La crisis por la COVID-19 que afectó a empresas en Estados Unidos y dejó sin trabajo a millones de personas no impidió que los ejecutivos aumentaran sus fortunas en 2020.
Ciudad de México, 24 de abril (SinEmbargo).- La pandemia desatada por la COVID-19 hundió al mundo no sólo en la calamidad de la enfermedad y el pesar por la muerte de cientos de miles de personas, también lo sumió en una profunda crisis económica donde muchos trabajadores, incluido los de Estados Unidos –la supuesta nación más rica del planeta– no pueden aún llegar a la quincena con un centavo en la bolsa.
Sinembargo, dice un reportaje publicado este sábado por The New York Times, esta realidad contrasta con la bonanza que el coronavirus ha traído a los principales ejecutivos y presidentes de grandes corporaciones que se bañaron de riqueza en 2020, el año en que detonó la pandemia.
Mientras Boeing, la poderosa compañía constructora de aviones, veía caer como sus negocios colapsaban, su director ejecutivo, David Calhoun, fue recompensado con 21.1 millones de dólares de compensación, plante al periodista David Gelles en un reportaje titulado “C.E.O. El salario sigue siendo estratosférico, incluso en empresas golpeadas por la pandemia”.
Gelles, quien también es autor de la columna “Corner Office” en la sección Sunday Business del NYT, da otros ejemplos de estos salarios estratósfericos para los CEO’s de súper empresas, respecto a lo castigados ingresos de sus trabajadores.
Norwegian Cruise Line, una poderosa compañía de cruceros, apenas sobrevivió al año de la pandemia: perdió 4 mil millones de dólares y corrió a 20 por ciento de su plantilla. Pero eso no afecto a Fran del Rio, su director ejecutivo, a quien se le duplicó el salario y se embolsó 36.4 millones de dólares.
Lo mismo ocurrió con la cadena hotelera Hilton, donde un 25 por ciento de su personal fue despedido a nivel mundial, mientras que su director ejecutivo, Chris Nasseta, recibió una compensación por 55.9 millones de dólares en el año en que estalló la pandemia.
“Las fortunas divergentes de los C.E.O. y los trabajadores que hacen las labores del día a día ilustran las agudas divisiones en una nación en el precipicio de un auge económico, pero aún atormentada por una fuerte desigualdad de ingresos. Los mercados de valores están en alza y los ricos están gastando libremente, pero millones todavía se enfrentan a dificultades significativas. Los ejecutivos están acuñando fortunas mientras los trabajadores despedidos hacen cola en los bancos de alimentos”, destaca Gelles.
El periodista cita a la Senadora Elizabeth Warren, quien es la impulsora de aplicar nuevos impuestos a los estadounidenses ultrarricos, quien critica que esos CEOs o directores ejecutivos son los mismos que han aumentado sus ganancias a costa de despedir a trabajadores.
Además, dice el periodista de NTY, los ejecutivos que poseen acciones de esas empresas gigantes, obtuvieron ganancias más pronunciadas, y da cifras: ocho de las 10 personas más ricas del mundo son hombres que fundaron o dirigieron empresas de tecnología en EU, y las fortunas de cada uno de ellos crecieron en miles de millones de dólares en 2020, de acuerdo con estadísticas de Bloomberg.
Algunos nombres ilustran la afirmación anterior: Jeff Bezos, fundador de Amazon, vio como sus ganancias se disparaban gracias al confinamientos de millones de personas en el mundo, por lo que hoy su fortuna se calcula en 193 mil millones de dólares; en tanto, Larry Page, cofundador de Google, tiene hoy un patrimonio de 103 mil millones de dólares, y sólo en los últimos cuatro meses su fortuna repuntó 21 mil millones de dólares.
David Gelles destaca en su reportaje cómo la brecha entre la remuneración a los ejecutivos y el salario promedio de los trabajadores estadounidenses se ha disparado en las últimas décadas.
Los directores ejecutivos de las grandes empresas ahora ganan, en promedio, 320 veces más que uno de sus trabajadores típicos, según el Instituto de Política Económica, y en 1989, esa proporción era de 61 a 1, afirma Gelles.
Además, de 1978 a 2019, las compensaciones crecieron 14 por ciento para un trabajador típico, mientras que para los CEOS’s aumentaron 1,167 por ciento.
La pandemia, concluyen diversas voces de políticos, analistas y sindicalistas citados por Gelles, no hizo sino reforzar la desigualdad económica que ya existía entre los estadounidenses, y las clases media y baja necesitan acciones urgentes para disminuir la exclusión y el sacrificio de la mayoría de los ciudadanos.