2013: NADA PARECE AMAINAR LA CONDENA DE VIVIR AL DÍA

23/01/2013 - 12:00 am

Este año, el aumento al salario mínimo fue de 3.9 por ciento, cuando en 2012 fue de 4.2. Según expertos, el nivel de vida marcado por la Constitución está lejano. Marchantes, en los mercados, piensan igual

Foto: Cuartoscuro.

Son las cinco de la mañana y don Alberto está en la Central de Abastos del Distrito Federal, la médula comercial de la delegación Iztapalapa donde se mueven alrededor de nueve millones de dólares al año y se surte buena parte de los mercados, y tiendas de comestibles de la ciudad.

Al terminar las compras se dirige a su local en el mercado Medellín de la colonia Roma, un conocido barrio residencial de la Ciudad de México donde la clase alta mexicana construyó lujosas mansiones y palacetes durante la primera mitad del siglo XX.

Mientras retira varias capas de una cebolla de color morado para dejarla limpia, nos cuenta que hoy es uno de los comerciantes más solicitados gracias a los vegetales que ofrece en su negocio, donde algunos productos pueden valer más de tres veces el precio habitual.

Además de que aquí los pasillos son más limpios y de que los vendedores del lugar no gritan la oferta del día como ocurre en otros mercados, llama la atención que hay muchos productos importados y que los clientes procuran comprar en pequeñas cantidades. “Es muy raro que la gente consuma dos o tres  kilos de alguna fruta o verdura, por lo general llevan pocas piezas, lo que equivale a su consumo por día”, comenta don Alberto.

Cada semana, además de vecinos de la colonia Roma, llegan clientes de conocidas colonias de clases medias y altas de la zona metropolitana como la Del Valle, Polanco, Interlomas, Ciudad Satélite y Lomas de Chapultepec.

Para conseguir productos de la misma calidad que ofrece don Alberto por un precio menor, la señora Remedios, originaria de la colonia Morelos, recorre durante varias horas los pasillos del mercado de La Merced. Habla con los comerciantes para conseguir que le vendan menos de un kilogramo de algunos productos. “Aquí es más barato que en el mercado de mi colonia, pero casi nadie quiere vender menos de un kilo, y a veces la comida se queda mucho tiempo guardada en el refrigerador”.

Esto ocasiona que “Remi”, como le dice a su hija de 22 años, quien estudia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pase mucho tiempo buscando y preparando la comida. Ella considera que de no hacerlo así, no le alcanzaría para comprar los alimentos del mes.

Así transcurre el primer mes del año. Los mercados muestran la forma en que los mexicanos administran su dinero. Para 2013, la esperanza de que el ingreso mejore, es casi nula y este ánimo se forjó cuando el consejo de representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CNSM) acordó otorgar un aumento general del 3.9 por ciento, una cifra menor a la de 2012, que fue de 4.2.

Pocos meses antes, el 12 de Abril de 2011, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicó un documento donde expuso que México es el país de la organización donde más horas se trabajan: diez al día; de las cuales, cuatro y media son invertidas en actividades no remuneradas como la limpieza del hogar y la preparación de alimentos. El mismo informe señala que uno de cada cinco mexicanos es pobre, mientras que la media en la OCDE es de uno de cada diez. Además, lo admite la OCDE, a casi a la mitad de los mexicanos le resulta “muy difícil” vivir de sus ingresos.

EL SALARIO MÍNIMO Y JUSTO

En México la diferencia salarial entre la persona más remunerada y la que menos percibe es de 19 a uno; es decir, el salario más alto es 19 veces mayor que el más bajo. En Estados Unidos, la diferencia es de seis a uno y en Corea, que es el país con la brecha salarial más angosta, la cifra es de tres a uno.

En México, el salario mínimo diario para la zona geográfica denominada como “A” será este año de 64.76 pesos, para la zona B de 61.38.

En el deterioro del ingreso de los mexicanos, se agregó un hecho: la CNSM acordó suprimir este año y en lo sucesivo, las ocupaciones de tornero, moldero en fundición de metales y oficial de niquelado, cromado de artículos, así como piezas de metal.

