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Hilda García

21/12/2012 - 12:02 am

Los migrantes, poco sexy

Sí, tal cual. El tema de la migración no es atractivo para el gobierno ni para muchos medios. Ya sea porque esas almas que deciden dejar sus países son pobres, muchos de ellos analfabetas, porque desaparecen o porque no pueden reclamar por ser indocumentados… ilegales, dirían otros. La otra posibilidad es porque México debería de entregar […]

Sí, tal cual. El tema de la migración no es atractivo para el gobierno ni para muchos medios. Ya sea porque esas almas que deciden dejar sus países son pobres, muchos de ellos analfabetas, porque desaparecen o porque no pueden reclamar por ser indocumentados… ilegales, dirían otros. La otra posibilidad es porque México debería de entregar cuentas a casi todo el hemisferio honrando los acuerdos internacionales, así como con investigaciones para localizar el paradero o al menos el cuerpo de los ciudadanos que cruzan vía nuestro país hacia Estados Unidos y se quedan en México tras ser violentados, extorsionados o asesinados. Nosotros reclamamos de manera constante a Estados Unidos el buen trato a nuestros paisanos ¿por qué no actuamos igual en México?

Al compartir 3,326 kilómetros de frontera con Estados Unido, la migración es clave en nuestro país, tanto como receptor como exportador del mayor número de personas en todo el mundo que dejan su nación para encontrar mejores oportunidades de vida. Sin embargo, hablar de los migrantes parece poco “sexy” tanto en los debates de café  (ya verán que poco se habla del tema), como en el gobierno (para quienes a veces los migrantes desaparecidos, son eso, desaparecidos nada más). Es más, pareciera que nos interesa que estén en Estados Unidos generando las remesas que permiten que la economía mexicana se mantenga a flote cuando no hemos logrado sacarle más jugo a nuestras industrias turística, petrolera o productiva.

Cada 18 de diciembre, desde hace 12 años y por indicación de las Naciones Unidas, se celebra el Día Internacional al Migrante. Los mismos 12 años que nos administró el gobierno panista y durante los cuales, en el marco de su lucha contra el narcotráfico fallecieron civiles mexicanos y extranjeros. A la guerra contra el tráfico de drogas emprendida por Felipe Calderón se le atribuyen unas 80 mil muertes y un número aún no reconocido de los desaparecidos durante el mismo periodo presidencial. De estos desaparecidos, muchos centroamericanos han ido apareciendo en fosas clandestinas y poco sabemos de quienes llegan a México como último punto previo a la tierra del sueño americano. A menos, claro, que fueran parte de una matanza como la ocurrida en San Fernando, Tamaulipas. En agosto del 2010, 72 migrantes fueron asesinados por supuestos grupos de narcotraficantes.

Este caso puso en evidencia que no era la primera matanza de este tipo que se daba y el largo camino y la explotación que los migrantes, sobre todo centroamericanos y los mismos mexicanos, tienen que padecer para llegar a la frontera con Estados Unidos. Y el gobierno introdujo la Ley de Migración que vino a ser aprobada hasta el mes pasado para evitar la criminalización de los migrantes y proteger sus derechos humanos, pero aún no es suficiente para nuestra deuda nacional e internacional.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), fueron documentados, entre septiembre del 2008 y febrero del 2009, 198 secuestros con 9 mil 758 víctimas, mientras que entre abril y septiembre del 2010 se consideraron 214 raptos con 11 mil 333 afectados. Esto conservadoramente, pues ante la violencia y el miedo que se vive en estas situaciones, muchos casos no se reportan por lo que la cifra real podría ser aún mayor.

Y peor aún, las mujeres, niñas, niños y adolescentes son las poblaciones más vulnerables, al representar más de la mitad de la población migrante. Se calcula que seis de cada diez mujeres son víctimas de violencia sexual; 24 por ciento de las personas migrantes que ingresan por la frontera sur de México (Tapachula, Chiapas) son mujeres, cifra que se reduce al llegar a la frontera norte (Tijuana, Baja California) donde apenas alcanzan el siete por ciento.

