¿Por qué ha ganado el Verde en todas las elecciones?

24/06/2015 - 12:03 am

¿No me cree? Vea usted los datos del número de diputados federales: 6 (1997), 16 (2000), 17 (2003 y 2006), 22 (2009), 29 (2012) y 47 (2015). Es el único partido que ha tenido una carrera ascendente y sostenida en los últimos 20 años y, hoy día, tiene casi los mismo escaños que tenía el PRD en el 2000 (53) o los que tendrá en esta LXIII Legislatura (56). Además de que tendrá más que MORENA (28).

Un comportamiento así, efectivamente, puede encontrar parte de su explicación en las respuestas ya sabidas (“sobrevive gracias a las alianzas”, “la gente se deja comprar con regalos”, “campañas agresivas plagadas de irregularidades”, etc…) pero tal vez ahí no esté “toda la explicación”. Así que le pido un acto de fe grandioso: imagine por un momento que los del Verde no son idiotas. Y tratemos de encontrar algunas explicaciones complementarias.

¿Cómo ha sido el comportamiento de los otros partidos?

Nueva Alianza ha oscilado alrededor de 10 diputados federales desde el 2006. Lo mismo el PT, aunque con mayores fluctuaciones, desde 1997 (y, ahora, seguimos sin saber si perderá o no el registro). Convergencia/Movimiento Ciudadano tuvo un ascenso entre 2000 y 2006, luego una caída estrepitosa, y hoy día pudo remontar sus logros pasados y conseguir 26 escaños (casi los mismos que MORENA). Todos estos, como el Verde, se han aliado con los tres partidos grandes en alguna ocasión… sólo que el Verde es el único que, por lo menos, siempre ha ganado con sus alianzas.

El PRD ha sido un partido constante en su oscilación: gana 50 diputados federales en una elección, los pierde a la siguiente, los vuelve a ganar, los vuelve a perder. Es decir, es un partido que ha sido incapaz de articular un ascenso sostenido desde 1997 y, en sus mejores épocas (en las elecciones presidenciales), ha conseguido poco más de 1/4 de los escaños: 127. Incluso, si sumáramos los escaños obtenidos por MORENA en esta última ocasión, la tendencia oscilatoria sería la misma.

El PAN y el PRI son los que han presentado las mayores oscilaciones (mayores incluso que el máximo de escaños obtenido por el PRD). No obstante, ambos presentan una tendencia de descenso: el PRI en las últimas dos elecciones y el PAN en las últimas tres. Es decir, pareciera que no sólo ninguno de los dos partidos mayores ha sido capaz de ganar nuevos simpatizantes sino que ha ido perdiendo, poco a poco, a los que tenía.

Ahora bien, por aquello de que la última hipótesis de moda es el abstencionismo, resulta que no hay una correlación entre el porcentaje de abstencionismo y los resultados obtenidos por los tres partidos principales (salvo por el caso del PRD-MORENA si hacemos caso omiso a las elecciones de 1997 y 2000). Mejor aún, el porcentaje de abstencionismo en las elecciones intermedias no tuvo un cambio significativo en estas elecciones; es más, si vemos la línea de tiempo desde 1991, el porcentaje de abstencionismo parece haber sufrido una desaceleración (Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (2012): “Abstencionismo y cultura política en México”, en línea).

El Verde y los votos

Si los porcentajes y número de diputados le parece algo medio esotérico (lo es), vayamos al número de votos.

En 1997, según los datos del IFE, votaron aproximadamente 30 millones de personas. Para los diputados de representación proporcional, en números redondeados, el PAN obtuvo casi 7,800,000 votos; el PRI, 11,500,000; el PRD, 7,500,000; el Verde, 1,100,000 y 855,000 votos nulos.

En 2015, en números redondeados, votaron 6,600,000 personas más. Pero no hubo un aumento en el número de votos del PAN-PRI-PRD, más bien una reducción. PAN, 7,650,000; PRI, 10,660,000 y; PRD-MORENA, 7,050,000. ¿A dónde se fueron los votos extras? Bueno, a los partidos pequeños, poco menos de un millón a los votos nulos y, ojo, ¡más del 20% -casi un millón y medio- al Verde, que obtuvo 2,588,000!

