Ciudad de México, 24 de diciembre (SinEmbargo).- Para la mayoría de las personas dar regalos a sus seres queridos es un hecho estresante. Para los investigadores que estudian la psicología del consumidor, es una manera fascinante de aprender más sobre la naturaleza humana. ¿Qué tratan de decir con los regalos que dan? ¿Y cuál es el mensaje que interpretamos con los que recibimos? Desafortunadamente, la mayoría de las investigaciones muestran que las mejores intenciones no siempre derivan en buenos regalos. Aquí hay una pequeña mirada a estudios recientemente publicados que nos dan algunas pistas para dar los presentes menos terribles esta temporada de fiestas, o en cualquier momento del año.

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1. Dales lo que están pidiendo

Tener a alguien que te entregue una lista de las cosas que ellos quieren no parece ser el enfoque más reflexivo para la entrega de regalos, pero éstos probablemente serán más apreciados, según un estudio de 2011 publicado en el Journal of Experimental Social Psychology.

En un experimento, los participantes del estudio se les pidió que imaginaran ya sea dando una lista de deseos de regalos a su cónyuge o recibiendo una; en un experimento separado, se preguntó a los participantes acerca de alguna vez (en la vida real) que habían estado en la concesión o recepción final de un registro de bodas. En ambos escenarios, los destinatarios de regalo dijeron que deseaban que quien les dio se hubiera apegado a la lista; calificaron esos dones como más reflexivo y apreciadas que los artículos que se dan sin preguntar o pedir. Pero los donantes del regalo, por otro lado, adivinaron (incorrectamente) que sus operaciones fuera de la lista serían percibidos como más pensados y, como tal, más apreciados.

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2. No temas comprar lo mismo para varias personas

En un estudio publicado en abril en el Journal of Consumer Research, la profesora de Mercadotecnia de la Universidad de Cincinnati, Mary Steffel, encontró que cuando las personas pretenden comprar varios regalos para distintas personas al mismo tiempo, tienden a poner más énfasis en encontrar obsequios únicos para cada quien, incluso cuando esto lleva a hacer compras no del todo correctas, y cuando quienes lo recibirán no se conocen entre sí y no tenían manera de saber que se les había dado lo mismo.

Por ejemplo, se les pidió a los participantes elegir tarjetas de cumpleaños para dos amigos imaginarios llamados Rob y Pete, que no se conocían entre sí. En las imágenes que los investigadores proporcionaron, Rob estaba riendo, lo que sugiere que él tenía un mejor sentido del humor que Pete. Antes de comenzar este experimento, los investigadores pidieron a las personas calificar la comicidad de un conjunto de tarjetas de cumpleaños, en donde se leían frases como: “La felicidad es como hacer del baño en tus pantalones. Todo el mundo puede verlo, pero sólo tú puedes sentir su calor. Es tu cumpleaños, deja que la felicidad se vea”.

Las otras tarjetas tenían mensajes más sencillos, como “Feliz cumpleaños. Eres único”.

A los participantes se les dijo que podían dar a Rob y a Pete la misma tarjeta, pero tendían a dar la más divertida a Rob y la comparativamente aburrida, al pobre Pete. Esto sugiere, según dijeron los investigadores, que al tratar de encontrar un regalo personalizado para una persona, terminamos dando un regalo de segunda categoría a otra persona, si estamos tratando de comprar a los dos al mismo tiempo.

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3. Trata de imaginar lo que comprarían para sí mismos

A los voluntarios de un estudio se les pidió que se imaginaran comprando un DVD para dos de sus primas, que llamaron Sarah y Steph; ambas tienen como gusto principal las películas animadas, pero a Steph además le gustan las de Ciencia Ficción.

Se les proporcionó una lista de películas, incluida Up, la única de caricaturas en el listado, y les pidieron elegir de ahí un regalo para cada quien. Cuando les pidieron imaginar a las primas comprando una película para cada quien, la mayoría eligió Up para ambas; cuando no les dieron ningún aviso previo, sólo Sarah obtuvo el filme para niños.