No son raros los secuestros masivos de migrantes en México, sobre todo en entidades como Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, para obligarlos a hacer trabajos clandestinos de tráfico de drogas, productos, personas u órganos, así como para explotar a mujeres en la realización de actividades sexuales, tanto en México como en Estados Unidos.

Siendo estas las cifras de lo que ocurre en nuestro país pareciera que no respetamos los acuerdos internacionales. Los documentos y la ley firmada no detienen la violencia con la que los coyotes, sicarios, narcos, traficantes de órganos, secuestradores, agentes de gobierno o violadores se aprovechan de las necesidades y los sueños de los migrantes. Redes de traficantes de personas realizan los ilícitos y si los migrantes se niegan a cumplir los requerimientos y extorsiones, son asesinados. De manera menos violenta, pero no por ello aprobada, se sabe que en el día a día, cuando estas personas asisten a arreglar documentos o a pedir alguna asesoría en las oficinas migratorias, sufren también extorsiones y corrupción por parte de los administrativos.

Un tema incómodo para la administración anterior, pero un tema incómodo que se mantendrá en la presente. Si bien en el marco del Día Internacional del Migrante, el presidente Enrique Peña Nieto anunció una reestructuración y depuración del Instituto Nacional de Migración (INM), esto no es suficiente. Su ofrecimiento se refería más a la protección y atención de nuestros nacionales.

A través de su cuenta en Twitter –@EPN– el flamante mandatario expresó: “trabajaremos para mejorar la calidad de vida y oportunidades en México, para que migrar sea una decisión personal y no una necesidad”. “En el Día Internacional del Migrante, el gobierno de la República reitera su compromiso con los mexicanos que viven en el extranjero”, agregó el titular del Ejecutivo federal. Y finalmente, en otro mensaje Peña Nieto expresó: “trabajaremos para mejorar la calidad de vida y oportunidades en México, para que migrar sea una decisión personal y no una necesidad”.

Reconocido por su labor de protección a los migrantes, así como premiado por el mismo Peña Nieto por su labor en la protección a los derechos humanos, el padre Alejandro Solalinde señaló que la propuesta del Presidente es “totalmente inviable, pues el organismo está muerto y tiene antecedentes y vinculaciones con la delincuencia muy profundas”. Y es que así ha sido por varios años.  No hay respuestas, no hay cifras, registros, que permitan establecer una política pública en lo gubernamental o en poder llorarle a un padre, hijo o esposo muerto al no tener la certeza de su muerte o de dónde está su cuerpo en el plano de lo humano.

En octubre de este año que termina llegó a México una caravana de unas 40 madres centroamericanas a lo largo de 14 entidades. En su reclamo dejaban ver cómo nuestro país mantiene la invisibilidad de los migrantes al no haber estadísticas oficiales, a la vez que pedían la empatía de los mexicanos al tema.

¿Qué hay de los migrantes centroamericanos? Sus países y sus gobiernos se preocupan por ellos. Sus familias reclaman, viajan a México para localizarlos, a pedir ayuda.  Pero no solamente no los encuentran a ellos, tampoco hallan respuestas. Pareciera que nuestro clasismo y nuestro racismo salen a relucir en las leyes, las políticas públicas y hasta en el interés que mostramos por el tema. Los centroamericanos son también México y lo que hagamos por ellos lo estamos haciendo también por nuestros paisanos en el mismo país y en Estados Unidos.

Peña Nieto está al tanto ya de la situación y deja ver que piensa reestructurar, cambiar a la institución, pero tendrá que ser total. Se requiere de un cambio de visión sobre la migración. No sólo generamos el mayor número de migrantes a nivel mundial, sino que además recibimos a todos los que desean cruzar a Estados Unidos. Peña Nieto tendrá que hacer que el tema de los migrantes sea “sexy” en su administración. Tendrá establecer organismos que realicen estudios, políticas de prevención, de respeto al migrante, de evitar que los centroamericanos sean vistos como ciudadanos de segunda o tercera por ser pobres o extranjeros  y romper las poderosas redes de corrupción y colusión que han hecho de los migrantes tanto mexicanos, como extranjeros la materia prima para la industria del secuestro y la extorsión.

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.

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