Ciudad de México, 22 de septiembre (SinEmbargo).- Jim Brown se retiró en 1965 dejando un aire de melancolía. Uno de los mejores atletas en la historia deportiva de los Estados Unidos ponía fin a una carrera de nueve años gloriosos para los Cafés de Cleveland. El corredor Brown dinamitó la National Football League (NFL) poniéndola en otro nivel. Su fortaleza era tan sobresaliente como su mentalidad. Incapaz de retroceder en sus ambiciones, formaría un legado que hoy tiene un sucesor innato.
Pasaron dos décadas tras el adiós del coloso de Cleveland. En 1985, en Palestine Texas, Adrian Peterson vio la luz marcado por el destino. Nacido en suelo ferviente por el ovoide, en medio de una familia deportista, se empapó pronto del legado que sus padres le inculcaron. Su papá, habilidoso jugador de basquetbol en su etapa como colegial, vio como sus sueños de ser jugador de la NBA se acababan tras recibir un balazo accidental en la pierna por parte de su hermano. El viejo empecinado, se encargó de encaminar a sus hijos al profesionalismo.
Adrian tenía siete años cuando vio morir, atropellado por un conductor borracho, a su hermano mayor Brian. La motivación le llegó en forma de inspiración. Se decantó por el futbol americano en su etapa de secundaria y preparatoria, mientras desarrollaba un cuerpo atlético que le permitía sobresalir en pruebas de atletismo. Cuando su papá fue arrestado por posesión de cocaína, sus sueños de salir de ese mundo pudieron más que la adversidad.
Eligió una tradición pura como la Universidad de Oklahoma. Con los Sooners encontró su hábitat natural mientras los ojeadores de la NFL no le perdían el rastro. Desde 2004, su temporada como novato, comenzó a construir una carrera colegial para el recuerdo. Ese año ganaría el premio Jim Brown, destinado al mejor corredor colegial de la temporada. En 2007 desestimó jugar su último año como universitario para entrar en el draft de la NFL. La única duda que generaba era su hombro que había sufrido dislocaciones.
Fue seleccionado por los Vikingos de Minnesota en medio de tanta especulación por sus habilidades atléticas. “Quiero ser el mejor jugador que haya jugado este juego”, declaró el ambicioso Peterson. En febrero de 2008 se convirtió, junto a Marshall Faulk, en los únicos jugadores que son nombrados novatos del año y ganadores del MVP del Pro Bowl. Tras cuatro años, se convirtió en el Jugador más valioso de la temporada 2012, mientras todos esperan un anillo que confirme su juego.
Después de 42 años, un jugador a la altura de Jim Brown parece ambientar la liga. Dos equipos que no han sabido ganar tras dos fechas se enfrentan. Los ojos comparativos se enfocan en Peterson. “Algo de mi juego lo aprendí de su estilo”, declaró Adrian hace unos días. Es el plano mental donde parece que Jim Brown sigue siendo superior. Mientras la melancolía de los aficionados de antaño sigue en el aire, un corredor de dimensiones superlativas, quiere tomar su legado para construir uno propio. “Haz que cuando te tacleen, recuerden siempre lo mucho que les dolío”, frase emblemática de Brown, quien para muchos es el mejor jugador en la historia de la NFL.
