Taibo, de 55 años, recuperó una vivencia de su niñez y se la adjudicó a Julián, un chico frustrado porque le mandan a leer en la escuela “La Guerra y la Paz”, de Tolstoi, y se salva de ello al caer con hepatitis.
Por Gustavo Borges
México, 22 nov (EFE).- El escritor mexicano Benito Taibo cree que en en México el realismo mágico ocurre a cada momento y él mismo a veces lo protagoniza, en días como cuando era joven, enterró la novela “Cien años de Soledad” y esperó el nacimiento de un árbol.
“En México el realismo mágico funciona todos los días; ésa del libro del ‘Gabo’ es una historia bella. Con 18 años mis amigos y yo lo leímos y quedamos emocionados; entonces lo enterramos en un parque a ver si nacía un árbol. Años más tarde regresamos y había unos baños públicos”, cuenta Taibo en una entrevista con Efe.
Sentado en una cafetería en una zona lujosa de la capital mexicana, el autor habla de su novela “Cómplices”, un libro sobre el tema de la lectura, cuyos personajes principales son lectores o están en camino de serlo.
Taibo, de 55 años, recuperó una vivencia de su niñez y se la adjudicó a Julián, un chico frustrado porque le mandan a leer en la escuela “La Guerra y la Paz”, de Tolstoi, y se salva de ello al caer con hepatitis. Por curiosidad hojea “El sabueso de los Baskerville” y ahí da su primer paso hacia los libros.
De manera intencional, el autor inserta pedazos de grandes obras como “Los Miserables”, de Víctor Hugo; “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco, y “Alicia en el país de las maravillas”, de Lewis Carroll, y arma la trama acerca del verbo leer, el favorito de Isa, quien visita a Julián para llevarle las clases del día.
“Ahí hay de mí, como Julián yo sufrí hepatitis y me topé con un libro de Sherlock Holmes, pero ese personaje no soy yo”, cuenta.
Lleva una camisa azul de rayas y un pantalón claro y cuando comienza a hablar lo hace con una seguridad de profeta. “Soy un lector, un día di un salto al vacío y me hice escritor, pero tengo escrito con el libro un contrato de juntos para siempre”, cuenta.
Reconocido como uno de los promotores de la lectura más importantes de México, Benito es un escritor aceptado por los adolescentes mexicanos con los cuales suele reunirse para hablar de literatura en el idioma de ellos, con sus frases de moda.
“Cuando estoy con los chicos me siento de 17, tengo una relación espectacular con los jóvenes y cuando nos reunimos volvemos a subir la bandera de la democrática república de los lectores”, asevera.
Se fuma un cigarro cada 17 minutos y si le reclaman confiesa que lo hace por rebeldía y porque cuando se muera quiere dejar un cadáver jodido. Dice que tampoco le hace caso a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud acerca de limitar el consumo de carne y entonces regresa al tema de los libros.
“El primero que me leí quizás fue uno de Enid Blyton, quizás “Los cinco secretos”, o uno de Julio Verne o Emilio Salgari, el que me hizo lector fue “El sabueso de Baskerville”, como le pasa al chico de mi historia. Si hablo de definitorio puedo mencionar “El señor de las moscas”, de William Golding, quien me enseñó a creer”, asegura.
Benito le rinde culto al libro de papel, mas no desprecia ninguna plataforma. Confiesa que lee entre dos o tres libros a la semana, lo cual le permite pasar del centenar cada año. “Si terminas uno a la semana durante 60 años, leerás poco más de 3.200. No es nada si piensas que Balzac escribió más de 130 y Salgari, 75, pero igual a nadie le da tiempo a leer todo”, asevera.
Confiesa ser un apasionado de la literatura en español. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Pablo Neruda y Miguel de Cervantes son autores de primera fila en su librería de unos 10.000 títulos, pero su pasión no se limita.
“Voy por la vida regalando “Balzac y la joven costurera china”, del chino Dai Sijie, y considero definitorio en mi creación como persona “La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole”, explica y recuerda que otra de sus debilidades es la poesía.
“La poesía me dice que hay esperanza y no se puede vivir como si la belleza no existiera; para mí son imprescindibles poetas como Eliseo Diego, Juan Gelmán o José Emilio Pacheco”, comenta.
Recuerda que en México hay 40 millones de pobres sin acceso a la comida y menos pueden comprar libros y por eso celebra que la estadística de libros leídos por los mexicanos haya crecido a 5,4 por año, según una reciente encuesta.
Muchos años después de haber enterrado la historia maravillosa del pueblo de Macondo, Benito Taibo aún se siente hechizado por ella y aunque el libro no germinó en un árbol de novelas mágicas, aún lo conmueve.
“Si tengo que mencionar tres personajes de la literatura con los que me identifico puedo decir como 50. Uno sería el Coronel Aureliano Buendía cuando (en “Cien años de Soledad”) toca el hielo y lo recuerda frente al pelotón de fusilamiento”, asegura, orgulloso de la veta realista mágica de su manera de vivir.