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Gerardo Grande

22/09/2015 - 12:00 am

Un tour mágico y expansivo con la Chula Foro Móvil

Que no te quede más que esta poesía un pulpo palpitante entre las flores sangrientas del universo esta flor abierta que poliniza meteoros y planetas mientras recibe balas y caen sus hojas

La Chula siempre es más. Su creador es el escritor Antonio Calera-Grobet. Foto: Cuartoscuro
La Chula siempre es más. Su creador es el escritor Antonio Calera-Grobet. Foto: Cuartoscuro

Que no te quede más que esta poesía

un pulpo palpitante entre las flores sangrientas del universo

esta flor abierta que poliniza meteoros y planetas

mientras recibe balas y caen sus hojas

y arde su tallo y del tallo cuelgas sin caer

La Chula Foro Móvil no sólo es una combi pintada de amarillo y blanco. La Chula Foro Móvil, viaja en las calles del Distrito Federal en busca de espacios públicos para irrumpir en lo cotidiano con sus eventos culturales. La Chula Foro Móvil no sólo es una librería ambulante. No sólo es una nave que transporta y ofrece propuestas literarias y musicales para generar buen aire a los pulmones de estos días. La Chula siempre es más. Su creador es el escritor Antonio Calera-Grobet. Él ha desarrollado gran parte de su trabajo como promotor cultural en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Hace un año, llevó a otro nivel su inquietud por generar espacios de diálogo y escenarios abiertos para la difusión cultural. Así, creó este proyecto con la intención de generar un puente entre el Centro Histórico y otras partes de la ciudad. La Chula es un espacio novedoso siempre en movimiento. Y cuando digo movimiento no me refiero solamente a que es un vehículo vintage, también me refiero al movimiento y transporte de propuestas creativas. En ese sentido, esta combi es arteria que lleva magia dentro de un cuerpo monstruoso y bello como es el DF. La Chula está en muchas partes, y sólo es una. Se le puede encontrar en un parque un domingo a mediodía; en una feria independiente de libros o un viernes en la noche en una food truck station. Siempre con el corazón por delante. Siempre generando el intercambio de ideas.  Siempre receptiva a propuestas para cambiar de color la ciudad. Siempre generosa ésta Chula. Todo lo que tiene para dar, va por delante. Justo como son los proyectos de Antonio Calera.

Recuerdo una de las primeras salidas de ésta genial nave. La cita fue muy temprano en la colonia Narvarte. Luego de unos mates y unos cafés salimos rumbo al parque de los venados. Al llegar ahí la magia se hizo rápido; pues en lo que tardó en hacerse un expreso doble, el equipo de La Chula dejó todo listo para reinterpretar el espacio público: de la combi salieron valijas llenas de libros, una alfombra gitana, una mesa desplegable y un par de bancas. Se acomodaron los libros; se encendió el megáfono y comenzó la lectura de poesía. Poco a poco se creó un foro donde antes sólo había un pedazo de pasto y cemento.

En los días que vivimos, en la ciudad en la que vivimos, en el país en el que vivimos, creo que es necesaria y valiosísima la iniciativa y la creación de La Chula. Creo que ella funciona también como trinchera, como un espacio de resistencia y de avanzada creativa. Vamos pues, a unirnos al tour mágico y misterioso al que convida esta nave. Nave que se lanza a los caminos, siempre con el corazón por delante.

– ¿Cómo fue que inicio el proyecto de La Chula Foro Móvil, a partir de qué inquietudes decidiste crear este proyecto?

Llevo en el Centro Histórico la mitad de mi vida. Estudié Ciencias de la Cultura en la Universidad del Claustro de Sor Juana (1993-1998), trabajé después en el Museo de la Ciudad de México como curador encargado de los proyectos artísticos (1998-2000), y luego para el entonces Instituto de Cultura de la Ciudad de México (2000-2001). Como si fuera poco, seguí en el centro trabajando para la Fundación del Centro Histórico, particularmente como maestro fundador de Casa Vecina, a la cual terminé por dirigir (2005-2009). En estos meses, La Bota, que es el centro cultural-restaurante que ahora dirijo con mis hermanos, cumplirá 10 años en el Centro Histórico. Como te darás cuenta, era necesario para mí inventar una manera de respirar nuevos aires. Tejer puentes entre el Centro Histórico y otras partes de la ciudad. Así nació La Chula, como un vaso comunicante (para ocupar un término de André Breton) para ligar a las delegaciones de la ciudad entre sí mismas. Ligar-religar a las partes de un cuerpo tan monstruoso que se desconoce a sí mismo. Ese es el deseo. Ir por la otredad y reconocer semejanzas, diferencias y, luego de un proceso de aculturación, de mezclar de identidades, traficar ideas.

