“EN POLÍTICA, MI SECRETO ES AGUANTAR”

24/10/2011 - 12:00 am

“Hoy tengo la oportunidad de ser candidata al gobierno del Distrito Federal y estoy dando la batalla. Sé que  varios aspiran a ese cargo por parte del PAN, pero también estoy en esa lista. Tengo trabajo político por casi 19 años”, así se presenta la panista Mariana Gómez del Campo Gurza, quien no oculta su deseo de ser quien, a partir de 2012, sea quien despache en el vetusto edificio del Ayuntamiento en el Zócalo capitalino.

Apenas comienza la entrevista, y la actual coordinadora de la bancada panista en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) destaca que para conseguir la candidatura del blanquiazul al GDF tiene varios puntos a su favor; también, agregaríamos, tiene muchos otros en contra.

A favor, la diputada tiene la fama de ser una mujer perseverante y tenaz. Desde 1994 acompañaba a su madre en los mítines del entonces candidato a la presidencia, Diego Fernández de Cevallos. Asimismo apoyó a otros aspirantes como Carlos Castillo Peraza, quien en 1997 buscara el mismo puesto público que ahora persigue Gómez del Campo: la Jefatura de Gobierno de la capital del país.

Fue, además, diputada suplente de Miguel Ángel Toscano; secretaria particular de José Luis Luege Tamargo, cuando era dirigente del PAN en el DF. Y parece que Mariana Gómez del Campo emula los pasos de quienes fueron sus jefes y mentores políticos, porque además de desempeñarse en acciones juveniles por parte de su partido, en 2003 ocupó por primera vez su curul como diputada local en la ALDF. En 2007, la joven política, la misma que boteaba en las casetas de las autopistas, cuando Manuel J. Clouthier buscaba la silla presidencial, se convirtió en la presidenta del PAN en la Ciudad de México.

Ahora, en medio de una sesión legislativa, la aspirante a la jefatura del Gobierno del DF, destaca sus propuestas y compromisos con el DF.

Sin embargo, tampoco hay que pasar por alto algunos de puntos flacos de la joven diputada. Sus detractores aseguran que si Mariana Gómez del Campo Gurza ha llegado tan alto, es gracias a sus vínculos familiares. Por ejemplo: es prima de la primera dama del país, Margarita Zavala. Se dice también, que con su poder ha colocado a familiares y allegados a la panista en puestos públicos. Una mácula en su joven carrera política se dio en medio de una red de corrupción, en las entrañas de las Secretaría  de la Reforma Agraria, donde un funcionario de alto rango favorecía a familiares de Gómez del Campo. Varios nombres de amigos, colaboradores y familiares salieron a la luz, muchos de ellos con puestos importantes en el Instituto de la Juventud (Imjuve).

Es considerada una mujer conservadora, fiel a las doctrinas del PAN. Temas como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el cambio de identidad de género, la legalización de la droga, entre otros tantos temas, son un NO rotundo en las decisiones políticas de la diputada local.

“En todo momento me he manifestado a favor de la vida, desde la concepción. Pero estoy convencida de que no se le debe criminalizar a la mujer”, afirma en esta cita.

 

–Aunque estas leyes ya existen. ¿De qué manera trabajaría con la sociedad del DF si su postura es contra estas leyes?

–De entrada soy muy respetuosa con los Tres Poderes de la Unión. Cuando se aprobaron esas leyes, le tocó al Legislativo. En este caso, ya no le toca al Ejecutivo. Como Jefa de Gobierno impulsaría la cultura de la prevención y a tener mujeres informadas en nuestra capital. En su momento, cuando me tocó participar en el Legislativo dejé clara mi posición, pero soy respetuosa de las minorías.

 

–¿En verdad le parecen minorías?

–Sí, son grupos minoritarios, honestamente.

 

–Para algunos, usted representa un retroceso en las libertades civiles de los capitalinos, ¿qué opinión le merece?

