Gisela Pérez de Acha
22/12/2013 - 12:00 am
El ITAM, la navidad y las élites
Tengo un año fuera de casa, y no había vuelto a ir al territorio de la escuela donde estudié cinco años: el ITAM. En esa biblioteca pasé los peores estreses y las más ansiosas noches sin dormir, pero fue poco comparable con el shock de cruzar la puerta principal y ver un árbol de Navidad. […]
Tengo un año fuera de casa, y no había vuelto a ir al territorio de la escuela donde estudié cinco años: el ITAM. En esa biblioteca pasé los peores estreses y las más ansiosas noches sin dormir, pero fue poco comparable con el shock de cruzar la puerta principal y ver un árbol de Navidad. “Vaya, sigue siendo un símbolo pagano”, me dije a mí misma.
Pero la sorpresa vino en seguida a ver un nacimiento de barro con todo y Jesús, José, María y borreguitos. ¿Qué ha pasado con el ideal de laicidad que tanto promovieron a lo largo de mi carrera? ¿Qué statement pedagógico implica que una institución como el ITAM retome tradiciones religiosas de Navidad, y no tome en cuenta las de las minorías?
Seguí paseando por aquellos pasillos, que según la leyenda algún día fueron de manicomio. Hoy el ITAM es una cuna que forja, educa y coloca a las élites del sector público y el privado.
Repasé mentalmente el plan de estudios de nuestra educación, y me di cuenta del paralelo que hay con la situación del país, sobre todo en temas económicos ya que tanto en el sexenio de Calderón como en el de Peña Nieto, los economistas itamitas han dominado en el gabinete.
¿Qué tipo de educación se está inculcando a los “futuros líderes” políticos del país?
Independientemente de las carreras, la ideología se dibuja en las materias que son obligatorias para todos los alumnos, y las podemos dividir en dos departamentos: Economía 1 y 2, y Estudios Generales.
Ambos buscan crear un balance en el estudiante, pero al final parecerían reivindicar un mismo modelo de pensamiento. Las economías son sin duda las más sintomáticas. Las que son obligatorias, son fuertemente neoliberales y se enseñan y reivindican con poco cuestionamiento y crítica. De economía marxista no se habla, por lo menos en este tronco común. Por otro lado, están las materias de Estudios Generales diseñadas para “abrir la mente y formar estudiantes críticos” donde leemos sobre filosofía, sociología e historia. Pero, la selección de lecturas aquí también es cuestionable, sobre todo lo que implica los cursos de Ideas donde repasamos el pensamiento occidental hasta el siglo XX.
Desde Aristóteles, a Kant y Heidegger, solo leemos a hombres blancos, occidentales y ricos. Entiendo que el curso termine en el siglo XX y retrate el pensamiento occidental, pero en ese caso ¿por qué no incluir a Simone de Beauvoir o las feministas suffragettes? ¿Será que las mujeres no tienen cabida en la historia de las ideas? Me preocupa que la mayoría de los estudiantes del ITAM, “futuros líderes”, tengamos que conocer el feminismo de manera autodidacta, o bien, muy tarde en la carrera y con poca oferta de materias optativas.
¿Cómo se refleja esta educación en los estudiantes que en algún futuro serán agentes de decisión? ¿Cómo se reflejó en las posturas políticas del movimiento #YoSoy132, comparados con las otras escuelas? Tal vez entre tanto occidente y uniformidad, el ITAM forja a chavos con valores individualistas, propios de un sistema capitalista (y hasta me atrevo a decir patriarcal). Esto es cuestionable, sobre todo de cara a las reformas que el gabinete príista ha promovido en el último año.
Dos de los secretarios encargados de estas mismas vienen del ITAM: Luis Videgaray, el titular de Hacienda, y quien está detrás de la Reforma Fiscal; y Emilio Lozoya Austin, quien encabeza Pemex detrás de la Reforma Energética. Ambas reformas comparten una cosa: son creadas por tecnócratas en un estudio de laboratorio y con modelos matemáticos abstractos alejados de la realidad. El contribuyente se convierte en una variable macroeconómica, y el petróleo en una mina de oro para la inversión extranjera. ¿Dónde queda la gente? ¿Los indígenas? ¿Las mujeres? ¿Los obreros? ¿Las personas de carne y hueso?
Los modelos nos alejan de la realidad, ¿será que y como estudiantes del ITAM, también nosotros lo estamos?
Bien decía Pierre Bourdieu que el control del Estado se hace a través de la educación: hay que vigilar con qué contenido llegan las élites al gobierno. Desde el salinato hace 25 años, los economistas del ITAM son una muestra de ello. Mientras el resto del mundo se cuestiona el modelo económico neoliberal, nosotros lo seguimos aplicando sin duda alguna a pesar de que económicamente vamos en picada.
Afortunadamente aún existen maestros como Rodolfo Vázquez, Julián Meza, Patricio Sepúlveda, Francisca Pou y Pepe Merino que equilibran la balanza ideológica, pero ante un país con estructuras caducas y en crisis, me parecería que habría que revisar el contenido ideológico de base que se inculca a los tomadores de decisiones. El mismo debería involucrar filosofías minoritarias religiosas y culturales para cuestionar y atreverse a sacudir -por lo menos en teoría- las estructuras tan arraigadas de poder, tan representativas de las élites.
El ITAM no es sólo una institución privada ya que sus agentes -tanto profesores como alumnos- tienen incidencia en la agenda pública y en la toma de decisiones.
Al salir de la escuela, el nacimiento del árbol de Navidad parecía estar sonriendo de lado. ¿Cómo será la siguiente camada de líderes de nuestro país? En enero se reanudan las clases, ya les platicaré cómo nos fue.
Hasta el próximo año.
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