Dejen de balbucear, ¿a dónde vamos?

22/11/2016 - 12:00 am
Pero el otro gran riesgo es la verdadera política exterior de Trump. Foto: Cuartoscuro
Pero el otro gran riesgo es la verdadera política exterior de Trump. Foto: Cuartoscuro

La feria de explicaciones de los políticos sobre el momento actual da la impresión de que están ebrios, van de la tontería a la absoluta estupidez; debemos convencernos de que la relación con Estados Unidos llevará al país a una situación crítica.

Hay que asumir la realidad: lo que sonaba como locura en la campaña de Trump irá tomando forma ya que muchas de sus afirmaciones son razonables desde la perspectiva de los estadounidenses que lo votaron al poder, porque la globalización de los mercados y del sistema financiero ha producido un fenómeno de centralización mundial del capital y del poder.

Hay varios análisis serios que explican que lo que pasó en la ex Yugoslavia, en Grecia y en España se dio a partir del brutal saqueo de sus inversiones bancarias, que acabó terminando con el capital nacional.

En México lo hemos vivido, las ganancias que producen nuestros recursos depositados y manejados por los bancos y los servicios que esas firmas ofrecen salen del país y van a concentrarse en unas cuantas instituciones financieras.

El gran riesgo que corre la nación es que este discurso nacionalista de extrema derecha viene acompañado por la irracionalidad de la basura blanca.

Trump sabía lo que decía y su camarilla llega al poder fortalecida por la cultura anglosajona de discriminación y odio al otro, que se puede notar en el nombramiento de sus funcionarios, cada uno con experiencia en la persecución de los diferentes.

La guerra de odio en el interior de Estados Unidos es una muy probable realidad, considerando que las minorías y los humanistas norteamericanos tienen una larga historia de lucha y resistencia contra semejantes energúmenos empoderados.

Pero el otro gran riesgo es la verdadera política exterior de Trump; en este ámbito hay dos posibilidades: (1) que todo cambié para permanecer igual y México simplemente siga siendo el barrio de mano de obra barata para la producción de mercancía norteamericana, o (2) que verdaderamente se cierre o al menos límite la producción transnacional.

En el segundo caso, México debe diseñar una estrategia basada en la defensa del bien común de los 110 millones que sigamos viviendo entre los ríos Bravo y Suchiate, rescatando la capacidad empresarial nacional, aprovechando el mercado interno y mejorando la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Debe recordar el proteccionismo nacionalista de Lázaro Cárdenas.

Y bien estarían algunos actos de independencia relativa como establecer un salario mínimo industrial, nacionalizar por lo menos un banco saqueador, y un impuesto a las exportaciones de las empresas norteamericanas.

El Gobierno se debe de hacer cargo o arriesgarse a ver cómo la violencia actual adquiere una dimensión política que le doble las rodillas.

Pero conociendo a nuestros empresarios y políticos creo que terminaremos como Estado libre asociado, como Puerto Rico lo fue en su momento.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas