EU, la UE y el acceso de los ciegos a los libros

24/06/2013 - 8:39 am

Son horas cruciales en Marrakech, Marruecos. De la conferencia de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI o WIPO en inglés ) que está teniendo lugar debe salir un tratado que facilite el acceso a los libros para 300 millones de personas con discapacidad visual en el mundo –la mayoría en países en desarrollo– y personas con discapacidad para la lectura, con reglas de copyright o derechos de autor flexibles a fin de que sea posible el intercambio de obras en formatos accesibles y entre personas de todo el mundo.

Actualmente hay muchos obstáculos para ese intercambio, las rígidas leyes sobre el derecho de autor que protegen a la industria editorial funcionan para el flujo comercial, pero entorpecen, en el mejor de los casos, o hacen imposible el acceso a los libros en formatos accesibles (braille, audio libros, libros electrónicos) y su intercambio en países en desarrollo.

El director de la OMPI, Francis Gurry, señaló el objetivo de la conferencia de este modo: “aliviar el hambre de libros que provoca que 300 millones de discapacitados visuales, sean excluidos del acceso al 90% de las obras publicadas. (…) El espíritu de la conferencia es establecer un marco legal que empodere la varita mágica del braille y los audiolibros, facilitando la producción en formatos accesibles y su intercambio más allá de las fronteras”. Debido a que la discusión en principio es flexibilizar el copyright para que este intercambio sea posible, el tratado se negocia en la OMPI, pero en el fondo el tema es abrir puertas hacia el derecho a la educación, la cultura y la recreación a través de la lectura.

Es un tratado de derechos humanos, afirma la Unión Mundial de Ciegos, y en esto coinciden los países de América Latina y el Caribe, así como las naciones africanas y la mayoría de las asiáticas, representadas en la OMPI; sin embargo, Estados Unidos y la Unión Europea no lo ven así. Su prioridad es proteger a su industria editorial, con el argumento de que una mayor flexibilidad en el derecho de autor va a propiciar la piratería y la competencia desleal. Un temor del cual se han ocupado los proponentes del tratado planteando condiciones para que la producción y el intercambio de obras accesibles sea sólo en beneficio de quienes lo necesitan, claramente identificados en el tratado.

Proteger los derechos de las personas o proteger al mercado

El nudo está en que la Unión Europea y Estados Unidos insisten en que haya reglas que no sólo entorpecerían la accesibilidad, sino que podrían provocar que sea más caro para los habitantes de países en desarrollo poner los libros al alcance de las personas con discapacidad visual y discapacidad para la lectura en formatos impresos. Es tan importante lo que se discute en Marrakech como que se trata de dotar de un músculo más a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad vigente desde 2007, al garantizar el acceso a la información, a la educación, a la cultura y a fin de cuentas, al desarrollo y a mejor la calidad de vida de una numerosa población cuya escolaridad está por debajo de la tasa general.

Un delegado de Argelia en Marrakech sugirió que se apagaran las luces del recinto y se cerraran las puertas para que se tuviera una idea de lo que significa lograr este tratado.

Pablo Lecuona, integrante de la delegación de la Unión Mundial de Ciegos ante la OMPI –las organizaciones de la sociedad civil participan con derecho a voz, pero sin voto–, ha señalado que si el tratado en discusión no le sirve a los ciegos no le va a servir a nadie y será un fracaso.

El tiempo se agota, la conferencia concluye el 28 de junio y nadie en la delegación de Estados Unidos parece dispuesto a tomar las decisiones que se requieren para destrabar el tema. La Unión Europea le ha acompañado en esa posición hasta ahora.

Uno de los puntos cruciales del tratado se refiere a las medidas tecnológicas de protección (MTP’s) donde Estados Unidos es el único que bloquea una propuesta que llevaría a destrabar las negociaciones. La propuesta fue planteada el viernes pasado por un grupo de 14 países de los cinco continentes y parece tener la aprobación de la mayoría: “El Estado parte deberá asegurar medidas efectivas y necesarias de acuerdo con sus leyes de copyright observando las medidas tecnológicas de protección frente a personas que no sean las contempladas en este tratado para disfrutar de las excepciones y limitaciones contenidas en el mismo.”

Como también lo señaló Francis Gurry al inicio de la conferencia, este tratado se negocia en un contexto en el que hay un mercado creciente de obras producidas en formato digital, lo que da lugar a nuevas oportunidades de intercambio comercial, pero también a nuevas amenazas: “El mercado global de lo digital trae consigo la ventaja de la amplia disponibilidad de obras y la desventaja de la creciente vulnerabilidad de los activos digitales para su apropiación indebida. Los negociadores tienen el reto, por un lado, de diseñar un sistema que asegure el intercambio global de obras en formatos accesibles de una manera fácil y sencilla; y por el otro, de dar seguridades a los autores y a los editores de que ese sistema no expondrá sus obras a un mal uso y no dará lugar a un mercado paralelo que no serviría a las personas con discapacidad visual y discapacidad para la lectura impresa”.

“El éxito de ustedes, los negociadores, para encontrar el balance correcto va a asegurar el éxito de este tratado”. Las opciones para lograr este balance ya están planteadas, pero Estados Unidos y la Unión Europea (UE) siguen sin tomar decisiones y bloquean los intentos de llegar a un consenso. Nadie quisiera cargar con un fracaso en Marrakech que significaría un fracaso de la diplomacia internacional y el multilateralismo para llegar a acuerdos conciliando la diversidad de intereses.

El sábado 22, la Unión Mundial de Ciegos (UMC) repartió una llave a cada delegado con el mensaje “Desbloquea el tratado”; un día antes el famoso cantante ciego Steve Wonder dijo en un video presentado en la sesión plenaria que sí se lograba el ansiado tratado él volaría a Marruecos para celebrar en persona con un concierto para los delegados. Otro exhorto vino del presidente de la conferencia, quien advirtió en broma que cerraría los aeropuertos del país para que nadie se fuera hasta no tener el acuerdo concluido. Y es que todo indicaba que la apuesta de Washington y la UE era agotar el tiempo frenando la toma de decisiones para obligar a una prórroga en la negociación.

Países como Argentina ya cuentan con legislación que flexibiliza el derecho de autor en beneficio de la accesibilidad para la población con discapacidad, pero la falta de un acuerdo global sigue entorpeciendo el flujo de libros entre países y lo hace oneroso. Los pocos recursos económicos y humanos que se destinan a la producción de obras accesibles tienen que gastarse en trámites y aranceles.

México ante el momento histórico

La posición de México en este tema ha sido acompañar la demanda de la UMC, aunque ahora en Marruecos se le ha visto dudar en vista de la posición de Estados Unidos, que a pesar de que está quedándose aislado en su intransigencia, sigue cabildeando fuertemente para ganarse aliados. Trascendió que el representante de Washington se refirió a los delegados de Brasil como traidores, porque ya se unieron a los países que están proponiendo fórmulas para destrabar las negociaciones.

Sin embargo, México pareció regresar con las mayorías cuando este fin de semana se pronunció a favor de que el tratado entre en vigor con 20 ratificaciones, en vez de las 30 que pide Estados Unidos. “Este es un tratado que protege a las personas, es un tratado de derechos humanos y como tal solo necesita 20 ratificaciones”, dijo la delegación mexicana.

Incluso se ha señalado que hay tratados de la OMPI que sólo han requerido 10 ratificaciones para entrar en funcionamiento. Pero Estados Unidos y la Unión Europea insisten en que sean 30 y piden tiempo para pensarlo. Y tiempo es lo que ya no hay.

Este lunes, la UMC ha convocado a una conferencia de prensa y un happening para llamar la atención de a comunidad internacional sobre lo que está en riesgo en Marruecos y exhortar a  los estados a comprometerse con lograr el tratado. “Desbloqueen, no bloqueen nuestro tratado”, dice la invitación y consideran que sería un error que el texto termine en una serie de normas para proteger a los poseedores de los derechos (de autor) frente a las personas ciegas, en lugar de dar a estos acceso a los libros.

En este sentido, Lecuona sostiene que “son los delegados de los estados  los que tienen la llave para abrir la cadena que encierra a los libros para tantas personas con discapacidad visual”.

Ahí está el reto. Por parte de México se espera de sus delegados estén a la altura de este momento histórico, al igual que lo hizo la diplomacia mexicana cuando impulsó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. No puede ser de otro modo.

Libertad Hernández / dis-capacidad.com
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