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Adela Navarro Bello

25/12/2012 - 1:22 am

Los transexenales

En las listas que resumen lo mejor, lo más destacado, notable o sobresaliente del año que está a unos días de terminar, hay un personaje y un grupo que son mencionados de manera recurrente, sobre todo en medios y entidades que son sensibles, en términos sociales e ideológicos, a lo que sucede en este país. […]

En las listas que resumen lo mejor, lo más destacado, notable o sobresaliente del año que está a unos días de terminar, hay un personaje y un grupo que son mencionados de manera recurrente, sobre todo en medios y entidades que son sensibles, en términos sociales e ideológicos, a lo que sucede en este país.

Se trata del conglomerado #YoSoy132 y del poeta y ahora activista, Javier Sicilia.

Tanto el grupo de jóvenes y estudiantes como el intelectual representaron este año la voz de los inconformes, de los desposeídos, de las víctimas de un sistema que en nuestro país se resiste a morir en la clase política: el presidencialismo radicado en el centralismo en la toma de decisiones de forma unilateral.

Los jóvenes del #YoSoy132 le dieron una bofetada de frescura y un grito de ya basta a un régimen que regresa por la mala, por el fraude, por la sospecha de compra de conciencias y de votos, al régimen priísta representado de manera magistral en toda la extensión de lo que por esencia es, en la persona de Enrique Peña Nieto. La intolerancia del PRI de siempre, el autoritarismo de ese instituto se vio evidenciado en mayo de 2012 cuando su candidato acudió a una plática que se salió de lo común en la Universidad Iberoamericana en el centro de México.

Al puro estilo priísta-salinista, Enrique Peña Nieto no sólo rehuyó a las consignas de justicia que los estudiantes enarbolaron aquel día, sino que se escondió, se desentendió, reculó y posteriormente investigó a quienes en su derecho a la libre expresión le manifestaron y le echaron en cara sus prácticas autoritarias en el Estado de México y los vicios en que su partido sumió a México décadas atrás.

La inconformidad estudiantil permeó a la sociedad mexicana, y el movimiento que 131 valientes estudiantes se adjudicaron en un vídeo transmitido por Internet luego de que el PRI pretendió desprestigiar achacándolo a la izquierda, se convirtió en un fenómeno social. Muchos mexicanos se asumieron como el 132 de la lista, de ahí el nombre del colectivo que se opuso no al regreso del PRI a la Presidencia de la República, sino a las formas, el candidato y los vicios que ese instituto utilizó para lograr el triunfo el 1 de julio de 2012.

El movimiento creció y se transformó en un ente de oposición al gobierno que encabeza Peña Nieto y el PRI que ha demostrado que es el mismo, que no ha cambiado, que 12 años de oposición no fueron suficientes para lograr una transformación en beneficio de la sociedad. Los jóvenes y los mexicanos que desde el #YoSoy132 hoy fustigan con ideas a medios de comunicación, gobierno y entidades concentradoras de poder, no acabaron el 1 de julio, su fin no fue el termino del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, acaso recobran vida, voz y compromiso a partir del 1 de diciembre cuando en el contexto de la toma de posición de Peña como Presidente de la República, fueron reprimidos, y lo peor, ignorados.

#YoSoy132 tiene vida en este sexenio, a diferencia del conglomerado de partidos de izquierda que sólo vio la esperanza en un hombre, Andrés Manuel López Obrador, los estudiantes forman un colectivo donde todos tienen voz y donde todos tienen voto.

Es el caso del poeta Javier Sicilia. Tesonero, comprometido en carne propia en la búsqueda de la justicia para aquellos que han sido víctimas y daños colaterales de la guerra contra el narcotráfico que el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa emprendió, de manera unilateral, incapaz e ineficiente un enero de 2007, su lucha trascenderá ese sexenio infame para establecerse en este naciente.

Ahí están los muertos de hace una semana, los de antier, los de ayer, los civiles que caen en Michoacán, los extorsionados en Morelos, las víctimas de la censura en Veracruz, los presionados por el narcotráfico en Tamaulipas, los secuestrados en Baja California, los enterrados en Juárez, los que fueron metidos en narcofosas en Guerrero, los perseguidos en Sinaloa, los amenazados en Coahuila, los que sufren y pagan con dinero, con su seguridad o con su vida en cualquier estado de la República Mexicana.

De los más de 80 mil ejecutados en el sexenio de Felipe Calderón, la mayoría de ellos crímenes que no han encontrado justicia, que permanecen en la impunidad debido al trato preferencial que el Estado Mexicano provee a los criminales, sea por corrupción, sea por incapacidad, pasamos a iniciar el conteo de Peña Nieto. El asunto no es menor. Las muertes suceden todos los días y la justicia no se ve por ningún lado.

Don Javier Sicilia le da voz a las madres, a los padres, a los hermanos y a los hijos de aquellos que han sido abandonados por su autoridad, aquellos que no encuentran sosiego, que no son favorecidos con la justicia, que no son confortados, que son la muestra, terrible ejemplo, de los efectos de la criminalidad en México.

El compromiso del poeta va más allá de entablar pláticas con un congreso que pretende actuar de forma y no de fondo, está más apegado a la sociedad desprotegida. El poeta activista lo es porque no hay de otra. Y lo seguirá siendo ante el clima de impunidad que ya se pronostica en este país donde el gobierno cambia para permanecer igual.

Los jóvenes #YoSoy132, que dan lugar y abrigo a las manifestaciones sociales, y el activista Javier Sicilia, que camina, abraza y besa por los que no tienen ni paz, ni tranquilidad ni justicia, son personajes y entidades transexenales. Y a diferencia de los partidos políticos, de los personajes y las izquierdas, trascenderán el sexenio porque están enclavados donde deben estar, en la sociedad.

Alzar la voz, la libre expresión y la libertad es nuestro único escape. Que así sea… ¿no?

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