Bitácora de un debutante. Día 8…

22/06/2012 - 12:00 am

Un hombre que ríe, nunca será peligroso”.  Laurence Sterne.

No recuerdo qué día, estaba yo viendo una foto en el periódico donde salían un par de individuos disfrazados de ciertos políticos y con un par de cartulinas con mensajes socarrones. En el pie de página decía: “Activistas…”. Me entró la duda por saber qué es un “Activista”. Según la Real Academia Española, activista significa: Agitador político, miembro que en un grupo o partido interviene activamente en la propaganda o practica la acción directa.

A mí me parecía graciosísimo aquello de “No vine por mi torta, vine por mis huevos” que se repetía a coro durante la marcha. A eso había que sumarle todos los mensajes chispeantes, pícaros y ocurrentísimos que estaban rotulados en cada una de las miles de lonas y cartulinas que vi durante la marcha del 9 de junio. Luego yo preguntaba en un texto, ¿debemos mofarnos de Quadri en una combi o es él el que se mofa de nosotros? Creo que hemos optado por ser nosotros los que nos burlamos de él y de los otros candidatos. Tenemos ejércitos de “photoshoperos” que a medio debate se apresuran a hacer un montaje en el que los 4 candidatos aparezcan como mujeres; en referencia al comentario de si todas fueran mujeres de JVM.

Con todo esto igualmente me entró la duda por saber e intentar vislumbrar si se empieza forjar una nueva sociedad activa y militante, o se ha abierto una Caja de Pandora desbordante de sátiros.

Creo que hay dos vertientes en esta visión, y este espacio es demasiado breve para profundizarlas, pero haré un intento. Tomemos como caso de estudio “No vine por mi torta, vine por mis huevos”.

Vertiente 1:

“El humor es una cobardía, una forma de huir de la realidad”. Claude Serre.

Vertiente 2:

“Lo que pretendo es que la gente ría para que pueda ver las cosas seriamente”. G.A. Studdent-Kennedy.

“No vine por mi torta, vine por mis huevos”, señala de modo paródico el acarreo y en contraparte, la irreductible  voluntad individual del mexicano con la coloquial figura poética “mis huevos”.

Se satiriza el acarreo,  se señala graciosamente la coerción del voto y además se anuncia la existencia de una voluntad ajena a coerciones pero, ¿ésta sátira combate estos vicios o se limita a exponerlos y funcionar como evasión?

En su ensayo Teoría Psicoanalítica de la Caricatura, Isabel Paraíso dice lo siguiente: “El artista busca, en primer lugar, su liberación personal, y la logra comunicando su obra a los demás, que sufren también de la insatisfacción de esos deseos. En la obra de arte, el creador realiza sus fantasías no directamente, sino a través de la forma artística. La forma artística, además, ofrece al espectador ‘primas de placer’, que a su vez le permiten la liberación de sus propios instintos”.

Creo que en estos momentos decisivos y de tan apremiante tensión, la sátira y la caricaturización de la vida política y sus personajes tienen una doble función: son una herramienta social de denuncia y conciencia, pero también pueden ser un mecanismo de fuga que pudiera alejarnos de enfrentar los problemas con la seriedad que les corresponde. Muchos activistas genuinos llevan años luchando en el anonimato, ya sea por los indígenas, los migrantes, las mujeres, etcétera. Hoy en día nos inundan los periódicos con sátiros y todos nos alegramos. Yo digo: Sobran sátiros, y faltan activistas. Y si no faltan activistas, hay una disparidad en la cobertura.

Decía Jaime Sabines en un poema: “Canonicemos a las putas”. ¿Sería lo mismo decir “Canonicemos a los políticos” ¿Son lo mismo o la equivalencia ofende a las putas? Si todos los días nos esforzamos tanto en denostar, hacer burla y vituperar, yo digo que alguien habremos de celebrar, y si a alguien hemos de canonizar, yo digo: “Canonicemos a los sátiros”. Y digo que los canonicemos porque a través de su arte, los millones de ciudadanos frustrados  alcanzamos cierta catarsis liberadora; gane quien gane, pierda quien pierda.

El Altar de Muertos es un elemento fundamental en el conjunto de tradiciones Mexicanas del Día de Muertos, que consiste en instalar Altares domésticos en honor de los muertos de la familia.

Ahora que EPN no se presentó al debate del #YoSoy132, su lugar permaneció vacío y se le hicieron preguntas a su ente ausente. Yo propongo que si hemos de acentuar el absurdo, montemos un pequeño altar con aquello que a EPN le gustaba tener en vida; se me ocurre: dinero mal habido en costales, mujeres y un báculo que represente el poder. No creo que le interese nada más a este individuo.

Creo que no le corresponde al #YoSoy132 señalar la ausencia de Peña Nieto, ni hacer un berrinche juvenil con este simbolismo porque EPN no se haya presentado. Ellos extendieron la invitación y él decidió no ir. Yo decía el otro día que su ausencia podía ser comprensible por el abierto rechazo del movimiento a su persona, pero que además era una clara señal de debilidad, y que podía ser un paso atrás en sus aspiraciones electorales. Me parece que se ridiculizan a sí mismos y le restan tiempo efectivo al debate con estas preguntas al aire. Yo no sé si cuando hacen alguna cena o comida en sus casas y alguno de los invitados avisa con anticipación que no asistirá, aún así le reservan un lugar, le sirven comida y una copa de vino.

¿Se puede transformar la realidad y trastornar el orden teniendo como herramienta el humor mordaz y socarrón? No lo sé, en cualquier caso: “Canonicemos a los sátiros”.

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