Se estableció para todas las profesiones y oficios, así como para trabajos especiales que sus salarios mínimos profesionales aumentarán en la misma proporción que lo hicieron los mínimos generales para las áreas geográficas.

LEJOS DE LO MARCADO POR LA LEY

En un documento, publicado en mayo de 2011, el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) expuso que para que una persona pudiera lograr el nivel de vida que marca la ley debería ganar seis mil 984 mensuales.

En abril del 2011 el portal de empleo Trabajando.com, que lleva once años en más de diez países hispanohablantes, hizo público un estudio donde señala que un 88 por ciento de los mexicanos considera que su sueldo “no es suficiente” para cubrir las necesidades básicas y que percibe ingresos inferiores a su nivel de calificación.

La directora general de la web, Margarita Chico, señala que “el asunto de los salarios ha sido siempre un tema de discusión” en México, donde los empresarios dicen que pagan demasiado y los trabajadores, que los sueldos no son suficientes.

Hace un año comenzó el Observatorio de Salario Justo en Puebla, un proyecto de la Universidad Iberoamericana que bajo la dirección del economista Miguel Reyes ha generado tres documentos que diagnostican la realidad del salario en México.

En entrevista, el investigador expone que el tema del salario es un punto que deberá ser atendido a la brevedad por el primer mandatario del país. Las consecuencias de un salario insuficiente son visibles en los hábitos de la población. Por ejemplo, los problemas de seguridad y falta de empleo son factores que contribuyen a engrosar las filas del crimen organizado, el comercio informal y la migración, de acuerdo con el especialista. También considera que la visión neoliberal de los empresarios impide que esta brecha desaparezca. “México se convirtió en un país con recursos explotables y mano de obra barata; el mito adoptado desde la época salinista de que un aumento salarial genera inflación, ha disminuido la probabilidad de un aumento en el salario”.

Además de la evidente desigualdad salarial, el cálculo del documento “Salario mínimo ideal en el año 2010 de acuerdo a la Constitución de los estados unidos mexicanos”, demostró que el salario ha ido decreciendo en las últimas dos décadas, por lo que es insuficiente para satisfacer lo estipulado en el artículo 123 constitucional.

La posible solución planteada por Miguel Reyes, es un cambio en la cultura empresarial y en la población. Crear conciencia de la magnitud del problema, una mayor apertura de mercado que derive en más oferta y evite monopolios. De no ser así, “México continuará siendo un país de pobres, compitiendo con países asiáticos en la oferta de mano de obra barata con un nivel de vida cada vez más deficiente”, alerta.

El Observatorio alcanzó cierta popularidad gracias a una entrevista que hizo la periodista Carmen Aristegui al director, a propósito de las declaraciones que hizo el Secretario de Hacienda Ernesto Cordero, el 21 de febrero de 2011 durante una conferencia de prensa, en la que dijo: “Hay familias mexicanas que con ingresos de seis mil pesos al mes tienen crédito para una vivienda, tienen crédito para un coche, se dan tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas”; en esta entrevista Reyes habló de la necesidad de atender el asunto del salario.

El señor Alfredo sale de su casa en la colonia Del Valle y se dirige como cada fin de semana al mercado Medellín, recorre los pisos lustrosos y se detiene frente a los locales bien organizados donde compra frutas, verduras y otros productos de la canasta básica. Gastará alrededor de 600 pesos pero podría ser un poco más. Esto no contempla la carne ni otros productos lácteos, y tampoco ninguna de las curiosidades gastronómicas del mercado, tal vez salga en la semana a comer a algún restaurante, pero hoy camina de la mano de su esposa escogiendo los vegetales que don Alberto trajo; después irá a comprar un “helado cubano” con un locatario de origen extranjero que también ofrece su producto por el doble de lo que se paga en las colonias populares, esas donde la gente pasará un poco más de tiempo seleccionando las legumbres para hacer rendir su salario.

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