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Tomás Calvillo Unna

25/09/2024 - 12:04 am

El corazón de la empatía

“La vida y sus tres puntos suspensivos de siempre… La geometría del alma que prefiere esperar su eternidad”.

“En espera del concilio”. Pintura: Tomás Calvillo Unna

El corazón de la empatía

I

La nostalgia es ausencia sin nombre;

un suave viento,

unas cuantas gotas de la tarde,

la ventana semi abierta,

los árboles balanceándose lentamente;

las sombras de los animales

que recuerdan a la familia olvidada.

La vida y sus tres puntos suspensivos de siempre…

La geometría del alma

que prefiere esperar su eternidad.

II

A veces las variaciones del silencio

explican mejor el mundo que las palabras.

Se desbordó la psique en la conciencia.

Nadie escuchó los altavoces de los sueños,

ni las sirenas del dolor.

Todos acudimos a las horas previstas

para cumplir con nuestras tareas.

La montaña desgajada

se clasificó como propiedad privada.

Esta avalancha enmascarada de rutina;

los personajes colgados en los ganchos del closet,

la espalda que en voz baja conversa

y a veces grita para recordar.

Si, las nubes lo advirtieron otra vez

en su crucigrama de las alturas.

III

En la madrugada se cuela la tenue luz

por donde los sueños descalzos se retiran.

El generoso algodón que nos cuida del frío;

el pestañeo de la luna,

esa cáscara de naranja del ayer,

los silbidos sin eco alguno.

Al darnos la mano,

develamos el misterio del tacto.

IV

Toda madre es una virgen,

la concepción es un milagro.

Ella vuela con su capa azul

en la frente del templo;

ahí donde el altar conserva

el invisible fuego de la fe.

La corona de nubes

al atardecer

cuida su descenso.

Magia pura del pintor,

en la bóveda de los cielos retrata

a la bella dama

que enamora al tiempo;

su perfil descubre

la sonrisa del día en medio de la noche.

cuando arriba con su abanico de murmullos,

promesas, deseos;

el antiguo idioma de las aves

que perdura aún entre nosotros.

Rendija:

1) La poesía no se encapsula en ser literatura, en esa tradición de la lengua. Es fundamentalmente conocimiento y en ese sentido ciencia, para hablar en términos presentes. Pero tiene algo que supera a la ciencia: no pretende apropiarse de nada y respeta el misterio; no desecha lo sagrado, al contrario, lo advierte cuando envuelve nuestras vidas y es profundamente gozosa aún en sus dramas.

2) El pasado es un espejo de múltiples caras que el presente nos revela.

Sin la memoria de la historia, sin la memoria histórica no hay futuro; no hay mañana: el presente nos consume y aniquila.

El pensamiento se ha convertido en esclavo de lo inmediato, y no en la expresión de la reflexión.

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