México

Marifer se suicidó, le dijeron. Su madre lleva 4 años pidiendo que el Edomex investigue feminicidio

23/06/2018 - 8:00 pm

A Silvia Vargas Velasco le dijeron que su hija se suicidó pero las inconsistencias que detectó en su caso la han llevado a una lucha, que ya lleva cuatro años, para que las autoridades del Estado de México investiguen la muerte de su hija María Fernanda como un feminicidio ante las lesiones que presentaba el cuerpo y la versión del supuesto ahorcamiento, entre otros argumentos que no cuadran con la realidad.

En su camino logró que se reclasificara el caso y se exhumara el cuerpo en marzo de 2017, pero reclama que a más de un año no le han entregado los resultados.

“También se debe de visibilizar la violencia que se presenta en tres parejas del mismo sexo igual, debe de aplicarse la Ley. Mi hija era una mujer y se tiene que investigar su muerte hasta las últimas consecuencias”, exige.

Ciudad de México, 23 de junio (SinEmbargo).– El 18 de abril de 2014, el cuerpo de María Fernanda Catalina Rico Vargas fue hallado sin vida en el departamento donde residía con su ex pareja en Ecatepec, Estado de México. Las autoridades mexiquenses le dijeron a sus padres que la joven se suicidó, pero las lesiones que vieron en el cuerpo de su hija, e inconsistencias en el caso de inmediato generaron dudas a Silvia Vargas Velasco, madre de la víctima, quien está convencida que a la joven la asesinaron y por eso ha luchado por cuatro años para que investiguen la muerte de su hija.

María Fernanda Catalina Rico Vargas tenía 25 años de edad. Era maquillista y vendedora de productos de belleza de una reconocida empresa de cosméticos canadiense.

“Era una mujer muy cariñosa, muy compartida, siempre preocupada por los demás. Siempre buscaba la forma de hacernos reír, de hacernos sentir bien, era muy cariñosa, y alegre”, narra en entrevista con SinEmbargo la señora Silvia Vargas.

La madre de María Fernanda cuenta que la chica tenía un proyecto de vida y muchas expectativas en su trabajo, pues esperaba hacer una destacada carrera en la empresa como vendedora de productos MAC, y esperaba viajar a otros países, conocer otros lugares.

“Ella me decía que quería viajar más, que quería conocer Estados Unidos, Las Vegas. A ella le gustaba mucho su trabajo, era su talón de Aquiles. Le encantaba su trabajo, proyectar su ideas en el maquillaje. Esa era ella”, abunda la mujer.

“Mafer”, como le decían sus padres de cariño, estudió hasta la preparatoria. Su madre recuerda que la joven y su hermanos dejaron de estudiar para empezar a trabajar porque su mayor preocupación era ayudar en la casa y el sustento de sus padres, que son adultos mayores. Cuando María Fernanda fue asesinada, su padre tenia 74 años y su madre 58.

“Ella y su hermano mayor querían cuidarnos, que nosotros ya no tuviéramos que trabajar sino descansar”, explica la mujer.

María Fernanda Catalina decidió, en febrero de 2014, irse a vivir con su novia, a quién había conocido en agosto de 2013.

“Cuando ellas empezaron a salir, nosotros no sabíamos que tipo de relación tenían, sólo sabíamos que era una amiga. Pero cuando se va vivir con esta persona, nosotros perdimos mucha comunicación con ella. Ella hablaba poco a la casa”, agrega la madre.

Sin embargo, añade la señora Vargas, sí supo que María Fernanda era quien pagaba la renta del departamento donde se fueron a vivir, pero sólo lo hizo por dos meses: en abril de ese año, regresó a la casa de su padres después de una discusión con su pareja.

“Ese día ella nos llamó, y nos dijo que ya se iba a quedar aquí en la casa, que ya no quería vivir con esa persona porque sufría muchos abusos: le exigía dinero, la ofendía, la agredía. María Fernanda ya no quería vivir con esa persona, se quería regresar la casa. Nosotros le dijimos que estaba bien, que siempre era bien recibida en su casa”, recuerda doña Silvia.

