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Alejandro Calvillo

24/09/2019 - 12:04 am

Una infancia hiperdulce, una muerte más temprana

La generación de estos niños mexicanos será la primera que vivirá menos que sus padres, y solamente por una razón, por lo que come.

La generación de estos niños mexicanos será la primera que vivirá menos que sus padres, y solamente por una razón, por lo que come. Foto: Moisés  Pablo, Cuartoscuro.

La infancia en México es hiperdulce. No sólo los dulces para los niños como un premio, las bebidas con que se hidratan son dulces, los yogurts son dulces, los cereales son dulces, sus néctares son dulces, las lechitas son dulces y los refrescos, los refrescos son los reyes del dulce, dulce a tragos a cada rato.

Alrededor de sus casas, en los barrios de las clases medias y bajas urbanas, en las poblaciones rurales, lo que se encuentra en las tienditas que pululan en cada cuadra, son refrescos, panecillos dulces, bebidas lácteas dulces, dulces, dulces con chile, dulces con altas concentraciones de acidulantes. Y también botanas, con altas concentraciones de sal y grasas.

La generación de estos niños mexicanos será la primera que vivirá menos que sus padres, y solamente por una razón, por lo que come. Convertidos en los mayores consumidores de comida ultraprocesada y bebidas endulzadas en América Latina, los mexicanos presentamos uno de los mayores índices de sobrepeso y obesidad en el mundo y la mayor incidencia de muertes por diabetes, entre las naciones con alta población.

Se proyecta que uno de cada dos niños nacidos a partir de 2010 en México va a desarrollar diabetes a lo largo de su vida. No sólo la diabetes tipo 2, llamada anteriormente la diabetes del adulto, ahora se presenta en edades cada vez más tempranas, el hígado graso se está presentando ya en niños.

El doctor Abelardo Ávila del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición ha advertido el tsunami que representa el hígado graso que empieza a aparecer cada vez más frecuentemente en niños. El fenómeno ya ha llamado la atención en la Universidad del Sur de California y el Hospital Infantil de Los Ángeles, de manera especial, entre la población latina. Esta Universidad está desarrollando un estudio de intervención que elimina el azúcar de la dieta con el fin de reducir la tasa de obesidad y diabetes en niños, y que ahora lo ha extendido a los casos de hígado graso en menores.

La Clínica de Obesidad del Hospital Infantil de México advierte la dificultad de combatir la obesidad en los niños, indica que solamente ha registrado resultado en menos del 6 por ciento de la población que ha tratado. Revertir la obesidad es una de las tareas más difíciles. El doctor Salvador Villalpando, que ha estado al frente de esta clínica advierte que hay un problema de adicción en la obesidad.

Mientras tanto, la población en general vive en una ignorancia profunda sobre el alto contenido de azúcar en la mayoría de los productos ultraprocesados que consume, que da a sus hijos. Esta ignorancia es el fruto del ocultamiento de la gran industria sobre las características y riesgos que representan sus productos. ¿Cuándo la población mexicana, que llegó a ser la mayor consumidora de refrescos en el mundo, ha tenido información sobre la cantidad de azúcar que hay en los refrescos que consume?. Una información entendible y útil, por ejemplo, sobre cuántas cucharadas de azúcar hay en una botella de 600 mililitros. Si se enteró fue por una campaña de una organización de la sociedad civil, no por la industria, no por campañas del Gobierno.

El efecto de un alto consumo de azúcar en niños es similar al que puede tener el alto consumo de alcohol en un adulto y esto se observa en el hígado graso, en la llamada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) que se puede desarrollar y llevar a la insuficiencia hepática y el cáncer de hígado. Esta es ahora la principal causa de trasplantes de hígado en adultos jóvenes.

En México faltan estudios poblacionales para determinar la magnitud de la incidencia del hígado graso por el deterioro de la alimentación, pero los datos de Estados Unidos sirven de indicador: 1 de cada 4 estadounidenses presenta hígado graso y es mayor entre la población de origen mexicano y cetroamericana. Un estudio extenso en Dallas registró que el 45 por ciento de esta última población presenta hígado graso.

El hábito o adicción a lo dulce es una de las principales causas del deterioro grave de nuestra alimentación. Y no se trata solamente  del azúcar de caña, al parecer juega un papel todavía más grave el Jarabe de Maíz de Alta Fructuosa con el cual se ha sustituido gran parte del azúcar de caña en los alimentos y bebidas ultraprocesadas. La razón de esta sustitución es el bajo precio de este ingrediente gracias a los altos subsidios que existen en Estados Unidos a la producción de maíz. La industria siempre busca los insumos más baratos al tiempo que tiene por objetivo que cada vez más se consuman sus productos, sin importar los efectos.

Y sumado a lo anterior, los edulcorantes no calóricos que se utilizan para sustituir los azúcares en los llamados productos light y, ahora, en una amplia gama de productos, muchos de ellos dirigidos a los niños (cereales, yogurts, bebidas,etc) , generan, mantienen y potencian el gusto a lo dulce, además de representar otros riesgos a la salud.

La Secretaría de Salud ha anunciado el establecimiento de un verdadero etiquetado frontal que advierta al consumidor cuando un producto es alto o exceda las recomendaciones de azúcar. grasas saturadas, sodio, calorías. Un etiquetado sencillo, que hasta los niños entiendan. Este sería un primer paso importante. Tendrá que acompañarse de la regulación de la publicidad, que estos productos que no son recomendables para la infancia no puedan utilizar ningún personaje, regalo, promoción, etcétera, que atraiga la atención de los niños. Y el Gobierno tendrá que lograr la implementación de la regulación estricta de los alimentos y bebidas en las escuelas.

En el sexenio de Peña Nieto vivimos una gran simulación en etiquetado, publicidad y escuelas, una simulación surgida del contubernio entre el Gobierno y la industria, un contubernio plenamente documentado. Este tipo de simulaciones agudizan una situación catastrófica, una emergencia epidemiológica que vive el país en obesidad y diabetes. Es decir, la simulación tiene como consecuencia enfermedad y muerte.

Empecemos con “Etiquetado Claros Ya”.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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