Es decir, el número real de votos corrobora lo mencionado en el apartado anterior: por más que les duela a sus afiliados, ninguno de los tres partidos principales ha sido capaz no sólo de aumentar su número de simpatizantes, sino que incluso los ha ido perdiendo en números reales. ¿Qué hace el Verde para sí ganar votos?

La estrategia del Verde

Ha habido dos diferencias principales entre la estrategia del Verde y la del PAN-PRI-PRD/MORENA en los últimos años:

  1. Mientras los partidos principales se han vendido a sí mismos como ejecutivos que, una vez en el poder, lo cambiarán todo, el Verde se ha asumido como un partido legislativo. Es decir, se restringe a una serie reducida de propuestas (que nos recuerda ad nauseam) y tan tan.
  2. Mientras PAN-PRI-PRD se asumen como partidos ideológicos y les gustan los lemas grandilocuentes (Manos limpias, Éste es mi compromiso, Primero los pobres…) el Verde se asume sin ideología y, en lugar de lemas, usa sus propias propuestas.

Las propuestas del Verde pueden ser horribles o escalofriantes, pero son claras, precisas y contundentes. No son ambiguas o declaraciones de buenas intenciones del tipo “Combatiremos la corrupción”. Ni utópicas o imposibles a corto plazo como “Por un presupuesto participativo”. Mucho menos cosméticas como “Haremos un museo del Dulce Regional”. Tampoco suponen que el elector es un soberano ignorante al proponer algo que ya existe como “Que toda empresa minera requiera de un estudio de impacto ambiental”. Ni se arriesgan a propuestas que generen mucho debate interno entre sus propios electores como “Subir el salario mínimo”. Mejor aún, las propuestas del Verde no hacen uso del lenguaje coloquial tipo Fox y coinciden, o han sido replicadas, por el resto de los partidos: si no los ha tirado, revise los volantes que le repartieron estas elecciones.

Así, tenemos un partido que se presenta con propuestas claras, aparentemente sin ideología y sin sueños guajiros. ¿Coincidirá eso con lo que esperan los jóvenes, estos nuevos 6 millones y medio de electores que aún no podían votar en 1997? Si hacemos caso a los sociólogos, muy probablemente sí. Para estos nuevos electores Vietnam y la Guerra Fría son historia antediluviana, peor aún las luchas por la libertad religiosa o la épica de la reconstrucción mexicana post-revolucionaria, referentes obligados para todos aquellos que somos viejos y decidimos nuestro voto a partir de una ideología, la que usted guste. Para estos jóvenes no. Estos jóvenes nacieron cuando la lucha ambiental ya era una moda y, aunque los del Verde no lo sean en realidad, por lo menos tienen el nombre y una que otra propuesta (frente a las nulas propuestas del resto de partidos en materia ambiental estas elecciones). Algunos de estos jóvenes parecen tener una ética egocéntrica que busca el resultado inmediato, no una ética comunitaria o solidaria inscrita en la Historia y, voilá, las propuestas del Verde apuntan justo a eso. Mejor aún, también apuntan a aquellos llamados “ninis” con su serie de vales para la escuela y el trabajo y la atención médica.

Pues bien, el 43% de los votos del Verde vinieron de este sector social.

Si usted es partidario o militante de algún partido, es muy probable que siga pensando que las alianzas y las campañas agresivas son las que han hecho que el Verde haya más que duplicado su número de votos desde 1997 (mientras que los del PAN-PRI-PRD se han reducido), pero qué tal si no. Qué tal si lo que tienen que hacer los partidos grandes es ponerse a estudiar qué es lo que buscan los electores jóvenes y trabajar al respecto. O, mejor aún, qué tal si tratan de revivir eso que se solía llamar “formar bases”, para ver si así sus ideologías comienzan a decirles algo a los jóvenes.

Luis Felipe Lomelí
(Etzatlán, 1975). Estudió Física y ecología pero se decantó por la todología no especializada: un poco de tianguero por acá y otro de doctor en filosofía de la ciencia. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y sus últimos libros publicados son El alivio de los ahogados (Cuadrivio, 2013) e Indio borrado (Tusquets, 2014). Se le considera el autor del cuento más corto en español: El emigrante —¿Olvida usted algo? —Ojalá.
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