Los padres recibieron a su hija esa misma mañana. “Nos abrazamos, estábamos muy contentos”, dice.

La muerte de María Fernanda no ha sido aclarada por las autoridades mexiquenses, reclama su madre. Foto: Especial

Silvia agrega que su hija le platicó una parte de la violencia que sufrió mientras vivía con su novia.

Luego de dejar sus cosas en la vivienda, la maquillista salió para ir a trabajar, pues entraba a las 13:00 horas. “Cuando ella se va a trabajar [al medio día], nos dice que ese día iba a salir en la noche con sus amigos del trabajo. Que a lo mejor iba a tomar una copa para celebrar que ya no iba a estar con esta persona”.

Mafer regresó de su jornada laboral alrededor de las 10 de la noche, para cambiarse de ropa y volver a salir con sus amigos.

“Mi esposo le preguntó a qué hora iba a llegar. Ella le respondió que no sabía, pero le dijo que no se preocupara, que si se le hacía tarde se iba a quedar con una de sus dos amigas a las que vería ese día, pero que de todas maneras estamos en contacto”, relata la madre.

Silvia y su esposo se quedaron en la casa viendo la televisión. Cuando el señor Rico se levantó para ir al baño, se percató que María Fernanda había olvidado las llaves.

Los padres marcaron pero Mafer no contestó el celular, primero la llamada era remitida al buzón voz, luego ya el teléfono ya estaba apagado.

El matrimonio estaba preocupado porque su hija no tenía como ingresar a la casa, pero recordó que la joven les dijo que podría quedarse con sus amistades.

Al día siguiente, por la mañana se contactaron por teléfono con la hija, quien les explicó que se había quedado dormida, aunque no les indicó en dónde había pasado la noche y le anunció a su padre que pronto estaría de regreso en la casa.

“Ella dijo que nada más almorzaba y se iría a la casa. Le pidió a su papá que estuvieran al pendiente para que la acompañara a ir a sacar sus cosas del departamento. Pero vimos que ya eran las dos de la tarde, dieron las tres, las cuatro, las cinco, las seis y ella no llegaba”, detalla la madre.

El padre le marcó, pero de nuevo el buzón fue la respuesta que no deseaba. El hombre insistió, hasta que alguien contestó el número alrededor de las 19:30 horas. Era una voz masculina. Silvia cita el diálogo:

“Este es el teléfono de mi hija”, dijo el señor Rico.

“Sí”, respondió la voz masculina del auricular. “¿Cómo se llama?”, cuestionó el hombre, quien parecía preguntar a otra persona.

“María Fernanda Catalina”, respondió el padre.

“Sí, señor, este teléfono es de su hija. Tuvo un accidente, tiene que presentarse aquí en el MP de San Agustín para decirle qué le pasó a su hija, porque por teléfono no le puedo dar información”, le comentó.

Los padres acudieron a las instalaciones del Ministerio Público. Un oficial se acercó al matrimonio y notificó al padre debía entrar a reconocer el cuerpo de una joven. Era María Fernanda Catalina.

INCONSISTENCIAS

El Ministerio Público le informó a los familiares que María Fernanda se había suicidado. Sin embargo, la versión que brindó la autoridad no fue aceptada por la familia.

Silvia refiere que la primer anomalía fue que el agente les declaró que encontraron a María Fernanda colgada de una altura de 1.75 metros; pero la joven medía 1.70 metros. “Es imposible, nosotros sabemos que no es cierto que ella se suicidó”, asevera la madre.

La madre recuerda que cuando les entregaron el cuerpo para velarlo y sepultarlo, descubrieron que la joven tenía lesiones en su cuerpo. “En el antebrazo izquierdo ella tenía cortadas, tenía dedos lastimados y huellas de haber sido amordazada”, detalla.

Los familiares acudieron, después de un tiempo, a las oficinas de San Agustín a exigir una explicación sobre lo sucedido a su hija y para solicitar la carpeta de investigación. Desde el inicio, afirma, sospechó que la novia de su hija era responsable del posible asesinato.

