, que entendamos que la paz esta sujeta a la justicia social, que aceptemos que cada uno de nosotros tenemos una obligación con el otro, que hagamos negocios con ética, que seamos patrones justos, que repartamos en lugar de acumular a manos llenas, que creamos en el valor de la distribución equitativa de la riqueza, que veamos el bienestar como algo que recibimos, pero que también como algo que podemos dar a los demás.

Esta vez, no te pediré prosperidad. Te pido ilumines el camino de empresarios, patrones y sindicatos; que sean ellos quienes reconozcan que los trabajadores mexicanos ya no pueden seguir siendo los peor pagados de la región, que los minisalarios ya no alcanzan, que son infames y lastiman la economía de las familias, que reconozcan que un aumento justo traerá mayor productividad; que le den la espalda a este sistema de explotación laboral parecido a la esclavitud, donde unos pocos tienen mucho y muchos no tienen nada.

Esta vez, no te pediré armonía. Te pido sabiduría para que los mexicanos sepamos elegir a nuestros gobernantes, te pido valor para que seamos capaces de castigar a los partidos que nos han hundido en esta crisis sin precedentes, te pido cultivar la resistencia civil pacifica para protestar contra todo intento de fraude electoral, te pido me des más palabras convincentes para gritar, para exigir, para alzar voz y levantarme contra los políticos y funcionarios corruptos, para que si la justicia no los alcanza, nuestra mirada y nuestro rechazo manifiesto ahí donde vayan, no los deje descansar ni ser felices a costa de haber robado la riqueza mal habida que ahora disfrutan, pero le pertenece a los mexicanos.

Esta vez, no te pediré felicidad. Te pido nos ayuden aumentes la conciencia cívica de los mexicanos para que todos en masa salgamos a votar en las próximas elecciones, te pido que sean las elecciones más votadas de la historia de México, que los ciudadanos cumplan con su deber y derecho de elegir libremente a nuestro próximo Presidente, que nadie se quede en su casa, que aguantemos filas, tortuguismo; que denunciemos las mapacherías del partido en el poder, que defendamos nuestro voto, que no permitamos que nadie vulnere nuevamente la voluntad del pueblo, que nuestra cita con las urnas sea una oportunidad única para cambiar a México, que no votemos por los mismos, que no votemos por ningún frente, ni por ninguna opción que represente a los mismos de siempre y a quienes nos tienen en esta situación, que no nos dejemos comprar por nadie, que no aceptemos tarjetas de Soriana o Monex a cambio de nuestro voto, que no permitamos que nadie compre nuestro legitimo derecho a elegir el futuro de nuestro país.

Esta vez, querido Santa, no te pediré salud y amor. Te pido nos permitas asumir y defender cada día con nuestros actos los valores universales: justicia, libertad, diálogo, humildad, solidaridad, respeto, tolerancia, unidad, verdad, integridad, lealtad, honor, bondad, gratitud…

Necesitamos un México donde quepan todos los México´s, donde todos tengamos las mismas oportunidades, donde nadie padezca hambre, donde la pobreza sea un mal recuerdo, donde la justicia otorgue el derecho a la reparación a todos aquellos que fueron lastimados, donde el futuro signifique esperanza y no una condena a lo mismo, donde los derechos humanos sean una realidad y no un manifiesto de papel, donde nos sintamos orgullosos de nuestros gobernantes y no avergonzados como ahora, donde llegar al poder no signifique robar, expoliar, tranzar, someter, ignorar a los ciudadanos, mancillar el nombre de nuestro hermoso y amado país. En nuestras manos está el cambio, asumamos nuestro compromiso. Preguntemonos que podemos hacer, no que nos puede dar. Es momento de pensar en México.

 

 

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Sanjuana Martínez
Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.

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