 La Chula. Foro Móvil, en el sentido lato, es una librería y un café. Pero en realidad es una herramienta productora de contenido que viaja y que busca la descentralización cultural. Por eso sus siglas. Significa: Comunicación Humana, Letras y Arte. Buscamos, pues, la proliferación e intercambio de contenidos artísticos y educativos entre diversos públicos de la Ciudad de México y alrededores.

– Háblanos del momento en el que te encontraste con La Chula, antes de ser tuneada.

Yo caminaba por lotes de autos intentando encontrar un vehículo que nos permitiera acondicionarlo. Con la idea que llegado el momento de toparme con él, se diera eso que se conoce como amor a primera vista. Y se dio.  Me enamoré de un Safari. Era ciertamente hermoso. Por dos semanas fui a visitar al Safari para ver su remodelación hasta que de pronto, de la nada, me la topé. La vi primero en muy mal estado, apenas un fuselaje oxidado. No había dudas. Era ella. La seguí visitando con impaciencia y la veía por algunos minutos como si fuera una leona en el zoológico. Fue despertando. Un día llegué y estaba ya, toda hermosa, recién lavada, al frente de la hilera de autos del lote. Juro que no tardé ni siquiera quince minutos en que fuera mía. Le hablé a mi amigo Daniel Lezama (que además de un gran pintor es un apasionado coleccionista de autos antiguos) para que me ayudara a analizarla. Era perfecta. Recordé con mucho cariño una frase que me enseñó una novia en la preparatoria: “Las mujeres no se arreglan para salir porque no están descompuestas”. La Chula fue, es y será siempre hermosa. Sólo redescubrió su belleza.

Por cierto, en un mes la hermosura contará con 40 años de vida según su factura y, coincidentemente, el mismo mes de septiembre, un año en mis manos. Soy muy feliz con mi chica veloz. Me jala de un lado para el otro. Es punk, chic y absolutamente romántica. Deus ex machina.

– ¿Qué dinámicas has manejado en cuanto a la venta de libros, su difusión e incluso regalo de libros?

Nos reunimos en casa los miembros del equipo y planeamos estrategias. El trabajo es arduo. Hemos tenido juntas de hasta diez horas de trabajo. No es fácil fraguar una programación equilibrada. Poetas, narradores, músicos, sedes, horarios, logísticas, difusiones. Hemos tenido varios tipos de acercamiento a los lectores. Juegos, dinámicas que nos permitan reinventar la venta de libros. Aunque el costo de los libros es muy bajo, creemos que es necesario fraguar una promoción de la lectura y un posible comercio con el libro que restituya su carácter humanista más que mercantil. Lo que hemos ideado ahora es la venta de libros a domicilio mediante un trato cálido. Hablar por ejemplo así, que es el estilo que hemos querido imprimir a nuestras invitaciones. Te dejo acá parte de nuestro último comunicado, y que rolamos por youtube y por medio de  flyers electrónicos:

“¡POR PURO PLACER, ANDAREMOS EN LA CHULA REGALANDO LIBROS A DOMICILIO! Mañana andaremos repartiendo libros (por último día para irnos a otras zonas), por la Narvarte, Roma Sur, colonias aledañas. De las 12 del mediodía a las 4 de la tarde. ¿Quién quiere que le llevemos librito de Mantarraya? ¿Ya saben la tirada? Así es: tú nos compras uno y te regalamos otro. Nuestros libros son muy baratos. Cuestan entre $50 y $100 pesos. También llevaremos libros de otras editoriales amigas a los precios que nos marque su catálogo. Manden un mensaje y nos ponemos de acuerdo de cómo ir a dejarlo en La Chula a tu casa o chamba. Tomaremos fotos de los compradores y regalaremos una copita de vino en cada entrega. Tú, nosotros, dos libros, una copa de vino: ¡Piénsalo!

ANTES DEL DIN DE ESTE MUNDO, ESCRIBIREMOS OTRO.”

La idea es ser francos en dos sentidos: directos y honestos. Y ha dado resultados. Tanto en La Bota como en La Chula, en dos meses y medio, hemos vendido cerca de 300 libros. Hemos regalado tapas, playeras, copas de vino, grabados, fotografías, parafernalia diversa en la compra de los libros. Hacemos que los mismos autores se involucren en las ventas. O los editores. La cosa es calentar algo que está frío, que carece de interés. La venta de libros como una fiesta. Eso es lo que buscamos.

– ¿Nos mencionas algunos nombres de los libros que transporta este vehículo?

De entrada, movemos a Mantarraya Ediciones que es la editorial de la casa. En una maleta grande, vieja pero aguantadora, traemos prácticamente un par de ejemplares de todo el catálogo y nuestras novedades, como el libro Cabuyero Práctico de Luis Bugarini, Por la Banqueta de la ilustradora Betty árbol, o De equivocaciones y otras barbaries, que es un homenaje póstumo -pero en vida-  de nuestro amigo Carlos Martínez Rentería.