“Yo le pregunté Ministerio Público que porqué la dejaba ir [a la novia]. Él me respondió que no había carpeta de investigación, que por lo tanto tenía que dejarla ir”, afirma.

Desde entonces, la señora Silvia emprendió una lucha para que investigaran la muerte de su hija.

“El Ministerio Público que tenía la carpeta nos dijo que teníamos que explicar para qué queríamos el documento. Que porque si la queríamos ‘para enmarcarla’, pues él no nos la podía dar. Que teníamos que decirle realmente para qué la queríamos. Entonces tuvimos que hacer un oficio y presentarlo. Y nos dieron unas copias, pero muy pocas, muy a cuenta gotas”, relata la mujer.

Cuando Silvia inició la revisión del expediente encontró más inconsistencias.

“En el expediente indica que al principio se presentaron dos varones. Uno de ellos dijo que era el padre y que reclamaba el cuerpo de mi hija, pero fue cuando nosotros todavía no llegábamos a la agencia del MP, ya había alguien que estaba reclamando el cuerpo”, relata.

La madre también leyó las declaraciones de la novia, donde aseguraba que la joven bebió y se drogó. Pero la madre afirma que los exámenes toxicológicos arrojaron resultados negativos de consumo de esas sustancias. “Entonces la ex novia mintió”, afirma.

“Entonces surgen muchas dudas porque el médico no declaró las lesiones del brazo, ni otras lesiones que mi hija tenía en el cuerpo. Sólo declaró en forma muy simple lo que había en el cuerpo de mi hija. Sí remarcó mucho el surco, pero no declaró ninguna lesión que mi hija tenia en el brazo, mejor puso que tenía unos tatuajes”, detalla la mujer.

Silvia Vargas se abocó a investigar. En su camino encontró que los agentes “perdieron” la cadena de custodia. El elemento principal era el cinturón con el que presuntamente su hija se había amarrado para suicidarse. “Otros aspectos es que no se resguardó el lugar, no se investigó desde un principio con perspectiva de género, como lo marca el protocolo, no hicieron ninguna investigación”.

Por cuatro años Silvia ha luchado a contracorriente para que las autoridades investiguen el caso. “A mi me trajeron a vueltas dos años diciéndome que iban hacer investigaciones, y no fue así”.

Finalmente, en 2016, el expediente de María Fernanda Catalina fue turnado a Barrientos. Silvia logró que el cuerpo de su hija fuera exhumado el 14 de marzo.

Sin embargo, ha pasado más de un año y aún no tienen un dictamen.

“Esta persona [la ex pareja ] es la principal sospechosa y apenas se presentó en septiembre del año pasado. Entonces no tenemos detenido, no tenemos nada, porque tampoco tenemos un dictamen de la exhumación”, destaca la madre.

Ella exige que se investigue la muerte hasta las última consecuencias y conforme a derecho, “que las autoridades agoten todas las líneas de investigación conforme a los protocolos, para ellos fue más fácil decir que se suicidó a investigar”.

Silvia está convencida de que hay cientos de feminicidios que quedan en la impunidad y en la oscuridad “porque para ellos [las] autoridades muchos homicidios son suicidios, o a las mujeres que asesinan las criminalizan. pera ellos es más fácil decir que se suicidan o decir que anda metidas en el narco”.

Finalmente, la mamá de Mafer advierte que la violencia de pareja no sólo se da en las parejas heterosexuales. “También se debe de visibilizar la violencia que se presenta en tres parejas del mismo sexo, debe de aplicarse la Ley. Mi hija era una mujer y se tiene que investigar su muerte hasta las ultimas consecuencias”.

Sugeyry Romina Gándara
Ha trabajado como reportera y fotoperiodista de nota roja en Chihuahua. Los últimos años, ya radicada en CdMx, los ha dedicado a cobertura sobre temas de desaparición, seguridad y víctimas de la violencia.
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