El nuevo formato para evidenciar a la clase política en México es X. A menos que el autor de los textos publicados en la red social propiedad del magnate Elon Musk haya borrado sus pensamientos del pasado, e increíblemente nadie hubiese tomado una captura de pantalla, la frase “siempre hay un tuit” (en referencia al antiguo nombre de la red), se utiliza para exponer incongruencias ideológicas, políticas o cambios de pensamiento.

Ahí están, por ejemplo, los tuits de la cúpula morenista, especialmente el de Mario Delgado publicado en diciembre de 2017, con una imagen de sí mismo sosteniendo un cartel donde convocaban a una manifestación por la “No militarización del País”, haciendo referencia a los más de 100 muertos en el país y los más de 33 mil desaparecidos. Hoy día, Delgado, a menos de una semana de entregar la dirigencia de Morena y de integrarse al gabinete de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, es pro militarización, pues promueve entre los legisladores de su partido oficialista la militarización de la Guardia Nacional al traspasar esa corporación a la Secretaría de la Defensa Nacional para su facultad plena sobre la misma. Al respecto, a la no militarización del país se unieron por entonces decenas de políticos morenistas, incluido el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien no solo pretende militarizar la seguridad, sino hizo lo propio con las Aduanas, los Puertos, las obras y un largo etcétera en redes de supervisión, distribución y atención por todo el país.

De esa vitrina de tuits del pasado que evidencian incongruencias, o cambios de acciones, actitudes o pensamiento entre cuando se es oposición y cuando se encabeza el poder, por estos días ha trascendido uno del Presidente López Obrador que todavía se puede localizar en su línea discursiva de X, fechado el 29 de enero de 2016 y publicado a las 7:56 de la tarde que dice lo siguiente: “Designar al hijo de Murat como candidato del PRI en Oaxaca, demuestra que en vez de república existe una monarquía hereditaria y corrupta”.

Se refería López Obrador aquel 2016 a las elecciones por el Go del Estado de Oaxaca que tendrían lugar en aquella entidad, y donde el Partido Revolucionario Institucional había seleccionado como su abanderado a Alejandro Murat Hinojosa, hijo de Alejandro Murat Casab, quien en medio de la polémica y de acusaciones de corrupción, había gobernado Oaxaca de 1998 a 2004. Doce años después, aun contra la crítica de López Obrador, su hijo ganó la elección y fue mandatario estatal de aquella entidad de 2016 a 2022. Hoy, Alejandro Murat hijo, al que no quería López Obrador de candidato en el PRI, a quien señaló de ser parte de la “monarquía hereditaria y corrupta”, es Senador de la República, por Morena, el partido oficialista fundado por el todavía Presidente.

Esa monarquía hereditaria denunciada por López Obrador incluía a otras estirpes políticas, asociadas mayormente al PRI, pero sin descartar las refugiadas o surgidas en el PAN. Por ejemplo, los del Mazo en el Estado de México: Alfredo del Mazo González fue Gobernador del Edomex de 1981 a 1986, Secretario de Energía y Embajador en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, y titular del Infonavit con el Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, dos de los blancos predilectos de López Obrador. Su hijo, Alfredo del Mazo Maza, fue el último Gobernador del PRI en el Estado de México (2017-2023), y hoy está inclinado al morenismo de López Obrador, movimiento al que dicen los priístas que lo expulsaron del tricolor, favoreció para que ganara Morena.

Uno más. Miguel Ángel Yunes Linares, un priísta que se convirtió al panismo y fue Gobernador de Veracruz del 2016 al 2018, y a quien López Obrador criticó harto por la corrupción en su persona y en su administración, y que fue señalado de enriquecimiento ilícito e incluso como integrante de una red de pedofilia, en una investigación de Lydia Cacho. De esto y en campaña, el actual Presidente de la República sacó provecho.

