Más que su lugar de origen, lo que marcó la vida de Ángeles Cruz fue su familia, quienes le enseñaron a sentirse orgullosa de su lengua, de sus raíces y de ser mujer. “Lo único que pueden decirte es que no puedes”, dice y repite, “nadie puede decirte que no puedes”, agrega, esa es la frase que le dejó huella y ahora es fundamental en su vida profesional.
Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).– La actriz y directora Ángeles Cruz se une de nueva cuenta a la gala de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), los premios más importantes de esta industria en México, con la nominación de Arcángel, su tercera producción, al Ariel como Mejor Cortometraje de Ficción.
Arcángel –dirigido y escrito por Cruz– relata la historia de un campesino de 50 años (Noé Hernández) que se enfrenta a la pérdida de su visón y que ahora tiene que empezar a buscar un hogar para Patrocinia, una anciana desamparada a su cuidado.
“Es una historia que me movió mi vida personal, hablando de buscar una casa de acogida para Patrocinia, que es de mi comunidad, y todos los rechazos que recibimos fue para mí un golpe de realidad, de decir ‘que está pasando con nuestros viejos, con nuestros ancianos’. Están abandonados, nadie está viendo por ellos como sociedad, como instituciones, como país, qué pasaría si yo no estuviera en la posibilidad de ayudar a Patrocinia, a eso me llevó. Para mí significa una reflexión sobre la vejez. Siento que estamos obligados a poner nuestro corazón ahí, todos vamos a llegar a ser viejos, en algún momento si bien nos va, y estamos viviendo demasiado a prisa y no nos estamos deteniendo a ver las cosas más simples y sencillas de un ciclo de vida”, dijo la actriz en entrevista con SinEmbargo.
Este cortometraje representa una nominación más de la cineasta al Ariel. En el año 2000, Ángeles contendió en la categoría Mejor Coactuación por la cinta Rito terminal; en 2013 logró obtener el galardón por la dirección de su corto La tiricia o de cómo curar la tristeza; en 2014, con La Carta; además hace un año se jugó en la terna como Mejor Actriz por Tamara y la Catarina.
“Estoy muy agradecida, muy emocionada. El Ariel para mí significa muchísimo. Este es mi tercer corto que hago, y los tres han estado nominados, con La tiricia lo ganamos, pero la sola nominación para mí es muy valiosa, en ese sentido del reconocimiento de las personas que se dedican a lo mismo que nosotros. Es muy bonito, se siente muy bien, y ayuda también al corto a darle visibilidad, a que la gente quiera verlo. Lo que pretendo de alguna manera es que pongamos atención en ciertos temas que a mí me preocupan, en el caso de Arcángel siento que le ayuda muchísimo la nominación para darle visibilidad a nuestros viejos”.
El trabajo de Ángeles Cruz ha sido reconocido también a nivel mundial. Recientemente, en Egipto, el Ismailia International Film Festival la premió por Arcangel, pero en la lista también se abona el Escarabajo de Oro en Suecia y el Festival Internacional de Cine de Huesca, España, entre otros más que han premiado su carrera.
Ángeles Cruz se crió en Villa Guadalupe Victoria, a una hora de Tlaxiaco, Oaxaca. En tierras mixtecas. Aunque la protagonista de Tamara y la Catarina (Lucía Carreras, 2016) se siente feliz y orgullosa que su paisana Yalitza Aparicio esté también nominada en la 61 edición de los premios Ariel, recalca que su origen no fue el logró para ambas, sino su trabajo.
“Estoy muy contenta en estar nominada. Estoy muy contenta porque otra paisana está nominada, pero siento que hacer hincapié en nuestro origen es como si no fuera posible, como si no hubiera talento. Estoy como en un momento de contradicción, no sé si me explico, si soy clara, porque yo misma sigo reflexionando sobre ello”, comentó.
“Sigo reflexionando de ‘ay, mira: viene de origen indígena”, como si eso fuera nuestro logro. No, nuestro logro es hacer nuestro trabajo y hacerlo bien, pero es el logro de todos”.
La actriz comenta para SinEmbargo que no es de ahora, y que ni ella y Yalitza son las únicas con orígenes indígenas las que han sido seleccionadas para competir en entrega, recuerda a otros oaxaqueños como el cineasta Ignacio Ortiz Cruz o Yolanda Cruz que han destacado en la industria del cine gracias a sus largometrajes.
“Existe claramente, racismo y clasismo en este país, en el cine y en todos los medios. Es muy satisfactorio encontrar que nuestro trabajo sea reconocido, que no se deba nada más a la mercadotecnia sino a nuestro trabajo. […] Creo que ahora la cosa es como la difusión, por ejemplo, que tuvo Yalitza a nivel mundial en ese sentido. Creo que la da visibilidad pero el reconocimiento ahí ha estado. Creo que lo que deberíamos reflexionar es sobre el racismo y clasismo que existe en nuestras historias, ahí sí me gustaría echarnos un clavado y revisar qué tipo historias estamos contamos contando y desde qué punto las estamos contando”.
En lo que sí hace hincapié es que para las comunidades indigenas no existen las mismas oportunidades. Y no se equivoca, el 71.9 por ciento de la población indígena en México, conformada por 8.3 millones de personas, vivía en niveles altos de pobreza en 2016, de acuerdo con la medición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), misma que reportó en un informe de agosto de 2018.
“Deberíamos de tener las mismas oportunidades y no las tenemos. A la gente que venimos de comunidades indígenas nos cuesta el doble o el triple llegar, cuando se reconoce nuestro trabajo queremos que se reconozca nuestro trabajo en el mérito justo y con las palabras justas. Siento que se vuelve en contra decir ‘ay, es que porque son indígenas’, o sea no, somos talentosas porque somos talentosas. Lo que tuvimos que luchar para llegar ha sido el doble, sí, porque habitamos un mundo muy clasista, muy racista y un mundo donde no tenemos todos las mismas oportunidades. El triunfo no está en esfuerzos personales, debería de ser algo más cotidiano, y debería de haber siempre diversidad en todos los sentidos. Aplaudo que ahora estemos nosotras dos, pero me gustaría que fuera un piso más parejo”.
NUDO MIXTECO, SU PRIMER CINTA Y NUEVO RETO
Desde hace 5 años, Ángeles comenzó a trabajar en su primera ópera prima Nudo Mixteco, la cual comenzó a trabajar en un taller de argumento cinematográfico con la cineasta Laura Santullo, con ello, y con la creación de su casa productora Madrecine, al lado de Lucía Carreras y Lola Ovando se dio luz verde al proyecto.
“Pensé en un principio que iba sobre la migración, porque finalmente yo tuve que salir de mi comunidad para estudiar la carrera, pero al terminar el guión me di cuenta que estaba hablando de la vida íntima de mujeres de mi pueblo, que era algo que me seguía moviendo mucho y conmoviendo mucho, y saber qué era lo que pasaba detrás de todas las puertas, era lo que más me estaba moviendo el tapete de alguna manera y sobre eso hicimos el largo”.
Este largometraje actualmente se encuentra en la etapa de edición. La directora cuenta que trabajó para la cinta con seis actores profesionales y mucha gente de su comunidad para su realización.
“Estoy muy contenta y satisfecha con el resultado. Estamos ahorita con el proceso de edición y estoy muy feliz de haberlo hecho en las condiciones que quería, con la gente que yo quería, trabajando con mi comunidad, con la mujeres de mi pueblo, con los compañeros que se sumaron a la propuesta. Es como el sueño dorado de la opera prima, trabajarla con tu gente, con tu pueblo y con la historia que quiero contar”.
“Me emociona mucho que a la hora de escribir no tengo ningún prejuicio, ni me meto en camisa de once varas, ni en camisas de fuerza. Elijo libremente, escribo libremente, y después a la hora de reflexionar y de preparar el material para filmar hago el análisis del texto. Me gustó el resultado, el guión”.