Receta mágica para olvidar

22/03/2013 - 12:01 am

Si usted está leyendo este texto, que no le dé vergüenza. Admito que yo misma me ruboricé al escribirlo, pero mejor pasar vergüenzas que seguir sufriendo la tortura de la obsesión amorosa, o como dicen Bebo y Cigala: “se me olvidó que te olvidé”. Y es que te carcome el cerebro, ahí estás viendo hologramas del susodicho en el semáforo o revisando continuamente cartas y fotos, como invocándolo.

¿Cuáles son los ingredientes exactos para olvidar a alguien? ¿Cómo lograr el ansiado Alzheimer amoroso? Así como el ABC o el uno dos tres. O 140 caracteres, ¿por qué no? Predecir en cuánto tiempo lo haremos, calcular qué tipo de dolor nos espera, cuántos días lloraremos, cuánto tragos habremos de tomar, contar cuántas palabras gastaremos con amigos tratando de decodificar el último correo, el último mensaje o la última conversación. Revisando perfectamente cada acento o coma para saber si ahí está la clave de que el o la enamorada nos está dando una señal de esperanza. Sería como el habemus regreso.

El amor no es una ciencia exacta, pero una larga experiencia en estos menesteres me ha permitido dilucidar lo siguiente: podemos medir la intensidad del dolor en términos de dos factores, involucramiento y tiempo. A partir de esto es posible predecir el tipo de cosas que uno necesita hacer para atenuar el dolor del olvido. Si es que esto se puede lograr.

Con base en la combinación de estos dos factores seremos capaces de ver si la medida drástica requerirá de:

a) Un corte de pelo.

b) Un ligue de una noche.

c) Un viaje a Las Vegas, por aquello de que lo que pasa ahí, se queda ahí y como no tenemos certificados de otros lugares, pues a Las Vegas los mandamos.

d) Aflojar la billetera para ir a mentar madres a un consultorio.

e) Un cambio de ciudad.

f) Ser parte del movimiento yogui universal de la luz y el amor fraternal del mundo.

g) Una intervención en manicomio.

Situación 1) Alto Involucramiento y corto tiempo

Le anuncio que está jodido y que todos los incisos aplican para usted. Por lo general tenemos el caso en que uno entrega su tierno corazón a las fauces de un león. Y este le da una mordida y se sigue de largo. Como el momento justo en que los narradores emplean la típica voz al estilo Natural History Channel, “el león pierde interés en su presa”. Y resulta que la presa somos nosotros. Este tipo de relaciones son las que llamamos fugaces. Las imaginarias también entran en esta categoría, es decir que te inventaste una situación en la cabeza tipo Casablanca.

Situación 2) Bajo Involucramiento bajo y largo tiempo

Esta situación aplica cuando el enamorado puede pasar rápidamente el capítulo. Es decir, se te olvida prácticamente que mantuviste una relación con alguien más. No quedan ni rastros en la mente o el corazón. El tiempo no es una variable muy significativa en este caso, pero que el involucramiento sea bajo, califica como una relación satisfactoria que no deja mayor huella. Los tres primeros incisos pueden reforzar este feliz comportamiento. Apenas un rozón.

Situación 3) Profundo Involucramiento profundo y largo tiempo

Es el más difícil de sobrellevar: una buena relación, un compañero de alma, un par de sueños o de proyectos juntos, que se quiebran como un espejo. Parece que te mueres, pero no es cierto. Todos sobrevivimos a una ruptura. Y siempre es para mejor. Échele ganas, que de verdad hay peores cosas en esta vida. Sugiero que siga los incisos a, b, c, d y e. No se atasque, uno por uno y vaya midiendo la mejoría.

Situación 4) Nulo Involucramiento nulo y corto tiempo

Si se encuentra en esta situación, ¡felicidades! Usted la libró. Puede pasar a leer al siguiente especialista de SinEmbargo, si no es que ya leyó todo el portal. Sáltese los incisos, está libre de leer sobre ciencia, política y artes y dejar atrás la infructuosa búsqueda de artículos en Internet para olvidar al amor de su momento.

Es tan corto el amor y tan largo el olvido. Ay pinche Pablo, cómo tienes razón. Y te fuiste sin dejar receta, únicamente puros poemas esplendorosos.

Y para acabarla, tenemos (¡cómo no!) el himno del no te puedo olvidar por más que quiera.

Malditos Ángeles Azules. Nos la pusieron súper difícil, pero no hicieron mas que describir con exactitud lo que pasa cuando el ser amado se marcha o para ser más exactos, nos deja.

Amor, amor, amor
Quiero que me vuelvan a mirar tus ojos

Amor, amor, amor
Quiero volver a besar tus labios rojos

Cómo no acordarme de ti
De qué manera olvidarte
Si todo me recuerda a ti
En todas partes estás tú

Chale, y luego por qué lloramos cuando vemos el color favorito del ex. O a un perro parecido a su perro. O un Chevy del mismo color que su Chevy.

@mariagpalacios

Ya como postdata, hagan sugerencias y patentamos la receta.

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