Hay razones objetivas que explican la imposibilidad, o al menos el alto nivel de certeza, de que los mosquitos puedan picar a una persona infectada con SARS-CoV-2 y, al absorber su sangre, infectarse con el virus, de modo que puedan transmitirla a otra sana.
Por Jordi Sabaté
Madrid, 24 de abril (ElDiario.es).– Son bastantes los lectores que nos han escrito preocupados ante la posibilidad de que los mosquitos puedan transmitir como vectores los virus SARS-CoV-2 y por tanto ser portadores de la COVID-19. A pesar de que repetidas veces la OMS haya desmentido desde el comienzo de la pandemia que las picaduras de mosquitos u otros insectos pudieran transmitir esta enfermedad, a medida que llega el buen tiempo más y más personas parecen creer más los bulos que se mueven en los grupos de Whatsapp que las recomendaciones del organismo.
No obstante, hay razones objetivas que explican la imposibilidad, o al menos el alto nivel de certeza, de que los mosquitos puedan picar a una persona infectada con SARS-CoV-2 y, al absorber su sangre, infectarse con el virus, de modo que puedan transmitirla a otra sana al volver a picar. Esto a pesar de que los mosquitos sí pueden transmitir algunas enfermedades víricas, como el zika, el chikungunya, el dengue o la fiebre amarilla. Si bien, por ejemplo, no pueden contagiar ni el VIH ni el ebola, por ejemplo.
A continuación exponemos las cuatro principales razones por las que los mosquitos lo tienen casi imposible para transmitir la COVID-19.
1. LA NATURALEZA DEL VIRUS
Como sus primos hermanos SARS-CoV-1 y MERS-CoV , el SARS-CoV-2 es un virus respiratorio, que entra por los conductos respiratorios, incluyendo el tejido conjuntivo de los ojos, conectado a estas vías, y afecta a los bronquios, a los pulmones y en ocasiones al hígado, el riñón y los ganglios linfáticos en sus casos más extremos. Pero esto siempre lo hace desde su entrada afectando a las células bronquiales y posteriormente alveolares.
Es por tanto un virus que se transmite bien por aire pero del cual no está demostrado que pueda infectar a través del torrente sanguíneo, como sí sucede en los virus antes citados, incluidos tanto los que puede pasar un mosquito como VIH, hepatitis o ébola. Estos son otra tipología de virus que prospera a través del torrente y que por él pueden infectar diferentes órganos pero que, al contrario que los coronavirus, no pueden infectarnos por las vías respirartorias. En el caso de SARS-CoV-1 y MERS-CoV, sí se sabe que los mosquitos no los contagian.
2. LA NATURALEZA DEL MOSQUITO
Dicho esto, hacer notar que algunos virus severos que se transmiten por la sangre, como los de la hepatitis, el VIH o el ebola, tampoco se pueden ser contagiados por los mosquitos. Las razones son diversas, pero sobre todo impera la naturaleza del mosquito. Por ejemplo, en el caso del ebola, los científicos indujeron a miles de mosquitos a chupar sangre con virus y luego los analizaron, para ver que ninguno se infectó.
Esto se debe, tal como explica Cameron Webb, profesor médico asociado de la Universidad de Sidney, a que en el caso de que un mosquito picara a una persona con COVID-19 y absorbiera sangre con presencia de virus, este iría directamente a su intestino. Allí debería poder infectar las células intestinales y posteriormente de ahí pasar a infectar el resto del cuerpo, para terminar en las glándulas salivares de mosquito, que son las que inyectan la saliva que impide que la sangre se coagule mientras nos la chupa.
Este proceso de infección, de darse, podría tomar hasta una semana, según el doctor Webb, y mientras tanto el mosquito habría renovado su alimento de sangre numerosas veces, con lo que es probable que antes de poder entrar en el circuito celular del mosquito, el virus haya sido excretado.
3. LA HIPOTÉTICA CARGA VIRAL DEL MOSQUITO
Aunque no se conoce el mecanismo completo de este coronavirus, sí se sabe que se comporta en muchas cosas como sus primos hermanos antes citados (SARS-CoV-1 y MERS-CoV) y estos no presentan capacidad de infectar insectos, por lo que podemos inferir que nuestro SARS-CoV-2 tampoco la tendrá. Pero en el caso de que la tuviera, se presenta el siguiente problema: la baja carga viral.
En el caso del virus del VIH se ha comprobado que los mosquitos no se infectan al picar a una persona enferma, por lo que su contagiosidad es inexistente. No obstante, podría contemplarse la presencia de rastros de sangre con presencia de virus en el órgano perforador que nos introducen para chupar.
En el caso del VIH se ha visto que en estos caso la carga viral es demasiado baja para transmitir la enfermedad, y de ser así, previsiblemente lo mismo sucedería en el caso del SARS-CoV-2. Con poca carga viral y no siendo un virus adaptado a la transmisión por sangre, es inverosímil que llegue a las células del sistema respiratorio.
4. NUESTRA PROPIA NATURALEZA
Aunque se ha encontrado presencia de virus en la sangre de algunas personas gravemente infectadas, la inmensa mayoría de personas no ha registrado SARS-CoV-2, lo que indica que solo se da en caso de contagios extremos. Y esas personas suelen estar en hospitales y más previsiblemente en las UCI, con lo que es imposible que les pique un mosquito. Es decir, que no se registra estadísticamente SARS-CoV-2 en la sangre de infectados, y por lo tanto, no llega a los mosquitos.
De hecho, la hematóloga Cristina Arbona, vocal de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterpia (SEHH) y directora del Centro de Transfusiones de la Comunitat Valenciana, ha asegurado que el coronavirus no se transmite por la sangre y las donaciones son seguras. Antes al contrario, se ha contemplado la posibilidad de usar la sangre rica en anticuerpos de los individuos recuperados. Es lo que se conoce como plasma convaleciente, y se ha propuesto como antídoto contra el virus mediante transfusiones en personas en estado grave.