El historiador Christian Duverger habló con SinEmbargo sobre Memorias de Hernán, una novela histórica en la que Cortés habla de su infancia en Medellín, de sus días de estudiante en Salamanca y, por supuesto, de su llegada al Nuevo Mundo.
Ciudad de México, 22 de octubre (SinEmbargo).– Hernán Cortés no solamente ha sido satanizado y arrojado al basurero de la historia de México, “sino que se transformó en un tema tabú para la investigación académica”, planteó en entrevista el historiador Christian Duverger, autor de Memorias de Hernán (Grijalba) una novela histórica que reconstruye el lado humano del conquistador español.
En este libro Cortés le escribe a su hijo Martín para contarle cómo conoció a su madre Malintzin y sobre todo para hacerle ver cómo ha sido muchos hombres a la vez entre ellos el autor de Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, pero también para relatar su infancia en Medellín, de sus días de estudiante en Salamanca y, por supuesto, de su llegada al Nuevo Mundo.
“La idea de hacer una novela era para presentar datos que no presentan mis otros libros, entonces lo que no aparecía en mis libros anteriores sobre Cortés, era el Cortés íntimo, el Cortés humano y tomé la decisión de escribir una novela que, efectivamente, no invente los eventos, que son los eventos que conocemos, pero doy énfasis a unos elementos que no había puesto, por ejemplo, la entrada de Martín Cortés en el club muy cerrado de la Orden de Santiago a la edad de seis años, etcétera, cosas así que que no había desarrollado”, planteó Duverger.
En ese sentido señaló que inventó esta comunicación entre Cortés y su hijo para contar su vida, la vida de su madre y cómo la pasó en la Conquista. “Es una oportunidad también para mí para contar la historia de Malinche, que es más una historia de amor que la historia oficial, donde vemos a Cortés instrumentalizar a la pobre Malinche, en realidad es una historia mucho mucho más amorosa”.
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—¿Cómo mostrar a los lectores a un Hernán Cortés que no es el que se ha mostrado por años, el Conquistador bárbaro?
—Una novela puede ser la oportunidad para que lectores —que no son necesariamente lectores de libros de historia— entren en el conocimiento de Cortés que es el fundador verdadero del país. La dificultad, efectivamente, es cambiar la visión que tenemos ahora de Cortés y el libro explica que nos equivocamos al plantear un Cortés bárbaro, maleducado, violento y sanguinario, etcétera.
Cortés es un hombre educado, es un hombre que entra en México con una idea de integrarse al mundo indígena, es un hombre que finalmente pasó del lado indígena, y por eso lo veo mucho más atractivo como humano, que como personaje de libro de libros de texto. Entonces creo que este libro puede contribuir a cambiar en México la idea que tenemos del conquistador porque hasta la palabra conquista, que es cierto aparece en el título de La Historia Verdadera, pero hay que saber que fue puesto en 1632 por su editor, Alonso Remón, y Cortés, lo utiliza realmente creo dos veces en las cinco cartas de relación y prácticamente, nunca en La Historia Verdadera.
Las cosas pueden cambiar y no solamente a través de mis libros históricos, sino a través de este libro que está destinado a un público más amplio. Tengo fe en las nuevas generaciones porque la recepción de esa visión de Cortés fue excelente entre los jóvenes, entre los alumnos, como académico trabajo básicamente con jóvenes, todos mis alumnos son jóvenes, y hay una mejor capacidad de aceptación de todo eso entre los jóvenes que entre el mundo de los adultos que tienen recuerdos de sus libros de texto. No hay que desesperar y creo que México puede tener su orgullo en tener un fundador de la patria que sea un hombre como Cortés, que es un hombre culto que tenía una visión de la coexistencia de los dos mundos a través del mestizaje y que, además, es capaz transformar la descripción de la dicha conquista en obra de arte porque eso lo que hizo con La Historia Verdadera.
—Usted dice que el autor de La historia Verdadera de la conquista de la Nueva España es Cortés y no Bernal Díaz del Castillo. ¿Por qué?
—Por la semejanza que La Historia Verdadera tiene con la Historia de las Indias y Conquista de México de (Francisco López de) Gómara. Cuando uno cuenta una historia de los años hay que escoger los eventos impactantes, hay que hacer un guion, una selección de eventos, etcétera, hay que intentar una narrativa, y la narrativa de la Historia verdadera, la narrativa de la historia de Gómara es la misma, entonces cuando se habla de un de una cosa en Gómara se habla de la misma cosa en en la historia verdadera, etcétera, entonces tuve la idea de que son obras gemelas escritas en un mismo momento.
