Ellos los rápidos, nosotros los furiosos

23/09/2011 - 12:03 am

La escena no puede ser más macabra. Dos camionetas con sus puertas traseras abiertas y cadáveres semidesnudos que, apilados uno encima del otro, caen sobre la calle.

A plena luz del día, 35 cadáveres fueron abandonados así, cerca de un centro comercial en el municipio de Boca del Río, en Veracruz, donde estaba prevista la reunión de procuradores mexicanos. Y donde apenas esta semana se liberó a los dos tuiteros acusados “de terrorismo” por enviar mensajes sobre supuestos ataques a escuelas.

No sé cómo se calificaría entonces la aparición de esos cuerpos sobre la transitada calle de Veracruz. Día a día, semana con semana, el tenor de la violencia de las noticias relacionadas con el crimen organizado va in crescendo. Hace tan sólo unas semanas fuimos testigos de cómo un operativo de extorsión, del que aún no se esclarece toda la verdad, cobraba 53 víctimas en tan sólo dos minutos y medio con gasolina y un cerillo. Y ahora Veracruz.

Mientras la prensa alertaba de esta macabra aparición de los cuerpos de 12 mujeres y 23 hombres en las transitadas calles de Veracruz, el gobierno notificaba que de acuerdo con la Plataforma México todas las víctimas tenían antecedentes penales.

Pareciera que el mensaje enviado es que como las víctimas estuvieron involucrados en actos delictivos, la sociedad civil no debería preocuparse. Pero claro que preocupa, claro que causa indignación, miedo y enojo ver que la violencia crece y el número de víctimas también. Nos pone furiosos.

Nevertheless in Gringoland, se recibía al presidente Felipe Calderón, quien habló en Nueva York ante la Organización de Naciones Unidas pidiendo el control de armas. Después, en Los Ángeles frente a líderes comunitarios, se refirió a la operación “Rápido y Furioso”.

“Ahora sí que los rápidos fueron ellos (Estados Unidos) y los furiosos nosotros, porque la verdad es que se quedaron con el santo y con la limosna”, dijo Calderón en su primer comentario sobre el tema.

Claro que los mexicanos estamos “furiosos”, pero no sé si el enojo apunte realmente al operativo y hacia Estados Unidos o al interior, porque no ha habido una exigencia que aclare lo ocurrido y que como resultado final armó a varios cárteles, entre ellos el del Chapo Guzmán. De hecho, poco se ha hablado sobre el tema y sólo se dice que se esperan los resultados de la investigación.

Por ejemplo, la procuradora general de la República, Marisela Morales, dijo esta misma semana que se enteró del operativo por la prensa y que México aún espera una respuesta de Estados Unidos. Morales agregó que dicho operativo sería una “traición” si hubieran permitido deliberadamente “caminar” armas con la intención de rastrearlas hasta los cárteles.

El programa “Rápido y Furioso” se desarrolló entre noviembre de 2009 y enero de 2011 con el fin de identificar a los líderes de los cárteles de la droga mexicanos, permitiendo compras ilegales de 2 mil 20 armas de fuego para luego seguirlas hasta su destino. De estas armas, aún falta por localizar unas mil 45.

En México, algunas de estas armas han sido encontradas en poder del cártel de Sinaloa y otras más fueron encontradas en la escena de once crímenes ocurridos en Estados Unidos, entre ellos, el asesinato del agente de la Patrulla Fronteriza, Brian Terry, en Arizona.

Aunque en su comentario general el presidente Calderón calificó como un error garrafal el operativo, jugar con las palabras de cómo los estadounidenses fueron los rápidos y nosotros, los mexicanos, los furiosos, debilita aún más nuestra posición de poder exigir claridad en esa y otras acciones sobre la relación bilateral en tema de lucha contra el narcotráfico.

Es verdad que los agentes de Estados Unidos fueron muy rápidos, pero eso nos deja muy mal parados en México. O nuestros agentes no sabían nada ni se enteraron, y tampoco han hecho su trabajo. ¿Todo lo supieron a través de la prensa? ¿Dónde están los sistemas de inteligencia y seguridad de México? O para no quedar mal, dicen no saber, aunque lo sabían. Ambas situaciones son para poner furiosos a los mexicanos.

Sí estamos furiosos porque no se nos pueden olvidarlas víctimas a las que les han llegado esas balas, no se nos puede olvidar que día a día la guerra por las plazas no es exclusivamente entre narcotraficantes. Se ha salpicado ya la vida cotidiana, la vida de los mexicanos.

Los 35 cadáveres de ayer se suman a las casi 40 mil personas que han muerto en relación con el crimen desde 2006, cuando el presidente Felipe Calderón adoptó una estrategia de combate frontal al crimen organizado.

Eso sí que enfurece. La violenta espiral con la que hemos visto escenas cada vez más macabras en tan sólo unos años ha bajado la moral de los mexicanos, la actitud a pensar que se puede salir de esta crisis en la seguridad, en recuperar la vida cotidiana.

El discurso con el juego de palabras donde los ellos son rápidos y los nosotros los furiosos, aligera la desgracia y disminuye la exigencia de explicaciones y responsabilidades en la relación bilateral.

Los que deben actuar rápido somos nosotros. Olvidarnos de que existen los “ellos” y dejar de victimizarnos en esta batalla. Podemos estar furiosos contra los países de mayor consumo, podemos estar furiosos contra los países que venden armas, pero es momento de que esa furia nos ayude a actuar con mayor velocidad. Queda prácticamente un año de gobierno que no ha completado la batalla iniciada en el 2006.

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.
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