Por Raúl Garrido
Ciudad de México, 24 de agosto (SinEmbargo/juanfutbol).– Hay cuatro países en el mundo donde el futbol se vive sin igual en las gradas: Inglaterra, Italia, Turquía y Argentina, este último, el único del continente americano. La pasión de los argentinos por el deporte más hermoso del mundo es inigualable, una mezcla perfecta entre lo inglés, lo italiano y lo latino: Color, pasión y ritmo. El 95% de la sociedad argentina es pambolera desde la cuna, es difícil encontrar a quienes no les guste el deporte de la redonda, pero de que los hay los hay… Quizá Julio Cortazar, quien era fanático del box pero hasta en sus textos hace referencias al futbol, aunque sea mínima como en Rayuela. Otro, el gran Jorge Luis Borges, quien nunca disfruto del juego, aunque un mito lo pone como hincha de Newell’s Old Boys.
Pero, ¿habría hinchado alguna vez, Borges, por la Lepra? ¿De dónde sale este mito? ¿Por qué Newell’s y no Central; por qué no eligió a Boca o a River? ¿Alguien se imagina a un joven Borges emocionado gritando un gol o alentando a sus jugadores? Todo es parte del mito, quizá es por lo inimaginable que resulta el que a un argentino no le guste dicho deporte. Pero Jorge Luis era diferente…
Nacido en Buenos Aires, sus primeros años vivió en el barrio de Palermo, un barrio acomodado de la ciudad porteña en aquellos primero años del siglo pasado. Hijo de un respetable abogado y con ascendencia inglesa, española y portuguesa, creció en un hogar donde se privilegiaba la literatura y la educación, además se hablaba en inglés y castellano, por lo que desde pequeño estuvo familiarizado con la lengua de Shakespeare. Aprendió a leer y escribir a los cuatro años, dos años más tarde escribió su primer relato y a los nueve tradujo The happy prince de Oscar Wilde. Parece que no había tiempo en su ocupada niñez para pelotear un rato en la calle, menos para ir hasta Rosario sólo para ver a la Lepra jugar un Clásico contra Central.
La animadversión entre Borges y el futbol es bien conocida: “El futbol es popular porque la estupidez es popular”, es una de sus frases más celebres sobre el deporte de la redonda. Pese a ello llegó a escribir sobre el deporte más hermoso del mundo y , dicen, que hasta lo jugó, siempre junto a Bioy Casares. ¿Qué? ¿De dónde sale todo esto? ¿Quién dijo semejante barbaridad?
Pues ahí les va lo bueno. Resulta que Jorge Álvarez Pieroni, periodista argentino, se topó con una biografía no autorizada del autor de El Aleph, y se dio a la tarea de buscar y entrevistar al autor de la misma, el nonagenario doctor Harold Macoco Salomón, y escuchó el siguiente relato: “En una siesta de un frío mes de junio del año treinta y pico, Georgie, yo y otros intelectuales decidimos enfrentarnos a unos cuchilleros de Boedo. -El partido de futbol, deporte por el cual Borges era un apasionado, recuerda Salomón, sería jugado en dos tiempos de 40 minutos. YGeorgie menudito como era, tenía un despliegue como número ocho, que impresionaba. Bioy Casares, por ese entonces un hábil centrodelantero nuestro, lo apodaba el Pulpo. Con una gran actuación de nuestro arquero, Bustos Domecq, el primer tiempo concluyó sin que se abriera el marcador. Ese día, Bustos Domec, Arlt, Echeverría y Carriego, el Georgia, Petit de Murat, Güiraldes y Quiroga, Xul Solar, Bioy Casares y Cortázar salimos a la cancha de Palermo”
¿Y qué tiene que ver Newell’s en todo esto? Pues, “No existió más el futbol, ni su amado Newell´s Old Boys -me acota Salomón que sólo un equipo con un nombre inglés podría haber subyugado a Borges”, he aquí la respuesta.
No, ya en serio. Álvarez Pieroni es un periodista que gusta de la sátira política, el humor y la parodia. Lo anteriormente citado es parte de un cuento que escribió en 2006 y que dio pie al mito de que Borges era futbolero. Lo cual es totalmente falso, siempre detestó el deporte, aunque sí escribió un cuento sobre el tema acompañado de su fiel amigo Bioy Casares, donde el autor ficticio es Honorio Bustos Domecq: Esse est percipi, que significa “Existir es ser percibido”, y es parte de la filosofía de George Berkeley. Precisamente narra el futbol como algo surreal, existe porque es percibido por la gente pero en realidad no se juega en físico.
La verdad es que nunca le gustó el deporte más hermoso del mundo, a tal grado que descalificó a sus creadores: “Que raro que nunca se le haya echado en cara a Inglaterra haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el futbol. El futbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra. La idea que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible”.