Arengó contra la corrupción que rodeaba a Yunes Linares y este respondió, y entre los dos protagonizaban pleitos discursivos en Veracruz. Su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, quiso suceder al padre en la elección del 2018, después de haber sido alcalde de Boca del Río, Veracruz, pero llegó Morena y, para el beneplácito de López Obrador, sacó a los Yunes del poder… hasta el 11 de septiembre de 2024, cuando Morena, el partido del Presidente, abrazó a los Yunes y los apoyó a los dos, padre (suplente) e hijo (Senador propietario), para que, contrario a lo que el PAN, partido que los llevó al poder, deseaba, votaran a favor de la reforma judicial, concediéndole a Morena el voto que le hacía falta para concretar el capricho presidencial de AMLO de “reformar al Poder Judicial”.

Aquellos que integraron la “monarquía hereditaria corrupta”, hoy están en Morena, aunque ese partido esté construyendo su propia “monarquía hereditaria”. Efectivamente, familias morenistas heredan cargos, comparten nóminas, recomiendan a familiares y componen hoy día a esa nueva casta política de Morena. Para ejemplos, algunos.

De padres a hijos, ahí están por lo menos tres nuevos diputados: el hijo de Ignacio Mier Velazco, hoy senador de la República, Carlos Ignacio Mier Bañuelos, es diputado federal. El hijo de Julio Scherer Ibarra, exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Pareyón, es diputado federal, como también lo es el hijo de Leonel Cota, exgobernador de Baja California, Manuel Cota Cárdenas.

Evelyn Salgado, la hija del Senador Félix Salgado Macedonio, es la Gobernadora de Guerrero, luego de que a su padre le fuera retirada la candidatura por irregularidades en su precampaña, a la única que encontró Morena para entregarle la nominación, o heredarla, fue a la actual mandataria del golpeado estado de Guerrero.

Mario Delgado Carrillo, el próximo Secretario de Educación y exdirigente de Morena, tuvo en su hermano Felipe Delgado Carrillo a un candidato a diputado por el Partido Verde, que hoy se sienta en una curul de la Cámara baja.

Y hay otras familias morenistas con poder: Los Monreal. Ocho hermanos de Ricardo Monreal, ex senador y hoy diputado federal de Morena, ostentan un cargo de elección popular o de asignación en algún Gobierno. Al igual que él, en el pasado, su hermano David Monreal Ávila es Gobernador de Zacatecas, otro, Saúl, es Senador y varios más ocupan posiciones de Gobierno en el Gobierno de la República o en el estado de Zacatecas e incluso en el de Sinaloa, al tiempo que su hija, Catalina Monreal, perdió la elección municipal de la Cuauhtémoc en Ciudad de México, pero está en el intento de invalidar el proceso electoral en el cual fue derrotada.

La futura dirigente de Morena y exsecretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, tiene una hermana también con favoritismo dentro de Morena; a Bertha María Alcalde, no solo la propuso el Presidente López Obrador para ser designada Ministra de la Suprema Corte, sino que también intentó ser Consejera del INE, pero cuando vieron sus esfuerzos frustrados, le llegó la posición de directora general del IMSS.

Y hablando de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Batres Guadarrama son otra estirpe morenista en el poder. Martí Batres es todavía Jefe del Gobierno de la Ciudad de México, donde antes fue secretario general y también es exdiputado y exsenador. Su hermana Lenia Batres fue nominada por el presidente a la Corte y hoy es Ministra, mientras Valentina Batres Guadarrama fue legisladora en la CdMx.

Ahí solo unos cuantos ejemplos para observar que la “monarquía hereditaria” del pasado está en Morena, al tiempo que se construye la nueva “monarquía hereditaria”, por parte de aquellos que lo criticaron. Por supuesto, la cereza en el pastel es Andrés López Beltrán, el hijo del fundador de Morena que ahora se convierte en secretario de organización del partido de papá.

Adela Navarro Bello

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