Tuve que hacer una investigación, pero cuando encontré los datos que me aseguraban que Gómara vivía bajo el techo de Cortés en Valladolid supe que finalmente las las dos obras habían sido escritas en el mismo momento y cuál era el otro autor sino el propio Cortés, y finalmente eso explica muchas cosas de este texto, que es un texto culto. Tengo el conocimiento de todos los detalles que proporciona el texto, que no es de un soldado sino de un jefe, y llegué a la idea por la similitud de la estructura de la historia verdadera como la de la historia de Gómara y, ahora, doy un paso siguiente: explico algo que no había explicado en mis libros anteriores es que Gómara es el medio hermano de Cortés, lo que explica su presencia en su casa, en Valladolid, explica la autoridad natural, vamos a decir, intelectual que Cortés tiene sobre Gómara.
—Estas memorias de Hernán al estar en formato de carta no culminan por lo mismo no culminan con su muerte, ¿cómo llega a esta decisión en términos narrativos?
—El final es un poco sofisticado porque hablo del retrato del robo de la identidad a través de la duplicación del retrato, etcétera, entonces cuando Cortés acepta la idea misma de ser retratado por el enviado del Papa, finalmente eso significa que está por morir, entonces escribe esa esa cosa a su hijo antes de morir y por eso existe en el libro una apostilla que da lo que ocurrió con los los hijos de Cortés, los dos Martín, y lo que digo en la poesía yo creo que es interesante porque finalmente corté subo dos hijos Martín, dos Martín, uno mestizo y otro de unas cosas española, y finalmente el hijo mestizo escogió la carrera de de las armas, sirvió como en la en el ejército de Carlos V y luego de Felipe II, y el hijo que tuvo con la española se consideró siempre como escritor, porque la verdad es que se educó en Valladolid y con su papá, qué cuál era la impresión que daba Cortés escribiendo día y noche, entonces finalmente, uno quiso imitar la dimensión militar del hombre y el otro Martín, hijo de la española, que será el segundo marqués, se consideró siempre como un escritor y desarrolló un gran gusto por la poesía.
Soy de los pocos que entendieron eso, el rescate poemas escritos por Martín, el Martín segundo marqués, entonces eso es interesante ver cómo las dos personalidades de Cortés se cristalizan en los dos Martín y es una manera de terminar la historia del libro, es una técnica, el libro se para con la muerte de Cortés pero mi apostilla explica que es mi pluma explica la el final de la historia.
—Decías que Hernán Cortés es el fundador verdadero del país, ¿el haber relegado a qué se debe, a una cuestión política?
—El problema es que por ser satanizado por razones políticas que vienen del siglo XIX, Cortés nunca fue un tema de investigación científica y el que abrió el camino fue José Luis Martínez, que publicó una biografía de Cortés con cuatro tomos de documentos cortesanos, lo que significaba que había que plantear la vida de Cortés como un tema de historia científica y eso abrió un camino y estoy en este camino abierto por José Luis Martínez.
Mi trabajo, mi tarea, ha sido de considerar a Cortés como un tema científico, entonces la búsqueda de documentos en archivos, en bibliotecas, relecturas, etcétera, y también cambiar el punto de vista y entender cómo ha sido percibido Cortés desde el lado indígena. El problema es que me siento a veces un poco solito, pero eso viene del hecho que Cortés no solamente fue satanizado, sino que se transformó en un tema tabú para la investigación académica, entonces ninguna universidad puso la Conquista, o la historia de Cortés, o los antecedentes de Cortés como línea de investigación.
Si no tenemos los elementos para entender, no vamos a entender, pero para recuperar esos datos hay que hacer una investigación y en lugar de tener un solo investigador como yo, si tuviéramos 20 o 50, tendríamos mucho más documentación y no habría discusión sobre el hecho de que sí, o no, Cortés es un bárbaro, que sí, o no, instrumentalizó a Malinche, etcétera.
—Por último,¿qué me podrías decir sobre la Malintzi histórica y porque persisten más de 500 años este tipo de prejuicios también hacia ella?
—Yo describí una historia de amor porque para un autor es más suave, más agradable, escribir una historia de amor. Dos, pienso realmente que fue una historia de amor, la relación de la Malinche y Cortés porque los dos coincidieron, los dos fundieron sus sentimientos, sus convicciones, etc, entonces la pareja funcionó como una pareja de enamorados y creo que eso fue un elemento del éxito de la pareja Malinche – Cortés, pero hay que decir que sobre Malinche hay menos documentos, pero me gustaría subrayar algo, en la vida de Cortés, Cortés tuvo enemigos, tuvo oponentes, de Malinche no tenemos nada en contra de ella, entonces es una gran pregunta, y normalmente la gente siempre dice ‘sí, es buena la es buena persona, pero…’, entonces siempre vienen los defectos y con Malinche hay una especie de figura muy limpia y no se conocen enemigos de Malinche cuando hubo el pleito en contra de Cortés había testigos que venían en contra de Cortés, pero nunca tuvimos un testigo en contra de la actuación de Malinche, entonces significa que fue un personaje muy limpio, la veo muy atractiva no solamente como mujer, pero como personaje, como personalidad, entonces creo que también podríamos rehabilitar a Malinche que sufrió de la satanización de Cortés y no merece esa esa visión despectiva realmente su papel fue humanista y fue siempre en el sentido de preservar la cultura autóctona.