Ciudad de México, 23 de diciembre (SinEmbargo).- Las personas que tienen ocupaciones en las que se requiere trato directo con el público o clientes y la actividad física es baja, tienen los niveles más altos de depresión, de acuerdo con un nuevo estudio de la Universidad de Cincinnati.
Tras revisar los expedientes de más de 214 mil trabajadores de Pennsylvania, calcularon la incidencia de la depresión en 55 diferentes industrias, entre ellas el trabajo social, las manufacturera, relacionada con leyes, minera, educación, ingeniería y de salud, entre otras.
Entonces se dieron cuenta que los índices más altos de depresión se daban en los conductores de transporte público, seguidos por los agentes de bienes raíces, los trabajadores sociales, y los pertenecientes a las industrias manufacturera y editorial.
Por el otro lado, los niveles más bajos se los llevaron quienes se desempeñan en servicios recreativos, es decir, un grupo que engloba los deportes, la salud física y las artes. Entre los ejemplos mencionados de este grupo están los maestros de baile o directores de casting, por mencionar algunos.
Otras de las industrias que mejor calificadas salieron fueron la de la construcción de carreteras, minera, metalúrgica y relacionada con los viajes aéreos.
Y aunque los autores admitieron que se trata de una pequeña muestra representativa de una sola región y es imposible generalizar los resultados, estos coinciden con otros estudios anteriores y están seguros que los conductores de autobús son uno de los trabajos más afectados, pues una investigación de 2006 había compilado ya estudios hechos a lo largo de 50 años, en donde se documenta la difícil situación por la que pasan.
Además, la información obtenida por este estudio confirma que las industrias con mayores casos de depresión, tienen características similares en común, la mayor de ellas es que requieren una constante, y difícil, interacción con el público o clientes, y tienen niveles bajos de actividad física.
Lo cual explicaría el fenómeno contrario, con los mineros y constructores, quienes no tienen mucho contacto con el exterior y su trabajo es demandante físicamente.
El trabajo, y las investigaciones complementarias, servirían para identificar las prioridades para el tratamiento y prevención de la depresión en los lugares de trabajo.
