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Ricardo Ravelo

23/11/2018 - 12:06 am

Mayo Zambada, el intocable

En la Corte de Nueva York, donde se lleva a cabo el juicio contra el exjefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, han salido a relucir datos y evidencias de la corrupción que desplegó ese grupo criminal desde el 2001 a la fecha, a lo largo de tres sexenios.

El capo se ha mantenido en bajo perfil. A parte de las fotografías tomadas con Julio scherer casi no hay imágenes sobre él. Foto: AP

En la Corte de Nueva York, donde se lleva a cabo el juicio contra el exjefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, han salido a relucir datos y evidencias de la corrupción que desplegó ese grupo criminal desde el 2001 a la fecha, a lo largo de tres sexenios.

Resulta evidente que tras su fuga del penal de Puente Grande, Jalisco, El Chapo se mantuvo impune durante los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y buena parte del sexenio de Enrique Peña Nieto, que está a pocos días de finalizar como uno de los peores de la historia.

Rey Zambada, hermano de Ismael El Mayo Zambada abrió la boca y está soltanto toda la información que sabe respecto a la corrupción en México: ya empinó a Genaro García Luna, el policía del panismo, quien brindó protección al narcotráfico y en particular al cártel de Sinaloa, de acuerdo con las declaraciones de Rey Zambada.

Y es que el cártel de Sinaloa, por ahí de los años 2006 y 2010, tenía amplios controles en la ciudad de México. Corrompió a los más altos funcionarios de las PGR, a los que les pagaban mensualmente medio millón de dólares a cambio de información sobre operativos e investigaciones.

También fueron capturados altos mandos de Interpol-México, que operaban en el Aeropuerto Internacional de            la Ciudad de México, funcionarios de las aduanas, entre otros, que se encargaban de proteger los cargamentos de droga que arribaban a la terminal aérea desde Centroamérica y Sudamérica.

No es todo: personal de la embajada de Estados Unidos en México, agentes de la Drug Enforcement Administration (DEA), de acuerdo con las versiones de Rey Zambada, formaban parte de la lista de aliados del cártel de Sinaloa. Estos funcionarios siempre estaban prestos para filtrar información sobre investigaciones y extradiciones.

De acuerdo con otras versiones, contenidas en el expediente denominado Operación Limpieza, el encargado de todas estas maniobras de corrupción no solamente era Guzmán Loera y Rey Zambada sino Ismael El Mayo Zambada, cabeza del cártel de Sinaloa, quien se ha mantenido impune a lo largo de más de seis décadas.

El Mayo Zambada vive en Sinaloa, en la ciudad de Culiacán, tiene sus refugios. Se trata de casas, departamentos y ranchos donde pasa la mayor parte de su tiempo.

Se asegura que cuando sale a la calle, a bordo de alguno de sus vehículos, su chofer tiene la encomienda de no pasarse un alto, de manejar con esmerada precaución para no infringir las reglas de tránsito.

Suele moverse con absoluto sigilo, al fin viejo lobo de mar, hombre de la vieja guardia del narcotráfico, inició en los años setenta en el negocio del tráfico de drogas y desde entonces ninguna autoridad lo ha podido detener.

Zambada García militó en el cártel de Guadalajara, fue pieza del cártel de Tijuana, después de ligó al cártel de Juárez, al lado de Amado Carrillo Fuentes, muerto en 1997, según la versión oficial, y desde hace varios años es una de las cabezas más poderosas del cártel de Sinaloa.

Siempre se ha manejado con bajo perfil, de ahí su antigüedad en el negocio del narcotráfico. Se asegura que entre sus propiedades figuran fastuosos ranchos con ganado de alto registro, es productor de leche y de otros productos agrícolas. El mismo le contó a Julio Scherer García que en varias ocasiones ha estado a punto de ser detenido, pero que se ha librado de puro milagro.

Quien sabe si en realidad ha estado a punto de ser capturado o simplemente lo dijo como una forma de afirmar que el Ejército y la policía han realizado su trabajo con respecto a su búsqueda. Pero lo cierto es que en más de seis décadas El Mayo Zambada no ha sido molestado ni durante los gobiernos priistas ni mucho menos con los panistas.

Zambada García es una figura emblemática, según ha dicho su hermano, Rey Zambada. El propio Chapo Guzmán, con quien al parecer rompió relaciones, sostiene que el verdadero jefe del cártel de Sinaloa es Zambada García.

Lo que no es un secreto es que fueron varios los capos responsables de la expansión del cártel de Sinaloa. Ahí está el propio Guzmán Loera, los hermanos Beltrán Leyva, Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, declarado muerto hace tres años, aunque ninguna autoridad lo haya confirmado, entre otros personajes que fueron clave para el posicionamiento de esa organización criminal, la más poderosa del mundo, según el gobierno de Estados Unidos.

La única forma de lograr la explosiva expansión del cártel de Sinaloa sólo lo explica la corrupción desatada por sus miembros. Y es que en aras de mantenerse impunes y en constante crecimiento, el cártel de Sinaloa lo corrompió todo. Seguramente pagaron campañas políticas, como ha ocurrido en Colombia, es bastante probable que hayan corrompido a los más altos mandos de la policía federal, del Ejército Mexicano y a funcionarios de la presidencia de la República.

Pero lo que resulta difícil es probar los sobornos otorgados a políticos y policías. Faltas las pruebas que, por ahora, todavía no se exhiben en la Corte de Nueva York, donde están empezando a salir nombres y más nombres de los presuntos protectores del narcotráfico en México.

Falta mucho por conocer respecto de esta madeja de corrupción que ha permitido la expansión del narcotráfico en México. Mientras en la Corte de Nueva York salen a relucir detalles de la corrupción, en México Ismael El Mayo Zambada permanece en silencio y escondido, protegido, impune, intocable.

Nadie se mete con él, nadie lo molesta. Todos los respetan y hasta le dicen El Señor Don Mayo, pues resulta que este personaje del crimen organizado es uno de los benefactores sociales más importantes en Sinaloa. El suele hacer todo tipo de favores y mucha gente –políticos, empresarios, soldados y policías –viven agradecidos por sus favores. Por eso lo respetan y también lo quieren.

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.

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