–Respeto a los que opinan esto. Pero no es así. Insisto, soy respetuosa de los Tres Poderes. Dejar que el Legislativo haga su trabajo. No como lo hace el actual Jefe de Gobierno: se mete en todo lo que hace la ALDF.

 

La postura de Mariana Gómez del Campo va a acorde con su vida privada. Por supuesto, no habla de su intimidad, pero de ella se sabe que pertenece a una familia proclive al panismo, que tiene 10 hermanos, que estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Anáhuac, que cree en el amor y en la familia; es católica, por lo que su mundo combina a perfección con su postura política.

 

A favor de la vida

Mariana Gómez del Campo está contra de que las personas del mismo sexo adopten. “Los niños también tienen derecho”, argumenta. Se le pide que profundice, pero ella se va por otros temas, no entra en controversia. Ella, que antaño tuviera una participación activa desde el PAN con los jóvenes, impulsaría más espacios deportivos, centros recreativos, “que los jóvenes tengan la oportunidad de divertirse de una manera sana”. Se le pregunta sobre la anticoncepción, sobre la violencia en el noviazgo. Dice SÍ a todo aquello que hable sobre la prevención. Lamenta que en la Ciudad de México, no haya “una política de prevención… en salud, en delincuencia”.

Es imposible no hablar sobre los jóvenes y las drogas. Las adicciones, la criminalización por parte de la justicia a chicos que son adictos o que en algún momento hayan consumido estupefacientes. La aspirante al gobierno capitalino está de acuerdo en que “hay que entrarle por el lado de la salud pública”.

Tampoco se puede pasar por alto el tema del narcotráfico y el crimen organizado. Como Jefa de Gobierno, Mariana Gómez del Campo afirma que no dudaría en respaldar la “guerra” que Felipe Calderón Hinojosa emprendió, desde el inicio de su sexenio, contra los cárteles de la droga.

 

–En ese mismo supuesto, como Jefa de Gobierno, viéndose al frente de una ciudad complejísima, ¿qué medidas tomaría?

–Para combatir el crimen organizado en esta ciudad, necesitamos acabar con las narcotienditas y el narcomenudeo. El actual gobierno del DF no le ha entrado de lleno al tema.

 

–¿Por qué será?

–Porque no quieren conflictos. Prefieren no entrarle de lleno contra el narcomenudeo. Todos sabemos dónde están las narcotienditas. Todos hemos denunciado en qué escuela se vende droga, pero no pasa nada. Necesitamos entrarle al tema para que las drogas no afecten a los niños, a las mujeres. Fortalecer las 16 delegaciones políticas. Que tengamos ciudadanos más informados. Policías más eficientes, bien remunerados. Yo siempre he pensado que un policía mal remunerado, caerá en un círculo de corrupción. Hay que profesionalizar los cuerpos policíacos.

 

–¿Apoya la guerra contra el narco? –Se lo pregunto, al tiempo que la diputada trenza los brazos y se echa un poco hacia atrás.

–Respaldo al presidente Calderón en su lucha contra el narco. Es un presidente valiente, que ha hecho su trabajo, que da la batalla, que desmantela lo que se dejó crecer en México durante décadas. El presidente Calderón trabaja en ello. Lo vemos con los resultados en la televisión (sic), cada vez que detienen a una banda de secuestradores, de narcotraficantes…

 

–Y más de 50 mil muertos, miles de desparecidos, hogares destruidos…

–Desafortunadamente va de la mano. Lo mejor sería que no hubiera ni un solo muerto… Sería lo ideal.

 

–Entonces, ¿cómo entender el derecho a la vida, del que usted habla, si dentro de este fuego cruzado hay víctimas, hay muertos? ¿Le parece poco?

–Es un tema complicado. Habría que ver lo que sucedió en Colombia. Cuántos años pasaron para que disminuyera la delincuencia, para combatir el narcotráfico. El caso de Colombia es muy similar al que pasa en México. Desearíamos que no hubiera ni una sola muerte.

 

–Pero las hay… ¿Vale la pena esta guerra?

