Jorge Javier Romero Vadillo
24/03/2022 - 12:04 am
Cinco años en bola por los derechos
En México, las sucesivas Constituciones se han convertido en papel mojado casi en el momento de ser promulgadas.
El 21 de marzo, mientras el Presidente de la República encabezaba su autohomenaje en la inauguración del Aeropuerto de Santa Lucía, un grupo más modesto se reunía en el museo Franz Mayer de la Ciudad de México para celebrar el quinto aniversario de una organización peculiar: Nosotrxs. Creado a iniciativa de Mauricio Merino en 2017, este movimiento político sin pretensiones electorales se ha planteado como objetivo central la defensa colectiva de los derechos sustantivos de ciudadanía establecidos en la Constitución. Nada más, pero nada menos. Y desde su fundación, ha impulsado causas concretas y reclamos de personas de carne y hueso a los que los gobiernos les han dado la espalda en reivindicaciones que por ley les corresponden. Además, ha formado, a través de su programa de liderazgos, a cientos de activistas en todo el territorio nacional.
En México, las sucesivas Constituciones se han convertido en papel mojado casi en el momento de ser promulgadas. La de 1917, la primera en incorporar en su texto los derechos laborales y que gradualmente fue incorporando otros derechos sociales, acabó convertida en un programa político cuyo cumplimiento se alcanzaría algún día, en lugar de ser un texto normativo con derechos efectivamente exigibles. Tanto durante las décadas del régimen del PRI, como ahora, el complimiento de los derechos constitucionales se ha visto más como graciosa concesión de los gobiernos a cambio de apoyo político –las vacunas gratuitas como gracia presidencial, que mueve a su ratificación– y no como obligación ineludible del Estado, sustento de su legitimidad.
En una democracia constitucional, todo derecho legal debe ser exigible, no mero enunciado demagógico. Hoy no existe otra tarea más relevante para la consolidación democrática que la transformación México en un auténtico Estado de derechos, así en plural, pues no solo se trata de que, por fin, alcancemos el imperio pleno de la legalidad, esa aspiración que una y otra vez se nos escapa, sino de que la ley esté al servicio de las personas, para garantizarles una vida digna, además de proteger sus propiedades y sus libertades.
En una época en la que parecen quebradas las capacidades esenciales del Estado incluso para reducir la violencia, es urgente reconstruir el consenso social para la vida en paz y eso solo será posible si se hace sobre una base ampliamente incluyente, con un piso común de condiciones materiales sobre el cual construir la igualdad de oportunidades. Ese es el programa político de Nosotrxs y se ha propuesto impulsarlo sin entrar en la rebatiña por los cargos electorales y el empleo público. Se trata de una decisión controvertible, porque en una democracia la competencia electoral debe ser dignificada y es la principal vía para alcanzar objetivos programáticos, pero es entendible en un clima político tan enrarecido, donde los políticos solo buscan la captura del botín de los recursos estatales y donde los principios quedan relegados a las ambiciones. Vicios privados que no se traducen en virtudes públicas.
Durante estos cinco años, Nosotrxs no se ha quedado en la defensa abstracta de derechos. Por el contrario, ha articulado los esfuerzos de personas de carne y hueso con reivindicaciones concretas. El derecho a la salud se exige cuando se documenta el desabasto de medicinas y las carencias específicas de los pacientes. El derecho a la seguridad social se materializa en la movilización de las trabajadoras del hogar que trabajan en la precariedad y la desprotección. El derecho a que las obras públicas se realicen con transparencia y sin corrupción aterriza en las demandas de los damnificados de los terremotos de 2017 organizados no solo para reclamar apoyos, sino para supervisar desde la ciudadanía la reconstrucción. Los derechos laborales para todos son la causa que mueve a los repartidores de las plataformas digitales cuando buscan su reconocimiento como trabajadores contratados por empresas y no como socios desiguales.
La acción de Nosotrx se traduce, además de la exigencia de derechos, en la vigilancia de las instancias gubernamentales y el acompañamiento de las políticas públicas. No es solo el reclamo estridente, sino el diagnóstico informado y la actuación concreta para incidir en las respuestas del gobierno. El informe presentado por el Colectivo Cero Desabasto sobre la situación del acceso a las medicinas en el sistema público de salud es un buen ejemplo de cómo Nosotrxs exige proponiendo.
Hoy en México no hay tarea más urgente que la de la construcción de la paz, pero si los derechos constitucionales siguen siendo vulnerables ese objetivo seguirá siendo inalcanzable. Por eso la convocatoria de Nosotrxs a una revolución pacífica de las conciencias, que lleve al reconocimiento de que cada persona en este país tiene derechos que el Estado debe garantizar es la causa más radical que existe hoy en México.
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