Sofá

“La cámara merece mucho respeto, no se usa así nomás porque sí”, dice Pedro Valtierra

23/12/2018 - 12:10 am

Pedro Valtierra no es que piense que ese oficio es más importante que otros. Sólo es que con él ha aprendido a ver la vida y así morirá, con la lente en el ojo, con cada vez más ganas de salir a la calle, de sacar imágenes, de recordar para siempre este momento instantáneo.

Ciudad de México, 23 de diciembre (SinEmbargo).- Lo vemos entre los ires y venires de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, presentando otro libro, tratando de hacer más fuerte e importante la carrera fotográfica.

Pedro Valtierra no es que piense que ese oficio es más importante que otros. Sólo es que con él ha aprendido a ver la vida y así morirá, con la lente en el ojo, con cada vez más ganas de salir a la calle, de sacar imágenes, de recordar para siempre este momento instantáneo.

Un libro que solo tiene su nombre: Pedro Valtierra y las imágenes son de gente en la calle, peleando por sus ideales o sólo defendiéndose. Juntándose para expresar sus convicciones, como en esa plaza pública atestada de personas donde su teleobjetivo ha hecho centro como la flecha misma de la historia.

–¿Qué es la nostalgia para usted?

–Recordar ese pasado que nos trae gratitudes, momentos difíciles. Procuro mirar al pasado pero no para quedarme ahí, sino para que me sirva para el presente. Siempre hay que ver el pasado pero no quedarse en el pasado.

–Usted estuvo en la Guerra Sandinista y ahora Nicaragua está terrible, ¿cómo analiza eso?

–Es un balance muy negativo y muy doloroso, un balance triste, yo todavía creo a veces que es como una broma. Que aquel hombre revolucionario que yo vi en Nicaragua sudado, con su barba de muchos días, con sueños por cumplir, con nuestros sueños por cumplir, ¿cómo puede ese hombre apropiarse del sueño de los jóvenes y de las generaciones? Me parece horrible.

–¿Lo conoció a Daniel Ortega?

–Lo conocí como periodista y estuve cerca en los momentos finales porque lo retraté en León, unos días antes de que cayera el Gobierno y luego en el cambio y toda esa parte. Ahí lo saludé. Se quedaron con nuestros sueños y estos sueños son los que muchos latinoamericanos de la época pensábamos.

La ternura contra la violencia. Foto: Pedro Valtierra

–¿Cómo se saca fotografías hoy? ¿Diría que ya no tiene que aprender ningún secreto?

–Creo que aprender a hacer fotografía nunca se termina. No lo digo porque éste sea un recurso que se utiliza mucho, sino que lo digo porque siempre sufro cuando tengo que sacar una fotografía. No sabes cómo van a quedar. Siempre ha sido mi preocupación. No es inseguridad, es esa necesidad de decir qué voy a hacer, qué voy a retratar. Uno tiene que adaptarse a las circunstancias, llegar y aprovechar la luz, la gente, siempre es una delicia porque no sabes. La cámara merece mucho respeto, no se usa así nomás porque sí.

–¿Su cámara dejó herencia, verdad?

–Bueno, mi hijo hace fotografía, pero él en realidad estudia Antropología, solamente hace foto por placer. Ha viajado mucho por el mundo, quiere ser investigador. Mis hermanos hacen fotografías, han estado en Cuartoscuro la mayor parte.

–¿Cómo es llevar la agencia Cuartoscuro en estos momentos?

–En este momento Cuartoscuro está bien, en la parte de producción de fotos. Siempre con la crisis de los reporteros, es más difícil trabajar con los jóvenes, pero tengo un editor bueno, algunos fotógrafos excelentes. Desde el punto de vista del negocio, nunca hemos sido una gran empresa, pero nos mantenemos. No vivimos de los periódicos, a nosotros toda esta cosa política nos obliga a replantearnos qué vamos a hacer. Estoy convencido desde la independencia es lo mejor. No vincularte con el poder. Suele decepcionarse uno.