–Nunca desearía que muriera gente. Digo, se está siendo un esfuerzo importante. Se está dando una batalla. Y por supuesto que vale la pena; si no, no estaría dándose la batalla.

 

Es tajante al momento de hablar sobre las drogas. La diputada, en caso de ser la Jefa de Gobierno, no las legalizaría ni de broma. Se reuniría con expertos. Escucharía todas las voces. Se le pregunta sobre la poca evidencia científica que los políticos tienen acerca las drogas, la falta de información por parte del sector salud y la criminalización de personas que son adictas. La joven diputada no quita el dedo del renglón: “Hay que hablar con los expertos”, afirma.

Como Jefa del Gobierno le tocaría revisar estos temas, le digo. Ella acepta con la cabeza.

–¿Militarizaría la capital?

–No, esperemos no llegar a tanto. Entre mejor estemos educados e informados estemos mejor, eso no pasará.

 

–Entonces, ¿por qué tomar una postura frente a las drogas, si ustedes desconocen o carecen de evidencia científica?

–Sí, hay muy poca información. Pero el tema de las drogas hay que entrarle por el lado de la salud pública, sobre todo en el pequeño consumo –y da fin a un tema donde, es evidente, no se siente cómoda.

 

La política… ¿y la mujer?

Volviendo al principio. Ya está dicho que entre los puntos fuertes de Mariana Gómez del Campo están su perseverancia y tenacidad. También su astucia y una notable fidelidad a su partido, el PAN. Sentarse al lado de la diputada, en plena sesión legislativa, mientras habla sobre estos temas, mientras aprieta un botón que sintetiza su voto, es una experiencia diferente a platicar con ella fuera de su trabajo. Le preocupa su imagen. Impide que el fotógrafo le dispare el flash. Su asistente, Laura, está al pendiente de todo. Graba la entrevista. Cada pregunta y respuesta. Desde luego, Mariana también sabe de medios, sabe responder… y sabe esquivar.

La joven Mariana ha aprendido a moverse en la pantanosa política mexicana. Sabe que cualquier paso en falso puede ser mortal. Con 19 años de embates, difamaciones y también de señalamientos –algunos de ellos documentados– hacia su desempeño como funcionaria pública, ha desarrollado grandes habilidades. Su experiencia y su carrera muestran que donde pone el ojo, pone la bala. Lo que más destaca es que su partido, a diferencia de otros considerados de izquierda, pueda postular, tanto a nivel federal como local, a mujeres para puestos importantes. Ella, por ejemplo. Gabriela Cuevas, también. El caso de Josefina Vázquez Mota…

 

–¿No le parece extraño que en el PAN aumente el número de mujeres aspirantes?

–El PAN es un partido político que da muchas oportunidades a las mujeres que optamos libre y voluntariamente por participar en la política. Con el paso de los años, nos hemos ido abriendo oportunidades de participación activa. En mi partido si se le apoya a una mujer es porque trabajó, porque se lo ganó.

 

–Además de los ataques políticos, ¿ha sufrido misoginia? ¿La discriminaron por ser mujer?

–Claro que en muchos lados hay misoginia. Puede haber envidias, malas vibras. Pero siempre he trabajado. Muestro resultados. Además, aguanto mucho.

 

–¿Ser mujer le ha costado para llegar a donde está?

–Sí, además de que cuando una es mujer se cuentan muchas leyendas, sobre todo al momento de ocupar un espacio público. En todos lados hay misoginia… Yo aguanto –insiste.

 

–¿Y dentro de su partido ha aguantado? ¿Ha recibido discriminación en el PAN?

–Sí, pero es complicado. Yo creo que me pesó más ser joven que ser mujer. Pero esa etapa ya pasó –Lo dice ufana–. A lo mejor algunas compañeras sí han sufrido mucho más, dentro de mi partido… y en otros lados.

 

–¿Cómo aprende a sopesar las críticas?

–Dejándolas pasar –Ríe–. Soy una persona a la que le gusta el diálogo. Me gusta sumar. Yo aguanto… yo aguanto.

 

 

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