También invitamos a editoriales amigas, independientes y aguerridas, a que nos envíen material para que nosotros lo llevemos y vendamos en nuestras salidas. Junto a los libros de Mantarraya encuentras a Bonobos, Tumbona Ediciones, La Caja de Cerillos, Abismos, Generación y las que se van sumando.

-La Chula es más que una navaja suiza: tiene una máquina para hacer café, porta libros; mesas y sillas, genera su propia electricidad, hasta transporta poetas ¿qué más puede hacer esta máquina mágica?

La Chula está provista del siguiente instrumental. Como foro, es decir, en cuanto a lo necesario para albergar a nuestro posible público, contamos con toldos, libreros, sillas y mesas. Podemos albergar en nuestro foro a cincuenta personas aproximadamente. Por supuesto: agua potable, botiquín de primeros auxilios, extinguidor, seguro de cobertura amplia. Con respecto al instrumental, a los equipos de tecnología para emitir nuestro mensaje, contamos con un sistema eléctrico independiente, dos pantallas planas de televisión, un proyector para exteriores, 2 equipos de DVD, cámara fotográfica y de video, equipo de sonido con cuatro bocinas, micrófonos y altavoz. Está adaptada con internet portátil, cámaras para la transmisión en vivo de nuestros programas y contenidos y GPS para la ubicación del vehículo en sus trayectos.

Ferias de libro; food truck station y parques. ¿En qué otros sitios has llevado a La Chula?

Bueno, en este año La Chula se ha acercado a lugares como El Museo del Chopo o el Centro Cultural Universitario Tlateloco. Hemos hecho recorridos de un fin de semana por distintos puntos de la ciudad, como el que realizamos en Santa María La Rivera, La Nueva Santa María o la Portales, haciendo paradas en librerías, mercados de chunches, cantinas, centros culturales y, siempre, espacios públicos. Hace algunas semanas la Chula realizó sus pinitos carreteros rumbo a Cuernavaca, en donde presentamos el proyecto, organizamos lecturas relámpago y montamos una exposición de desnudos de Daniel Lezama, de quien ya hablamos.

Ahora, existen otras salidas, con otro perfil. Nos juntamos Selene Guerra, Genaro Ruiz de Chávez, que son el equipo base de La Chula, más quien se quiera sumar, y solamente salimos a tomar café sin rumbo fijo. Salir, manejar, tomar café y conocer gente.

-Háblanos de algunas experiencias que has tenido al presentar lecturas con La Chula

Hubo una en particular, satisfactoria por inoperante, en la que teníamos programada una lectura en un espacio público de la colonia Roma. La cosa es que cayó una tremenda lluvia, de esas que caen en nuestra ciudad. De improviso, La Chula se volvió un refugio para varias personas que andaban caminando por ahí. Así que estábamos todos adentro de la combi, ocho personas que no se conocían, en medio de la granizada, hablando, riendo. Abrimos un par de botellas de sidra y la cosa se puso muy bien. Como lectura fue un fracaso, pero creo que esa tarde en particular, La Chula hizo lo que debe hacer siempre.

-¿Qué onda con el equipo que trabaja en este proyecto?, ¿Quiénes son y qué actividades hacen entorno a La Chula?

Bien, La Chula tiene su equipo de trabajo base, como ya te dije. Genaro Ruiz de Chávez quien organiza contenidos y programaciones. Selene Guerra se encarga de aterrizar todas las ideas que están en el aire, y se avienta las gestiones. Hostería La Bota es nuestra casa matriz –alma mater– y desde ahí, mis hermanos Mauricio y Adrián Calera-Grobet nos proveen de recursos, que van desde sendas botellas de vino y sidra, piernas de jamón serrano y demás fiambres, hasta personal del equipo de la cocina, quienes entran en acción cuando la Chula está funcionando como food truck.

Por otro lado, en su año de vida, La Chula ha tenido un grupo muy nutrido, nutricio, de colaboradores de distinto calado: Cineastas, libreros, cocineros, poetas, narradores, artistas gráficos, músicos… etcétera. Y vamos por más.

-En las redes sociales varios seguidores preguntan las siguientes fechas y lugares en donde pueden encontrar a La Chula, ¿nos puedes decir algunas fechas? 

