EL SANTOS Y LA TETONA SE ENFRENTARÁN EN EL CINE

24/11/2012 - 12:00 am

Ahora, La Tetona Mendoza twittea y El Santos le hace al Facebook. Evolucionaron. Tanto, que de la popular tira de la prensa han saltado a la pantalla grande. Jis y Trino, sus creadores, explican por qué

José Trinidad Camacho (Trino) y José Ignacio Solórzano (Jis) ante la lente de Antonio Cruz.

José Ignacio Solórzano (JIS) y José Trinidad Camacho (Trino) se han vuelto unos expertos en las redes sociales. Si hace una década, los célebres moneros versaban con tono de especialista sobre temas diversos y poco relevantes -aunque siempre luminosos en su discurso- como la posición del Atlas en el futbol mexicano o el último descubrimiento en la música electrónica, de un tiempo a esta parte nuestros buenos muchachos dicen cosas raras como “campaña viral” o hacen análisis sociológicos que en su voz resultan irrebatibles: los twitteros son cocainómanos y los facebookeros, pachecos.

Así las cosas, no llama la atención que estos cincuentones modernos, muy adaptables al devenir de los tiempos, hayan elegido a los internautas como principal objeto de promoción de un proyecto que los ha vuelto a juntar frente a la mesa de dibujo: el libro del Santos sobre la película del Santos y su déspota y curvilínea jefa, La Tetona Mendoza.

Entre los escasos privilegios que suele tener una humilde escriba, no fue poca cosa prologar el susodicho y pintar a nuestros moneros favoritos como reyes muy satisfechos de sí mismos, diciendo cosas como:

Desde una esquina en la colonia más popular de Tapatilandia, ahítos de caguamas heladas y humos dulces de alguna hierba fresca del Oriente, aprendieron a bailar con la más fea poniéndole unas chichis descomunales y creando con el cerebro quemado del antihéroe de sus descontentos una filosofía extraordinaria y ordinaria, muy a tono con nuestras alegorías esenciales.

Después de todo, entre un volcánico Malcolm Lowry, regiones más transparentes, tantos laberintos y tantas soledades, ya había habido demasiados pensamientos sesudos en torno a “lo mexicano”, con esa tendencia a la solemnidad azotada con que se permite que otros nos definan y a la que tanto nos ¿gusta?, adscribirnos, tal vez de puro flojos o quizás porque cuando finalmente nos dieron nuestra Barbie, estaba más fea que La Tetona y se reía a cada rato, bien mensa.

Hasta ahí el autoplagio. El resto es información pura y dura: el 30 de noviembre llega a las mejores salas mexicanas El Santos vs.La Tetona Mendoza, un filme de Alejandro Lozano (Matando cabos) protagonizado por Daniel Giménez Cacho y Regina Orozco, la emblemática pareja de actores que diera vida a Rojo carmesí, de Arturo Ripstein.

José María Yázpik como El Peyote asesino, Demián, Odiseo y Bruno Bichir como los cerditos Gutiérrez y hasta el director de cine Guillermo del Toro, quien da voz a El Gamborimbo Ponx, integran un elenco estelar, de esos que sólo Jis y Trino pueden convocar y, al parecer, según declaraciones a la prensa de la productora Lynn Fainchtein, por poco, magro, sueldo.

Giménez Cacho, que ha sido el actor mimado de cineastas geniales como Arturo Ripstein, Agustí Villaronga y Pedro Almodóvar, entre otros, se encuentra muy cómodo en el protagónico de un filme en el que quería estar “a fuerzas”, aunque fuera haciendo un papel pequeñito.

La verdad es que escucharlo en los dos trailers que ya se han dado a conocer estremece hasta las lágrimas. ¿Quién mejor que Daniel, un artista inclaudicable y uno de nuestros actores más osados y propositivos, para ponerse en la piel del impresentable Santos?

La película, una de las más esperadas al final de este año en que se iba a acabar el mundo, vivió tiempos de zozobra, probando guionistas y aclimatándose a esos tiempos fascinantes del cine: un día, calma chicha; al otro, una tormenta que promete arrasarlo todo.

Pero, ya está. El filme del Santos es una realidad morigerada y/o atenuada sólo en apariencia por la moral pacata y de doble sentido que aún reina en las oscuras oficinas ministeriales: la Tetona no puede ser una señora de chichis turgentes, sino una muchacha frondosa o exuberante. Las palabras, se sabe, todavía tienen alguna carga diabólica que sólo detecta el chip de los censores y, en ese sentido, estamos frente a una película tetona, es decir, frondosa.

En un reportaje reciente, realizado por el periodista Gerardo Ruiz para la revista GENTE, el director de Sin Embargo MX, Jorge Zepeda Patterson, destacaba la sencillez que aún define a nuestros moneros favoritos. Como que eso de la fama y la celebridad no va con estos tipos a todo dar y a todo recibir que caminan por los campos minados de la realidad mexicana, recibiendo afecto, aplausos, hasta piropos, lo que en su caso constituye un verdadero milagro.

