La infusión del miedo

23/08/2014 - 12:00 am

Lleno de maravillas, así es este planeta. No deja uno de asombrarse si reflexiona en que todo partió de un evento primigenio, que Stephen Hawking y los antiguos Mayas coinciden en que fue el nacimiento del Tiempo. Ahí comenzó –literalmente– todo lo que se puede ver, pensar, anhelar, conocer, inventar,… todo lo que es y somos.

Pertenezco al grupo humano que se extasía cuando ve a fondo la naturaleza. Lo que podemos descubrir al pensar en el milagro de la vida, hace que se desvanezca la necesidad de imaginar a un señor de larga barba que, en un incómodo trono de piedra y con cara de enojado, está llevando la cuenta de los pecados mortales, veniales, los viernes primeros, las jaculatorias y tanto ornamento inútil de tantos millones de habitantes que tiene nuestro planeta, y los que tienen todos los demás.

Un milagro de la evolución, cómo dudarlo, es la mente. Poco a poco avanzamos en su conocimiento, ahora con un fundamento científico que poco a poco nos muestra las capacidades y posibilidades de la inteligencia… y de la estupidez.

En la batalla que libramos todos los seres vivos por la supervivencia, los seres humanos ocupamos un lugar especial. La naturaleza nos dio esa arma altamente eficaz para acabar con nuestro próximo: la mente. Esa maravilla que nos hace superiores al resto de los animales, es a la vez nuestra libertad y nuestra cárcel. Podemos vencer al oponente sin tocarle siquiera, sin verle, sin identificarle, si logramos sembrarle miedo.

El miedo puede hacer que un vendado se salve; algunas veces, el ser humano toma una alternativa suicida: se paraliza, deja de luchar y se da por vencido. Esto ha sido aprovechado por muchos sistemas de opresión, sobre todo luego de la Segunda Guerra Mundial –cuando se comenzó a estudiar en serio este camino de dominación.

La Doctrina del Shock comenzó a estudiarse en personas y luego se extrapoló a sociedades. El principio es sencillo: una persona con miedo –de cualquier tipo– se paraliza y por tanto es controlable; una sociedad, también.

Saber que el aparato dominante puede apresarnos sin razón, retenernos sin explicación y soltarnos sin pedir perdón 5 ó 10 años después; que si nos salimos de la línea de conducta seremos sujetos de castigo; que los vigías no son los uniformados, sino cualquier vecino o amigo.

Estos miedos, que nos son infundidos incluso a través de costumbres, ritos y comunicación de “entretenimiento”, son los que nos vencen. Noticias de guerras interminables, de epidemias, golpes de estado, alertas climáticaas, series y películas de zombies,… vaya: hasta los súper héroes ya traen cara de vengadores sangrientos!

Es pertinente repasar todo esto por algo importante que nos está sucediendo: la falta de respuesta que tenemos como sociedad. Para ver cómo se nos está aplicando este control, basta saber que casi el 70% de los mexicanos a nivel banqueta reprueba la reforma energética, pero nadie levanta la voz; todo lo que se oye es… “Pues sí, pero ¿qué podemos hacer?”

Vale mucho la pena informarse sobre esta manipulación masiva basada en las terapias de shock. Una fuente es el video “La Doctrina del Shock” (The Shock Doctrine), conferencia que dictó hace 5 años la periodista canadiense Naomi Klein en torno a su libro. Puede verse doblado al español (http://youtu.be/Nt44ivcC9rg) o con subtítulos (http://youtu.be/_H1YiG2Wj_8). Para no perderse.

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