El sexo entre las hormigas

25/12/2012 - 12:03 am

Como hablaba en mi colaboración anterior, para entender a las hormigas hay que entender las colonias, los hormigueros no a una hormiga sola. Hay millones de preguntas que surgen al observar una colonia, por ejemplo ¿por qué le hacen caso a la reina?, ¿cómo deciden a quién le toca que trabajo?, ¿por qué no todas ponen huevos y fundan nuevas colonias?

Algunas de estas preguntas ya tienen respuesta gracias a las investigaciones de muchos especialistas que han dedicado sus vidas al estudio de estos maravillosos bichos. Sabemos, por ejemplo, que la repartición del trabajo dentro del hormiguero está determinada desde la infancia, dependiendo del tipo de alimento que reciba una larva de hormiga pertenecerá a una casta específica. El número y tipo de castas que presenta un hormiguero está a su vez definido por la especie a la que pertenece. Algunas especies tienen sólo dos castas: la reina y las obreras, mientras que otras como las hormigas arrieras pueden tener cinco o seis castas diferentes. Las castas son grupos de hormigas que cumplen funciones específicas y que tienen características morfológicas relacionadas con la labor que desempeñan dentro del hormiguero, así, las hormigas soldado que patrullan y defienden a la colonia tienen una cabeza grande y mandíbulas poderosas, mientras que las obreras que trabajan dentro del hormiguero alimentando a las larvas o sacando la basura, son más pequeñas y sus mandíbulas también son chicas. El extremo de las castas son las reinas, éstas son grandes y pasan la vida recluidas dentro de la cámara real, ahí son alimentadas por otras hormigas y pasan su vida poniendo huevos para mantener la fuerza de trabajo del hormiguero. Lo interesante es que todas las hormigas dentro del hormiguero son hembras, solamente se producen hormigas macho cuando es la época de reproducción y la reina decide que es tiempo de generar hormigas macho para que salgan del hormiguero, reproducirse y fundar nuevas colonias, es decir, los nuevos hormigueros serán los hijos de la reina, los hijos del superorganismo.

Para entender el embrollo es necesario primero conocer cómo funciona la determinación del sexo en las hormigas puesto que tienen un mecanismo muy particular. El sistema de determinación del sexo entre las hormigas se denomina haplo-diploide, es diferente del nuestro en donde todos los individuos somos diploides, es decir, que tenemos dos pares de cromosomas uno que vino de nuestra madre y otro que vino de nuestro padre. En el caso de los humanos, además, el sexo de un individuo está determinado por tener o no un cromosoma “Y”, si tienes dos copias del “X” serás mujer mientras que si tienes un cromosoma “X” y un “Y” serás varón.

El sistema haplo-diploide de las hormigas significa que en una misma población hay individuos que son diploides (que poseen dos pares de cada cromosoma) e individuos haploides (que presentan una sola copia de cada cromosoma). En el caso de las hormigas, las hembras son diploides porque provienen de huevos fertilizados (que tienen tanto el material genético de la madre como el material genético del padre), mientras que los machos provienen de huevos no fecundados y solamente tienen los genes de la reina, es decir que las hormigas macho no tienen padre ni tampoco tendrán hijos, solamente hijas, ¿extraño no?

Para explicar un poco mejor este sistema de determinación del sexo hay que imaginar una colonia de hormigas. Cuando una colonia tiene un funcionamiento correcto y las condiciones ambientales son favorables, generalmente una vez por año, se lleva a cabo un vuelo nupcial, es decir, se producen muchas hembras vírgenes aladas destinadas a ser reinas de nuevas colonias y también machos alados. Ambos grupos salen volando del hormiguero en busca de pareja, y los/las afortunados/as se aparean. Todas las vírgenes aladas traen consigo una carga de huevecillos muy numerosa que puede rondar en los millones, dependiendo de la especie. En el vuelo nupcial las vírgenes se aparean con uno o varios machos alados, y el esperma transferido por los machos es guardado en una estructura denominada espermateca, de manera que los huevecillos no son fecundados de inmediato, sino que la futura reina los guarda para cuando sea el momento idóneo para poner los huevos y comenzar la nueva colonia. Así la reina controla la proporción de sexos en su colonia, permitiendo o no que los huevecillos entren en contacto con el esperma de los machos guardado en la espermateca. La mayor parte de los huevecillos serán fecundados y darán origen a hormigas obreras hembras que serán diploides; sin embargo, cuando llega el tiempo de expandir la nueva colonia y comenzar el siguiente vuelo nupcial, algunos de los huevecillos no serán fecundados y darán origen a machos alados que tienen una sola copia del material genético.

Aún faltan muchos detalles por conocer de cuáles son los mecanismos fisiológicos que permiten a las reinas decidir cuando es tiempo de producir machos, sin embargo, este no es un impedimento para que las colonias de hormigas sigan prosperando ampliamente y que todos los años antes de las lluvias sea común observar grandes cantidades de hormigas aladas; los invito a observar este espectáculo de la naturaleza.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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