Por eso, porque han hecho posible lo imposible: ser populares pero no populistas; vivir de lo que hacen haciendo como que no hacen nada; asumir sus respectivos y exuberantes (por usar un vocablo que le queda mejor a la Mendoza) talentos sin por ello sentirse con derecho a tratar al prójimo con desdén, es de esperar que El Santos vs. La señora que lleva todo por delante tenga éxito y les permita a estos dos artistas entrañables hacer una segunda, una tercera parte…una saga, ya que estamos.

A lo largo de estos años muchas cosas hemos dicho de Jis y Trino, pero nunca nos habíamos animado a llamarlos empáticos. Ellos sabrán perdonar el neologismo y entender que su uso tiene la única motivación de destacar lo obvio: si ellos ganan, ganamos todos. Así de mucho y así de cerca queremos a estos canijos. Es esa empatía lo que nos vuelve tan cursis y sentimentales, para gritar en su honor y con sed verdadera: ¡Viva Jis! ¡Viva Trino!

LO IMPOSIBLE VUELTO POSIBLE

¿Pensaron que este proyecto, esta película, iba a llegar a concretarse finalmente o en el medio dudaron bastante?

– (JIS) La verdad es que vivimos muchos procesos de estancamiento.

– (TRINO) Sobre todo con los guiones, cuando estábamos en proceso de buscar un guionista que no aparecía. Veníamos a unas juntas mortales, después de la hora de la comida, a la oficina de Daniel Birman (uno de los productores)  y con los guionistas mirándonos como diciendo: ¡Ya!.

– (JIS) Sí, son recuerdos fantasmagóricos, fue como dar vueltas en círculos y ya no sé bien en cuál vuelta fue qué cosa, todas son memorias borrosas, yo que me sirvo café, alguien que lee un guión posible…

– Valió la pena esperar, ¿verdad?

– (TRINO) Todo el proceso ha tenido un ritmo semi-lento. Cuando empezamos a hablar con Lynn (Fainchtein) en el 99 y luego en el 2002 para ya levantar el proyecto, ella nos decía: esto nos llevará tres años. En realidad, desde entonces hasta ahora, ha pasado una década. Ahora bien, si no hubiera tardado todo ese tiempo, ahora no contaríamos con la colaboración de Ánima Estudios ni con tantas cosas que la película fue logrando a medida que se iba haciendo. Esa lentitud era necesaria. No había que hacer la película a huevo, ni forzar nada.

¿Qué tiene la película de extraordinario?

– (JIS) Por empezar, tiene al Santos. Aquellos que están familiarizados con el personaje van a salir satisfechos porque se mantiene el espíritu pacheco, cochinón e infantiloide del personaje. Claro que no faltará el fan más hardcore que va a decir que el Santos se ha vuelto fresa o que por qué elegimos a algunas estrellas del cine para las voces, que ya nos estamos aburguesando, etc.etc.

– (TRINO) Nos referimos al ala ultra de los fans, entre los cuales hay o debe de haber parientes que se dedican a los doblajes, porque ya nos empezaron a mandar mensajes diciéndonos que contratemos a gente del doblaje de verdad y no a actores o figuras conocidas del espectáculo. Te quedas un poco pasmado preguntándote a quién debes hacerle caso, si a ellos o a tus productores.

Bueno, supongo que nadie ha puesto pegas con respecto a Daniel Giménez Cacho, pero tienen que reconocer que el casting es al menos raro, Julieta Venegas, Guillermo del Toro…

– (TRINO) Pero Guillermo del Toro es un actor extraordinario. Todavía me acuerdo de él con las obras que hacía en el Instituto de Ciencias. Mucha gente que participó haciendo las voces tuvo que repetir, en cambio él, como Gamborimbo Ponx, se la aventó a la primera. Con el que tuvimos serios problemas fue con Cheez Marín. No podía por ejemplo decir la palabra “febrero”. Las malas palabras le salían chingonas, pero hablar de corridito le costaba mucho.

¿Y por qué invitarlo?

– (TRINO) Es que Cheez Marín es un ícono de los pachecos en Estados Unidos, es además un símbolo de los chicanos y queríamos que el Charro Negro no fuera Vicente Fernández, sino un charro que se fue a Los Ángeles y regresó hablando pocho.

– Y ahora que pronto se estrenará la película y sacaron el libro, ¿qué van a decir cuando todos los periodistas empecemos a hacerles preguntas en torno al valor sociológico y cultural del personaje, etc…?

– (JIS) Eso siempre me da mucho miedo, pues mi visión al respecto no es amplia, nunca abarca el costado político o social del asunto. Mi ámbito es más íntimo y el modo en que me relaciono con el Santos es psicológica no política o sociológica.