Pedro Valtierra, fotoperiodista y director de la Agencia Cuartoscuro. Foto: Martín Zetina

–¿Cómo va a ser este país en los años entrantes?

–Tres puntos suspensivos… estoy preocupado, he visto algunos detallitos que no me gustan, no soy enemigo de AMLO, sino más bien simpatizante. Uno tiene esperanza por el país, yo espero y tengo confianza en que el país mejore. Hay que tener mucha prudencia para gobernar. Soy amigo de Paco Taibo, hemos hecho cosas juntos, en todo momento necesitamos mesura.

–De todas las cosas que le tocó cubrir en México, ¿qué cosa le impresionó más?

–Chiapas me impresionó mucho, en Chiapas vi, recién llegado de Centroamérica, vi algo que siempre me llamó la atención, la enorme pobreza, la marginación, el desdén con el que tratábamos a los grupos originarios. Vi a un cacique que era propietario de 9000 hectáreas que tenía derecho de pernada, todas las jovencitas, después de cumplir 16 años, tenían que estar a su disposición. Me dolió mucho. Por eso cuando surgió Marcos no me sorprendió.

Chiapas Ca1996. Subcomandante Marcos. Foto: Pedro Valtierra, Cuartoscuro

–¿Los migrantes en Tijuana?

–El tema de la migración es difícil, complejo, sobre las últimas caravanas soy un poco escéptico, creo que hay un fondo que no está claro y al final nos vamos a dar cuenta a quién benefician esas caravanas.

–¿Qué cosas hará hasta el fin de año?

–El 21 de diciembre empezó mi exposición en Acteal, Chiapas. Me invitaron los grupos de ahí, tengo muy buena relación con ellos. Mantengo el respeto a su tradición, a su cultura. Voy a publicar mi libro 40 años de Nicaragua, con un texto de Sergio Ramírez. Y lo que más quiero es hacer fotografía. Ya basta de trabajos administrativos, hay que salir a la calle.

PRÓLOGO AL LIBRO DE PEDRO VALTIERRA

Un cuerpo extendido en el polvo, casi difuminado por la lente fotográfica: como si esa vida que hace poco diera un sí, ahora dijera no en el olvido de la materia. Ya lo dijo la Biblia: “del polvo viene al polvo vendrás” y pienso en las imágenes de Pedro Valtierra como en una compulsión de lo no visto, como algo que atravesara la nostalgia y el cuerpo, detenido, no pudiera pensar más allá de ese instante.

“De repente, me encontré mirando el agua y sonreí. Me acordé de los días finales de noviembre: las aguas de los pinos, doradas por el cálido aire de Virginia y acumulándose en la orilla como mantas tiradas”, dice Kevin Powers en su maravilloso libro Los pájaros amarillos y veo ahora a un hombre portar una bandera blanca, mientras el que no recuerda es sólo un bulto tirado en el camino, como algo que fue en otro tiempo, en otra mirada.

Cazar la no forma de pensamiento así es fruto de tomar pocas fotos. Esa es la idea que acompaña a Pedro siempre y recuerdo en este instante “Apocalipsis de Solentiname”, cuando Julio celebra la llegada de Ernesto Cardenal (el que escribió, en 1975, “El Evangelio de Solentiname”, aquí durante un velatorio, tan solemne, él tan blanco y joven.

“…y detrás estaba Ernesto Cardenal y qué abrazo, poeta, qué bueno que estuvieras ahí después del encuentro en Roma, de tantos encuentros sobre el papel a lo largo de años. Siempre me sorprende, siempre me conmueve que alguien como Ernesto venga a verme y a buscarme, vos dirás que hiervo de falsa modestia pero decilo nomás viejo, el chacal aúlla pero el ómnibus pasa, siempre seré un aficionado, alguien que desde abajo quiere tanto a algunos que un día resulta que también lo quieren, son cosas que me superan, mejor pasamos a la otra línea”.