Creo que como día a día, es decir cada vez más cotidianamente andaremos por el centro de la ciudad. Haremos por lo pronto una inserción profunda por una delegación por demás estratégica: contamos ahora con un permiso expedido por la Delegación Cuauhtémoc que nos permitirá deambular por la demarcación siempre y cuando no vendamos algún producto. Creo que nos ayudará a crear una espiral organizada de derivas y desplazamientos. Partiremos del centro hacia la periferia. Andaremos por la Feria del Libro del Zócalo (con más de 120 invitados), por Cholula, Puebla. También en una gira por el Estado de México (Tepotzotlán, Tlalnepantla, Naucalpan). Haremos algunos ejercicios multidisciplinarios con el centro cultural “La Cebada” del artista juchiteco Demián Flores en Xochimilco y con La Quiñonera en el barrio de La Candelaria en la Delegación Coyoacán. Me gustaría mucho hacer un día de campo en Chapultepec. Algo de lo que antes se conocía como Westphalia. Quiero hacer talleres de dibujo al aire libre, lecturas, pequeños conciertos al aire libre y en circunstancia del lago. Habrá que hablar con las autoridades, que casi siempre son el eslabón más torpe y burocrático (por no decir obtuso y hasta grosero), para que podamos hacer cultura. Dicen que no taxativamente y eso que no les pedimos un centavo a cambio. Todo lo paga la Hostería La Bota. Y bueno seguir. La acción es lo más importante. No parar. En un año hemos realizado 32 salidas sin contar las ventas de libro a domicilio. Eso es moverse y no bajaremos el ritmo. Hasta donde el auto aguante. Entonces habrá que ir al hospital, agruparse y regresar al camino. Por cierto: son cuatro las veces en que la Chula regresa a casa en grúa. No es fácil su trabajo de embajadora.

-¿Qué sigue en La Chula Foro Móvil?

Estoy pensando seriamente en hacer un documental. Se llamaría algo así como: “Los enamorautas de la utopista”. La idea consiste en visitar las 16 delegaciones que conforman la Ciudad de México y hacer una actividad cultural en cada una de ellas. El reto es hacer un viaje idéntico al que hicieran Carol Dunlop y Julio Cortázar en su combi. ¿Recuerdas?  Escribieron un libro de tal viaje. Se llamó Los autonautas de la cosmopista o un viaje atemporal París-Marsella. Es un libro escrito en coautoría por el escritor argentino y su esposa la fotógrafa canadiense. Lo que hicieron ellos fue viajar a bordo de una Volkswagen Combi roja (a la que nombraron “Fafner”, como el dragón de Wagner), por la llamada “Autopista del Sur” (que por cierto es protagonista en un cuento de Cortázar), partiendo desde París rumbo a Marsella. Duró 33 días, es decir que lo extendieron, ya que pudo haberse realizado en unas cuantas horas. Antes de realizar el viaje la pareja se impuso algunas reglas de juego que debían cumplirse de manera obligatoria. No separarse mucho del camino (por ejemplo sólo pernoctar en paraderos cercanos como trailer parks), hacer expediciones científicas en cada parada que realizaran. Un viaje singularísimo que recogió fotografías, menús, visitas de amigos y demás. Quiero que en ese viaje durmamos en cada delegación. Que la combi no regrese a casa. Y que se presente a la comunidad un trabajo distinto en cada sede. Que se trate de un convoy distinto cada vez y que los artistas que lleve presenten a la comunidad su trabajo, hablen de las ideas o sueños contenidos en sus libros, sus discos, sus exposiciones. Las actividades serán siempre gratuitas. Creo que es un acto moral, ético, de promotoría real, tocar al entero de la ciudad. Ir por el otro y sacarlo a bailar. Y ese es nuestro objetivo y ha sido siempre. Hacer las cosas de verdad.

 Hace poco una persona hizo un comentario que me encendió muy rápidamente en Facebook. Se atrevía a suponer que no salíamos del Centro. Que teníamos que ir a las zonas marginales, argumentando que la Roma y la Narvarte son zonas fresas. Eso es mínimamente una idiotez y una discriminación. Otro una vez nos dijo que fuéramos a Milpa Alta y que nunca fuéramos a Santa Fe.  Estos dos casos ejemplifican un severo desconocimiento de la cultura y los fenómenos que la fraguan. No hay un público sobre otro, no es mejor o peor un humano sobre otro. La poesía es un magma para lo humano, sin importar donde viva, que poder adquisitivo tenga o de qué color sea. Yo pregunté en ambos casos si no pensaban que lo suyo era un comentario supremacista. Y callaron. La Chula pretende en movimiento lo que La Bota logró de fijo en el Centro Histórico: horizontalizar la oferta de bienes culturales, transparentar la relación entre creadores y público.

Gerardo Grande
Gerardo Grande (Ciudad de México, 1991). Poeta. Publicó La edad atómica (La Bella Varsovia, Córdoba, España, 2014), Fiesta brava (Neutrinos, Entre Ríos, Argentina, 2015), Seguir (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, Argentina, 2016). Es co-compilador de Astronave, panorámica de poesía mexicana 1985-1993 (UANL-UNAM, México, 2015).

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