Las imágenes y audios de niñas y niños detenidos por las autoridades migratorias de Estados Unidos, en centros improvisados y separados de sus madres y padres, han conmovido a todo el mundo. Esto ha ocurrido por las medidas llamadas “cero tolerancia” que fueron anunciadas el 7 de abril pasado, y establecen que todas las personas que cruzan la frontera de Estados Unidos sin permiso, serán procesadas penalmente. Esto ha llevado a que autoridades migratorias de Estados Unidos separen las familias, deteniendo los niños en condiciones deplorables para después ser entregados a familias de acogida o refugios. Se estima que esto ya ha afectado a casi dos mil niños en seis semanas, la gran mayoría de Honduras, El Salvador y Guatemala.

Grupos de organizaciones de la sociedad civil han llamado al gobierno estadounidense de parar esta política cruel de inmediato. Gobiernos de la región, como el guatemalteco, el salvadoreño y el mexicano, también han rechazado la reciente política y piden respeto a los derechos humanos. En un comunicado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresa su preocupación sobre esta y otras medidas recientes, y reafirma que niños y niñas tienen derecho a no ser separados de sus padres porque la detención nunca responde al interés superior del niño. Estados Unidos ante la presión tanto interna como externa, ha dicho estar implementando su ley, pero parece más bien querer aterrar a las personas que huyen o migran desde Centroamérica, para ver si así dejan de llegar a sus fronteras para pedir protección (según algunos funcionarios, falsamente).

Es importante recordar que muchas personas de Centroamérica, en particular de Honduras y El Salvador, salen de sus países por motivos relacionados con la violencia generalizada y son sujetas de protección internacional, es decir, se podrían convertir en refugiados si es que el país de destino les brinda acceso a un procedimiento justo y efectivo de asilo (obligaciones internacionales tanto de Estados Unidos como México) y reconoce su situación. ACNUR estima que más de 100 mil personas del llamado “Triángulo Norte” han solicitado asilo en Estados Unidos en 2017. México, a pesar de ser un país de donde las personas también emigran e incluso han solicitado asilo en Estados Unidos por persecución, también recibe solicitudes de la condición de refugiado de personas de Centroamérica, un número que en recientes años ha ido en aumento.

El canciller Videgaray anunció que por la afectación directa a algunas familias mexicanas (1% de los casos), y por solidaridad con nuestros países vecinos, México también rechaza rotundamente la política de “cero tolerancia”. Esto por un lado es importante porque así se suman actores que pueden hacer presión, sin embargo es necesario aclarar que México tendría otras maneras de disminuir el sufrimiento de niñas y niños migrantes centroamericanos, que Videgaray no mencionó en su intervención. ¿A qué me refiero? México lleva años implementando una política interna en materia de migración y asilo que ha permitido la detención de miles de niñas y niños centroamericanos.

Por mencionar algunas cifras, el Instituto Nacional de Migración detuvo en 2015 a 38,514 niñas niños y adolescentes (NNA), la mayoría de los mismos tres países centroamericanos, y ya fue deportada. En 2016 la cifra fue 40,114 y en 2017 bajó a 18,066 (por cambios en los flujos, consecuencia de la llegada de Trump). Este año otra vez hay un repunte en las detenciones de, entre enero y abril de 2018 el INM ya ha detenido a 9,995 NNA. Esta práctica, que es más regla común que excepción en nuestro país, ya no es permitida por la recién creada e implementada Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA) que establece que el INM no puede determinar el interés superior del niño, aunque sea migrante en situación migratoria irregular.

México ha argumentado que el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) no tiene capacidad de alojarlos y mientras atiende a niños migrantes a través de módulos adentro de Estaciones Migratorias del INM (donde están privados de la libertad). Difícilmente se detectan necesidades de protección internacional de los niños, algo que se ve reflejado en un porcentaje de menos de 1% de NNA no acompañados que buscan asilo en México. En 2017 solo 36 de 104 NNA no acompañados que sí buscaron asilo ante la COMAR, fueron reconocidos.

Tal vez parezca irónico comparar estos argumentos burocráticos, con lo que ha dicho Trump ante las críticas a su política de “cero tolerancia”: se está implementando la ley. En nuestro caso, no se está implementando no la LGDNNA, pero se implementa la Ley de Migración que no ha sido armonizada y permite la detención de niñas y niños como práctica en nuestro país. Hay otras cosas similares, porque tanto en Estados Unidos como en México se podrían tomar decisiones políticas diferentes, y por otro lado la consecuencia en ambos casos es el sufrimiento innecesario de niñas y niños centroamericanos. Así que además de pronunciarse sobre las políticas migratorias estadounidenses, México debería eliminar su propia práctica de la detención de niños migrantes y sujetos de protección internacional.

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