Cómo suicidarse y no morir en el intento podría ser el título alternativo para Un hombre gruñón (2015), el filme sueco sobre el resquebrajamiento del mundo interior de un individuo muy cascarrabias. El nombre original: Un hombre llamado Ove, una de las cinco películas más taquilleras en la historia de Suecia y candidata al Óscar 2017 como Mejor Película Extranjera; además, nominada en la categoría de Mejor Maquillaje y elegida como la Mejor Comedia en los Premios del Cine Europeo 2016.

El protagonista es Ove, un viudo sexagenario al que el anuncio de su jubilación resulta ser la gota que derrama el último vínculo que mantenía con el mundo ordinario y ha decidido despedirse de él. Las razones se irán revelando en pantalla a través de sus recuerdos. Por lo pronto, descubre que hay días en los que es imposible suicidarse, momentos en que se disfrutan las delicias del humor negro. La llegada de nuevos vecinos y continuas interrupciones de adorables entrometidos le obligarán a posponer los planes de irse al otro mundo.

El cineasta sueco Hannes Holm adapta el fenómeno editorial nórdico de Fredrik Backman sobre un carismático malencarado que guarda un pasado pleno de eventos extraordinarios y las circunstancias que lo han conducido por la vía de los malhumorados. En episodios de vida sabremos de su infancia, la vida estudiantil, el primer trabajo, una intensa historia de amor, el matrimonio y… la tragedia que le ha amargado.

En tiempos de superhéroes, ¿a quién podrían interesarle los avatares del habitante más insufrible del vecindario? Porque Ove (enarnado por el actor Rolf Lassgård) es el típico vecino irascible que salta a la menor falta a las normas de convivencia de los otros moradores; es el ojo vigilante de que la reja permanezca cerrada, los autos no circulen en lugares prohibidos y de que el bote de la basura permanezca cerrado. Parte de su dicha existancial es ser presidente de la junta vecinal y desconocer la amabilidad y las reglas elementales de cortesía.

Será un matrimonio migrante iraní quien lo reconcilie con la humanidad; en particular la accidentada amistad con Parvaneh (Bahar Pars), a quien parece no hacerle mella la agresiva coraza del huraño. El relato no brilla por su originalidad: desfilan lugares comunes sobre el insociable de al lado y su proceso de readaptación; evoca a filmes como Mejor… Imposible (1997, James L. Brooks) con Jack Nicholson como el arisco y obsesivo novelista experto en fastidiar la armonía del otro. O, más recientemente, El abuelo que saltó por la ventana y se largó (2014, Felix Herngren) cuyo nonagenario protagonista acumula experiencias insólitas que lo arrastran a la aventura.

Sin embargo, Un hombre muy gruñón resulta una gema en cuanto al equilibrio entre drama y comedia. Aunque bordea de manera continua el cliché, se detiene antes de caer para dar otro giro y envolvernos con encanto. Hannes Holm, autor de comedias como Los Andersson en Grecia (2012) conoce los tiempos del género y cómo activar sus resortes; en mucho ayuda la poderosa y cautivadora presencia de Rolf Lassgård (Después de la boda, 2006) quien hace del desagradable Ove, una magnífica y agridulce creación de un héroe de la gente común.

Rosalina Piñera

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Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.

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