México Líquido

22/08/2015 - 12:01 am

En una entrevista que la cadena Radio Nederland Wereldomroep (en español Radio Mundial de los Países Bajos) hizo al sociólogo, filósofo y ensayista polaco-inglés Zygmunt Bauman, quien este año llega a los 90 años, el pensador explicó el término “realidad líquida”, acuñado por él para explicar lo que estamos viviendo. Lo aplica para describir que pasamos de un mundo de certezas, a uno “líquido”.

La metáfora parte de que una substancia líquida difícilmente conserva su forma; hace falta mucha energía externa para mantenerla compacta, de lo contrario otras fuerzas le harán cambiar de forma constantemente. La liquidez a la que se refiere Bauman es aplicable a la realidad actual de México.

Los sistemas sociales establecidos con estructuras sociales con raíces –supuestamente– muy sólidas en el sistema, con el tiempo se fueron desdibujando y hoy son un recuerdo. Así, la actual realidad líquida nos enfrenta a un problema: la dificultad para pronosticar cómo se desarrollará ante la influencia de nuevas fuerzas (crisis de credibilidad, invasión de inversión extranjera, migración, violencia, ,…).

Y como no podemos pronosticar con un mínimo de certeza, nos sentimos impotentes. No podemos predecir lo que vendrá, ni saber cómo defendernos de ello. Los hechos nos toman por sorpresa. Se adoptan medidas pero nada funciona y no vemos una salida cierta.

 

En la entrevista, Bauman se refiere a la crisis crediticia de hace 5 años, pero parece que describiera al México de hoy: “No hay una idea unánime para enfrentar la catástrofe que nos ha alcanzado. No hay consenso sobre su futuro: cuánto durará, de qué tamaño será el daño,… Y para colmo de la ignorancia, tenemos el irritante elemento de ser impotentes.”

A esto es a lo que Bauman llama “La modernidad líquida”. Y cabe preguntarse, ¿cuál sería la sólida? Para ilustrarla hace referencia a la realidad mundial de hace un siglo, cuando todo parecía más perdurable, más firme. En México, como en el mundo todo, los adultos de 30 ó 40 años no tienen idea de qué será de ellos cuando tengan 60 ó 70 años.

Planear el futuro es algo que sobrepasa los conocimientos que tenemos. Hoy vivimos con la sensación de estar en una encrucijada permanente: vemos muchos caminos, pero no sabemos siquiera por cuál vamos caminando. Lo que sabíamos ya no sirve.

La unión nacional, esa que antes nos permitía enfrentar y resolver nuestros problemas comunes, ya no existe. La sociedad mexicana está siendo desgastada por un nuevo orden mundial. Hasta hace pocas décadas, la unión de una colectividad era soportada por los ‘estados-naciones’, pero ahora el poder de los estados se evaporó y se fue al espacio global. Esta globalización nada tiene que recuerde la existencia de un México soberano. “¿En dónde está entonces el poder?”, se pregunta Bauman, y se responde: “En el país de nadie”.

La globalización no incluye leyes globales, ni tribunales ni parlamentos o congresos globales. La voluntad de los seres humanos ya no tiene representación alguna, como vimos con el referendo de Grecia, pues el único gobierno es económico: la globalización. Desapareció la opción democrática.

Volviendo al contexto de México, nuestros gobernantes tienen sólo un “poder de barrio” que nada más les sirve para consolarse de su impotencia ante el poder global. Las decisiones que toman están encaminadas todas a allanar el camino al poder global, del que depende el nacional. Ni el mejor presidente tiene el poder necesario para hacerle frente a los problemas, porque el poder está en el espacio global y no en el nacional.

En estas circunstancias, cada uno de nosotros nos vemos obligados a buscarle salidas a los problemas que no hemos causado, y ciertamente contamos con la inventiva para hallarlos. Pero ser “individuo” en derecho es distinto a serlo de hecho. Aunque veamos opciones, no tenemos la herramienta imprescindible para salir adelante: la unión de la  colectividad, Está fragmentada.

La vía que propone Bauman para resolver esta encrucijada es tan sencilla como individual y poderosa: el análisis y la crítica social para cambiar este México líquido.

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