No sé si alguien ha hecho esta relación: ¿Hay un fotógrafo que haya dialogado con los autores nuestros, esos del boom, esos que miraban a Cuba, a Nicaragua, a Chile, tan cerca de dar un paso hacia delante? Desconozco si hay otros fotógrafos como Pedro Valtierra, pero a mí se me da por pensar en que una línea de diálogo entre Julio Cortázar y él se hizo una lluvia de deseos en la historia del continente. Una conversación entre Carlos Fuentes, con Gabriel García Márquez, con ese Miguel Ángel Asturias tan vigente con El señor presidente.

II

Hay un pararse de un lado con este Conflictos, girar la lente fotográfica hacia una espiral que todo lo revuelve menos ese rostro que es una y otra vez la misma cara del sojuzgamiento, de la humillación, del éxodo. Rostros tristes y sorprendidos hacia salvar la vida, ¿para qué? ¿para quién? “Siempre que estés en la guerra, busca salvar tu vida”: es eso que te acompaña a cada paso que des. Una postal de campesinas chiapanecas muestra las caras tapadas y sin embargo mirando para abajo, como dando explicaciones por tener que salir así, con las puntas de los palos erguidas.

El fotógrafo mira la estatua de la niña llevar un cuenco de agua sobre la cabeza, mira al hombre escribir con el rifle en las rodillas y ninguna sombra alrededor. El fotógrafo observa el éxodo con las bolsas de trigo en la cabeza, con una gallina muerta en una mano, con una radio en la otra. El fotógrafo se pierde en una plaza poblada por la gente y todo vuelve a empezar.

Pocas fotos, dice Pedro. ¿Para tomar acaso ese hombre bajo con una sotana blanca en medio de calle de tierra? ¿Para decidir que sólo un zapato, perdido en la estela del enfrentamiento, sea la imagen del conflicto?

He visto el rostro tapado del Subcomandante Marcos y los rostros tapados de las combatientes chiapanecas. A ratos me he detenido mirando la imagen en que niñas indígenas se vuelcan sobre el militar desconcertado. ¿Ese rostro de morena herida es el destino que todo lo pregunta, mientras la gente alrededor tampoco entiende lo que allí ha pasado?

Hay una foto en que la mujer morena y herida se tira sobre el pecho de su interrogador y uno piensa: ¿qué es eso que no quiere ver en el paisaje que la absorbe?

Niños muertos alrededor de su camino y nadie puede decir nada más.

III

Podríamos decir que Conflictos, de Pedro Valtierra, es una mirada hacia atrás. Que en retrospectiva uno pudiera decir: ¿Te acuerdas del “Apocalipsis de Solentiname”, del Subcomandante Marcos, de aquella vez en que un hombre escribía al filo de la batalla?

Hoy ya no vive Julio Cortázar, Ernesto Cardenal acaba de denunciar el hostigamiento de Daniel Ortega, aquel con el que luchara para sacar la dictadura de Anastasio Somoza.

Ya no vive Carlos Fuentes, ni Gabriel García Márquez. Mucho menos el guatemalteco Miguel Ángel Asturias con El señor presidente.

Sin embargo, nada de lo que hay en este libro nos puede llevar a vestirnos con el traje de la nostalgia.

Todo lo que existe en estas imágenes tiene una voz de futuro que nos conmueve, como si el túnel del tiempo hubiera dado una vuelta de 360 grados y lo que mostrara fueran las cosas que sucederán en diez años para delante.

Pedro Valtierra tiene como los escritores de nuestro tiempo y de nuestro suelo el pasado agobiándole la espalda y el futuro enseñándole el lado secreto de la blusa.

En el medio de todo eso, la libertad para ver el mundo y sus Conflictos.

– Mónica Maristain

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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