Los desrepresentantes populares

21/12/2013 - 12:00 am

Las pláticas se unificaron. A partir de que los congresos estatales validaron el despojo promovido por la federación, a nivel banqueta dejó de discutirse si nos conviene o nos perjudica la reforma energética; las voces populares coincidieron en que vamos al precipicio.

No puedo asegurar que el rechazo a lo que está pasando sea de la mayoría, salvo por un detalle: si no fuera así, el clan del poder hasta promovería la consulta popular; ni locos desperdiciarían la oportunidad de presumir el apoyo que hoy les falta. Si le ponen tantas trabas a la consulta es porque ya saben que la mayoría de los mexicanos estamos en contra de los cambios que hicieron las cámaras.

Manuel Bartlett comentó que diversos grupos interesados encargaron mediciones de opinión y los resultados de todas las encuestas coinciden al mostrar el rechazo mayoritario que la ciudadanía expresa ante el asalto constitucional de referencia. ¿Y a la cúpula no se le habrá ocurrido también hacer sus estudios? Claro que los hicieron y detectaron el mismo rechazo. Por eso, para lograr la validación de la reforma energética usaron recursos que violan las normas establecidas, como manipulación del quórum, sedes alternas, aprobación sin discusión ni lectura siquiera, un apuro jamás antes visto y otras linduras con las que, en estricto rigor, la conducta de los senadores y diputados –nuestros “representantes”– resulta antidemocrática y hasta ilegal en algunos casos.

En la cúpula de los poderes se aplaude mucho la democracia representativa. Es lógico, porque un país del tamaño de México, con casi 121 millones de habitantes, se paralizaría si cada decisión tuviera que ser tomada por consenso (democracia participativa). Pero de esto no se deduce que los legisladores tengan manos libres para hacer lo que les ordenen quienes les llenan los bolsillos de beneficios (…con dinero que finalmente siempre paga usted, que está leyendo).

Como le reviró Daniel Giménez Cacho a Gustavo Madero, no es que a los mexicanos nos valga madres la política; lo que pasa es que jamás nos preguntan ni nos oyen ni nos voltean a ver, y así cuándo van a saber qué opinamos. Más bien a la clase gobernante le vale madre el pueblo. Al analizar una decisión toman en cuenta todos los factores, unos de más importancia que otros -según el caso-, pero al pueblo jamás se le incluye en el análisis; no es que sea el menos importante entre todos, sino que ni siquiera entra en la lista.

Los legisladores, esos empleados que tenemos para hacer leyes, las ignoraron al violentar la constitución con la mortal reforma energética… que porque tienen fuero. ¿Qué podemos hacer? Comienza a promoverse la consulta popular, y de inmediato saltan las sabihondas voces de nuestros empleados camarales para advertirnos que la ley no lo permite.

En primer lugar, sí lo permite; en segundo, otra vez tuercen las interpretaciones en los discursos para generar confusión e imponer su real gana, porque saben que si juegan limpio la perderán; en tercero, ¿ahora sí apelan a la Constitución de la República, llenos de respeto patrio? En su película, sólo nosotros debemos acatar las leyes y ustedes, nuestros empleados cuyo trabajo es la materia legal, se van por la vía ilegal.

Ustedes a nosotros no nos representan. Empecemos por ahí, esa es la primera ilegalidad.

en Sinembargo al Aire

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