Ponerse en los zapatos de la persona a la que regalarás puede parecer un consejo obvio, pero aparentemente no es el instinto natural al momento de tomar decisiones.

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4. No te excedas con el lujo

Nos gusta comprar regalos extravagantes, pero la mayoría de la gente realmente prefiere un regalo fácil, conveniente y útil, según un estudio publicado a principios de este año en el Journal of Consumer Research.

En un experimento, Ernest Baskin, un estudiante de doctorado en la Escuela de Administración de Yale, pidió a algunos participantes a imaginar la compra de un software de edición de fotos para un ser querido, y otros a imaginar que lo recibe como regalo. Dada la posibilidad de elegir entre un software de mayor calidad, pero más difícil de usar y otro que era de calidad inferior, pero más fácil de usar, los donantes del regalo tienden a ir por la calidad; quienes se imaginaron recibiéndolo, por otro lado, sólo querían el que era más fácil de usar.

Los investigadores encontraron resultados similares cuando se preguntó a los participantes imaginar que compraban o recibían un certificado de regalo para un restaurante que estaba altamente estimado, pero a una hora de distancia, frente a un certificado para un restaurante menos querido, pero ubicado a sólo cinco minutos, en donde una vez más, la conveniencia venció a la calidad.

La lección: No compres para las personas presentes que podrían llegar a ser una faena.

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5. La intención es la que cuenta, pero no olvides mencionarla

Como parte de un estudio de 2012 publicado en el Journal of Experimental Psychologym, cuando alguien recibe un regalo extraño y no deseado, como una pequeña regla de madera salida de la tienda de un museo, lo valoraron como más deseable cuando se les dijo que estuvo pensado especialmente para ellos.

Un regalo raro no parece tan malo cuando entiendes que quien te lo dio por lo menos trató de ser considerado y reflexionó sobre él.

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6. No empareje un regalo grande con uno pequeño

Algunas personas gustan de dar un regalo doble a sus seres queridos, uno de ellos más costoso o grande y otro como un libro o unos boletos baratos para un concierto, pero en un documento publicado en el Journal of Consumer Research en 2012, por Kimberlee Weaver del Tecnológico de Virginia, sugiere que cuando se hace eso se están socavando los propios presentes.

El estudio de Weaver estuvo diseñado para los vendedores, pero cualquiera puede aprender algo sobre él.

Le pidió a los participantes que prepararan un paquete para que un iPod Touch luciera más valioso. ¿Un iPod y una cubierta gratis parecería más caro, o el reproductor, la funda y además una canción para descargar gratis? La mayoría de los sujetos eligieron el segundo combo.

Sin embargo, para un grupo separado de voluntarios que se imaginaron comprando dicho iPod, la canción gratis parecía abaratar el dispositivo, pues dijeron que por el paquete sin la descarga pagarían en promedio 242 dólares, mientras que por el que incluía la melodía darían $176.

Los artículos impresionantes, parecen más impresionantes cuando se presentan solos.

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7. Cuando dudes, recurre al dinero en efectivo

El mismo estudio del 2011 mencionado también en el primer punto, co escrito por la profesora Francesca Gino de la Escuela de Negocios de Harvard y Frank Flynn de la Universidad de Standford, reveló el regalo que todos quieren, aun cuando no lo piden explícitamente: dinero.

Los participantes hicieron listas que incluían regalos de alrededor de 15 dólares, y los investigadores les pidieron imaginarse recibiendo un regalo de dicha lista, un artículo no solicitado o los 15 billetes en efectivo. Y resultó que eligieron el efectivo por encima de lo demás.

A otro grupo de voluntarios se les pidió que tomaran el rol de quien da el regalo bajo el mismo escenario, y les preguntaron cuál creían sería el presente más apreciado. La mayoría dijo que el efectivo sería lo peor recibido, y adivinaron mal.

Así que si estás totalmente perdido, dale a las personas lo que quieren…y probablemente querrán dinero.