Bueno, pero cierto balance quizás sea posible, teniendo en cuenta que el personaje ha pervivido durante 20 años… Ahora regresa, cuando regresa el PRI…

– Sí, vuelve con el PRI y había nacido con el PRI. ¡Vuelven el PRI y el Santos! Creo que hay una generación pequeña que conoció al Santos de primera mano, es la misma que comenzó a pasarle los libros a sus hermanos más chicos o los mismos papás que le muestran el Santos a sus hijos ya crecidos. Pero ese grupo es muy cerrado. La película tiene, junto con la colección de todos los libros que acabamos de sacar, el firme propósito de llegar a un montón de personas que podríamos llamar “vírgenes del Santos”. A partir de la película, mucha gente va a empezar a leer al Santos. Tenemos un público ya ganado, pero también ganaremos a un gran público nuevo. Ahora estamos en la lucha de que nos reconozcan la categoría de B 15. Obviamente es para mayores de 15 por todas las cosas que hemos visto en filmes como Ted o ¿Qué pasó ayer?, o sea, meten coca adentro de un burro y es para “Adolescente y Adultos, en cualquier película de Meryl Streep y Steve Martin sacan un churro y fuman y es B15. En cuanto a la Tetona Mendoza, fuimos nosotros los que decidimos llamarla voluptuosa, porque el gerente del cine de Celaya no va a querer poner el póster si le dejamos Tetona. En la película no hay censura de nada. Las chichis se mueven de un lado a otro…

– (JIS) Sí, es un gran trabajo de animación: el gran movimiento de las chichis de la Tetona. Lo que va a pasar si le ponen clasificación para mayores de 18, es que va a haber jornadas de protestas de miles y miles de adolescentes puñeteros…

– (TRINO) Cuando hacíamos la tira en La Jornada en 1989, que muchos papás agarraban la página de historietas para que los niños no la vieran. Ahora estamos haciendo lo mismo pero en otro medio. Preservar al Santos de la vista de los niños y no censurarla para los que estén en edad de verlo.

¿Cómo ha funcionado el papel de la censura a lo largo de su carrera?

– (JIS) Bueno, la censura en nuestra carrera ha sido una señora veleidosa, cambiante, a veces depende no de un estado oficial de las cosas, sino del humor del funcionario de turno.

¿Eso produjo autocensura en ustedes?

– (TRINO) No, para nada. Mucho menos para la película.

– (JIS) En La Jornada ayudó mucho la figura de Carlos Payán, quien constantemente nos pedía que no nos censuráramos, que fuéramos todo lo libres que quisiéramos. Nos dio un consejo buenísimo: si va a haber alguna censura en la tira la voy a hacer yo, no la hagan ustedes.

– (TRINO) Y lo que pasó luego en La Jornada es que cuando se fue Carlos Payán y llegó Carmen Lira, ella consideró que la tira era misógina, que la Tetona Mendoza estaba hecha para que los otros cabrones se burlaran de ella, dijo: no me gusta, y la quitó. La verdad es que hoy ni Milenio, ni El Universal, ni Reforma, publicarían la tira del Santos. No hay un periódico donde pueda salir el personaje. No ha cambiado un ápice la idea de mucha gente con respecto al Santos. Ojalá volviera Carlos Payán a La Jornada.

Pero son los editores los que no han cambiado, la gente sí…

– (TRINO) Por supuesto, ves en televisión abierta programas tan vulgares como Miembros al aire y esas cosas…El Santos no es vulgar. Quiero pensar que es grosero, guarro, pero se trata de una tira que habla de ciertas cosas y las maneja con un humor pensante, no es sólo una tira de malas palabras, como mucha gente cree.

Bueno, también es cierto que el Santos tiene una forma muy avanzada de ver a la mujer…

– (TRINO) –risas- Bueno, persiste esa idea de que la enemiga del Santos es una mujer y la película trata de eso: de cómo la Tetona se aprovecha de su poder y vence al pobre superhéroe. El Santos no es de buen corazón, simplemente es un atascado esquizofrénico, bastante macho, un hijo de la chingada, medio gay, todo puede tener el personaje, concentra todas las debilidades de un ser humano.

¿El mexicano medio es un héroe circunstancial o cuando se propone hacer algo bien, le sale bien?

– (TRINO) Lo veo como en el caso del Chicharito, que no es un buen jugador, pero está ahí y lo hace bien. Lo único que ha trascendido del Chicharito es que se ha podido ir a Inglaterra y no extraña las tortas ahogadas. No es el típico jugador que sólo juega bien entre los suyos y cuando llega a otro país ya no entiende nada y está como asustado. El Santos, en cambio, es como el Jamaicón Villegas, que llora cuando le faltan sus mariachis.

– ¿El Santos entonces no ha evolucionado?

– (JIS) Para bien y para mal parece que quedó perennemente como un inmaduro, no se ha civilizado…

– ¿Ha incorporado las nuevas tecnologías?

– (TRINO) Sí, el Santos facebookea y la Tetona, twittea. La Tetona, además, ha aparecido como edecán en un debate y hemos hecho otra promoción viral donde El Peyote le saca las chichis y se las pone al Santos. En Twitter es donde están los trolls, te chingan y te chingan con pequeñas frases. Así se las gastan estos personajes.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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