La publicación del informe, lejos de tranquilizar a las víctimas, ha reavivado su dolor. En primer lugar, porque lo consideran incompleto. "Sólo analiza los casos que conocen de abusos sexuales infantiles por parte de algunos de sus miembros y concluye que se tratan de 175 casos en todo el mundo", destaca el ex sacerdote, quien añade que "sólo en México detectamos más de 100". Y puntualiza que existen al menos 220 casos en los Archivos Vaticanos que aparentemente no habrían sido incluidos en la investigación de los legionarios.
Por Jesús Bastante
Madrid, 24 de diciembre (ElDiario.es).– "Lo protegieron. Todos en la Santa Sede fueron cómplices". Alberto Athié, ex sacerdote y activista mexicano por los derechos humanos, fue uno de los primeros denunciantes del pederasta fundador de la Legión de Cristo, Marcial Maciel. Junto a otros denunciantes, como Félix Alarcón, José Barba o Fernando González, Athié sufrió los abusos y violaciones, físicas y psicológicas, de Maciel y de su organización, que el pasado sábado admitió en un informe que durante ocho décadas (desde 1941 a la actualidad) al menos 175 menores fueron abusados por parte de 33 clérigos de la Legión. El propio Maciel es señalado como el principal depredador: llegó a violar a más de 60 niños y niñas, algunos de los cuales acabaron convirtiéndose en sacerdotes, y en pederastas, en una brutal sucesión de horrores amparados por la organización y, según denuncian las víctimas, por las más altas esferas del Vaticano.
"La Congregación de Religiosos y otras congregaciones, la Secretaría de Estado vaticana, con el Cardenal Sodano, y el entonces Cardenal Ratzinger en Doctrina de la Fe lo protegieron, hasta que a Ratzinger –como Sumo Pontífice– no le quedó otra que, en 2006, 'invitarlo' a irse a su casa a hacer oración y penitencia. Pero Maciel murió en 2008 sin que lo tocaran". Así resume Athié las complicidades de la curia con el poderoso fundador de los Legionarios.
LAS CIFRAS DEL HORROR
La publicación del informe, lejos de tranquilizar a las víctimas, ha reavivado su dolor. En primer lugar, porque lo consideran incompleto. "Sólo analiza los casos que conocen de abusos sexuales infantiles por parte de algunos de sus miembros y concluye que se tratan de 175 casos en todo el mundo", destaca el ex sacerdote, quien añade que "sólo en México detectamos más de 100". Y puntualiza que existen al menos 220 casos en los Archivos Vaticanos que aparentemente no habrían sido incluidos en la investigación de los legionarios.
Estas cifras no desentonan con los datos que acaba de aportar el Nuncio en aquel país, Franco Coppola, que calcula que sólo en la última década se han investigado 426 casos de abusos a menores.
En el clero mexicano se han registrado 271 casos de pederastia, y se han abierto otros 155 procesos por otras faltas. "En total, ha habido en estos últimos 10 años 426 sacerdotes investigados; 173 procesos están todavía en curso, 253 han sido completados y 217 sacerdotes han sido dimitido del orden clerical", enumera Coppola.
"Maciel no sólo cometió actos moralmente aberrantes, sino auténticos delitos graves, y dañó estructuralmente a la congregación, valiéndose de sus relaciones para lograr sus objetivos de poder, a través de relaciones, dinero, vocaciones, etcétera", sostiene Athié, rotundo.
MARTÍNEZ, EL OTRO LEGIONARIO PEDERASTA PROTEGIDO
Para la víctima del pederasta Maciel, tanto este informe como el anterior sobre Fernando Martínez –otro legionario juzgado en la actualidad por decenas de abusos cometidos en México y Estados Unidos– "ponen en evidencia la incapacidad de la Legión" para atender esta problemática. "A Martínez, los legionarios lo cambiaban de espacio con niñas y niños cuando se le detectaban casos de abuso. Lo cambiaron a espacios similares en seis ocasiones, hasta que lo mandaron a Salamanca a atender niños y adolescentes. Y luego a Roma, donde se le tiene protegido, aunque no ejerza ningún ministerio".
"Los Legionarios no consideran que entre los datos que tienen y los que existen realmente, no sólo hay un número que les sobrepasa totalmente, sino que el problema como tal, aunque está incrustado en su identidad y estructura, los rebasa por todas partes... La Legión de Cristo no sabe ni tiene la capacidad de atender esa problemática porque, desde el principio, lo que le ha preocupado, no son las y los niños, sino el uso y manipulación de los mismos y de sus padres con fines de poder, como les enseñó su fundador...", finaliza el activista.
Tanto Athié como los primeros denunciantes no se van a quedar quietos. Así, como informa El País, ocho víctimas del sacerdote Marcial Maciel acudirán en enero a las autoridades mexicanas para exigir la reparación por los abusos cometidos por el fundador de los Legionarios de Cristo.
Las víctimas –la mayoría de ellas, personas mayores de ochenta años– acudirán a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) del Gobierno de México para que se pronuncie sobre estos casos de abuso y determine los grados de afectación de cara a lograr reparaciones por lo que consideran daños morales cometidos por Maciel.
México aprobó en 2012 una Ley General de Víctimas, que obliga al Estado a dar asistencia y protección y reparar a quienes hayan sufrido violaciones a sus derechos humanos o sean víctimas de violencia. Bajo ese paraguas legal es la CEAV, el organismo encargado de atender las denuncias, dar seguimiento a los casos y gestionar la reparación a las personas afectadas. Es por lo que quienes sufrieron atropellos del fundador de la Legión acudirán a esta instancia con la esperanza de que se reconozcan públicamente los abusos sufridos cuando eran niños y puedan hallar justicia.
Finalmente, el Arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia Episcopal mexicana, Rogelio Cabrera, lamentó que el informe de la Legión "llega tarde, incompleto y bajo sospecha de que no muestra el número real de abusos".
"Es una historia de silencio delictivo muy grave, de más de medio siglo, en el que aparecen los involucrados, las autoridades del Vaticano, los gobernantes que tuvieron conocimiento de esto, los mismos legionarios que no informaron, porque muchas víctimas son ellos mismos", subraya Cabrera. Y concluye: "Estoy seguro de que las víctimas no están conformes porque muchos de los delitos ya prescribieron gracias a ese silencio cómplice".
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