Cómo torear a un (pinche) asesor de tesis de posgrado

22/05/2013 - 12:01 am

¿Estás a mitad del posgrado y tu asesor de tesis es un pelmazo? ¿Todos los días piensas en desertar? ¿Sueñas con trabajar de tianguero o cargador en Abastos porque ya no aguantas a tu asesor? A continuación algunos tips para torearlo, para terminar tu tesis, titularte y, por fin, mandarlo mucho a la chiflada.

1. Tu asesor de tesis siempre tiene la razón.

2. Tu asesor de tesis siempre tiene la razón.

3. Tu asesor de tesis siempre tiene la razón.

4. Lo importante es que te titules.

5. Si te dice que leas a un autor. Léelo y cítalo en tu tesis. Si te parece que el autor es un idiota o nada tiene que ver, también cítalo (pero no lo hagas parecer un idiota o alguien fuera de contexto, tú puedes, tú sabes mentir: ya surcaste la adolescencia mintiéndole a tus padres).

6. Si quiere que cambies algo de la tesis, cámbialo. No importa que a ti te parezca lo más importante de la misma, no lo vas a convencer (mantra 1-4).

7. Si te pide que lo lleves al aeropuerto y le cargues las maletas, hazlo. Si no lo haces, herirás su corazoncito y no hay nada peor que un asesor de tesis herido. Corolario: por alguna extraña y misteriosa razón, en ciencias sociales los asesores tienden a ser más dictatoriales que en ciencias naturales, y peor los que se dicen de izquierda (tal vez están tan ocupados salvando al mundo que creen que merecen tener achichincles, sé un buen achichincle: la Historia te absolverá).

8. Por ningún motivo cites en tu tesis a un autor de la fracción contraria a la de tu asesor, lo tomará como una falta de lealtad. En todas las áreas hay fracciones, me consta, incluso en biología del desarrollo de crecimiento de raíces.

9. Cítalo a él, todas las veces que puedas en tu tesis, hazle creer que es lo mejor del mundo y que tu vida sería muy distinta si no lo hubieras conocido (de hecho, lo es: pero hazle creer que es en el otro sentido).

10. Cita a todos sus amiguitos. Si te dice que incluyas en el artículo como segundo autor a alguien que no hizo nada en el experimento, hazlo (mantra 1-4).

11. Él siempre será el primer autor del artículo. No importa que la idea haya sido tuya y que él no haya hecho nada, él es el primer autor (repite el mantra del 1 al 4).

12. Agradécele profusamente todo lo que haga “por ti”, incluso darte más trabajo inútil.

13. No cites a autores polémicos ni a autores que tu asesor no haya leído, puedes herir su corazoncito (puntos 7 y 8).

14. Nunca hables de temas que tu asesor desconoce, aunque sean cultura general, como “¿leyó usted el Quijote?” (punto 7).

15. Nunca leas un nuevo artículo más rápido que él (punto 7).

16. Nunca hables mal de sus autores favoritos. Mejor: habla maravillas de ellos.

17. Llega a la oficina/laboratorio siempre antes que él. No importa que te la pases jugando en la computadora, me consta, él ni se dará cuenta y estará feliz pensando que trabajas mucho.

18. Si algún sinodal quiere que cambies algo en la tesis, pregúntale a tu asesor primero (repite el mantra 1-4, repítelo).

19. Si tu asesor de tesis quiere que cambies la conclusión de tu tesis, que digas lo opuesto a lo escrito, que digas lo contrario a lo que piensas, hazlo (¿ya te aprendiste el mantra 1-4?).

20. Ni se te ocurra presentar la tesis bajo protesta o intentar cambiarte de asesores. La especialización ha hecho que las áreas sean muy reducidas y casi siempre todos son amigos. Incluso, oh maravilla, no te aceptarán los de la fracción contraria y, si tu asesor se entera: herirás su corazoncito.

21. Todo asesor tiene su corazoncito, ya lo dijimos. Más si es de esos dictadores de izquierda. Así que, como no queriendo la cosa, ve contándole alguna historia fantástica de tu familia: una historia de pobreza y sufrimiento, un dramototototota. Después de medio año de irle contando, entonces podrás soltarle el sablazo: “es que me urge terminar la tesis para meterme a la chamba y ayudar a mi pobre mamá”.

Ya que te titules, entonces sí, busca un buen asesor de tesis para el siguiente posgrado, para que sí puedas hacer lo que quieres hacer y no termines eternamente desencantado de la academia.

En mi caso, tuve un asesor como el de este artículo en mi primera maestría. El resultado, sólo publicamos un artículo equis en Am.J.Bot., y tuve que sortear, sin beca, seis meses extras en experimentos inútiles que ni siquiera se incluyeron en la tesis. En cambio, en el doctorado (y segunda maestría), elegí bien al asesor. El resultado: artículos, conferencias, cursos, trabajos interesantes (como jurado de concursos internacionales, por ejemplo), capítulos de libros, magna cum laude y, a lo que va, dos libros publicados. Sí, como mencionaba en el artículo anterior, lo más importante es elegir a tu asesor de tesis.

Luis Felipe Lomelí
(Etzatlán, 1975). Estudió Física y ecología pero se decantó por la todología no especializada: un poco de tianguero por acá y otro de doctor en filosofía de la ciencia. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y sus últimos libros publicados son El alivio de los ahogados (Cuadrivio, 2013) e Indio borrado (Tusquets, 2014). Se le considera el autor del cuento más corto en español: El emigrante —¿Olvida usted algo? —Ojalá.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas