La guía para comprender el rol de Anonymous en las nuevas revoluciones

21/10/2011 - 12:00 am

“Hace dos semanas, Cornel West, profesor de Princeton y activista, se presentó en un campamento de Ocupar Wall Street frente al edificio de la Reserva Federal de Boston. Cuando terminó su discurso improvisado, un hombre que había estado de pie junto a él se inclinó y le dio un abrazo. Él hombre andaba en sus treinta años, con el pelo gris empolvado, una cara redonda y hoyuelos. La mayoría de las personas que fueron testigos de este momento, probablemente no pensaron nada; pero entonces la mayoría de las personas no estaban familiarizadas con las caras del movimiento en línea conocido como Anonymous”.

Así empieza su relato Saki Knafo para The Huffington Post. Knafo ha escrito para The New York Times Magazine, New York Magazine, GQ, Details y otras publicaciones.

De acuerdo con Knafo, ese hombre que abrazó a West era Gregg Housh, un consultor de tecnología de Internet y una de las pocas personas relacionadas con Anonymous cuyo nombre real es conocido por el público. Housh, dice el periodista, ocupa un lugar especial en la tradición de Anonymous. En 2008, él estaba entre un pequeño grupo de “Anon” al que se le ocurrió la idea de lanzar un video que declaró la guerra a la Iglesia de la Cienciología, que a su vez llevó a miles de personas a protestar afuera de los centros de Cienciología en todo el mundo. Anonymous se empezó a parecer, cada vez más, en un movimiento político.

Housh había llevado la vida de un activista típico. A sus veinte años fue arrestado por ayudar a dirigir un grupo de piratería de software, y pasó tres meses en una prisión de alta seguridad. Esto fue sólo un episodio de lo que él mismo describió como “una larga historia de conducta criminal”.

Después de las dos primeras semanas de manifestaciones en Wall Street, sin embargo, Housh pasaba cada vez meas tiempo con los del movimiento Ocupar Boston, en donde cayó rápidamente en un papel central de relaciones públicas y logística; hablar con la prensa, las autoridades municipales y los sindicatos. Y, de hecho, codeándose nada menos que con Cornel West, un icono norteamericano del progresismo.

“He pasado de no preocuparme por nada en absoluto a ser un activista más o menos de tiempo completo”, dijo Housh a Saki Knafo por teléfono hace poco, según cuenta el mismo periodista. “Y estoy muy contento con la transformación. Se siente bien la atención del mundo”.

Housh es uno de los muchos participantes en las protestas de Ocupar Wall Street que tienen sus raíces en Anonymous.

“Hace unos días –cuenta Knafo–, me di un alias en línea (‘sakiknafo’), y así me registré en una de las principales redes en línea de Anonymous (AnonOps). Entré en una sala de chat con la etiqueta #occupywallstreet, y allí me presenté como un periodista a una persona con el nombre de ‘Velveeta’. Velveeta se identificó como un hombre, y con una ‘@’ antes [uso de Twitter para las cuentas]. Esto significaba que los creadores del canal le había dado acceso a un conjunto de atribuciones especiales, que en efecto le concedió la posibilidad de echar a la gente de la sala cuando llegara un rebelde, o para recompensarles con un ascenso en la jerarquía del canal cuando aportaban algo interesante o útil a la conversación”.

Velveeta le dijo a Knafo que andaba en los 50 años de edad, que trabajó en la industria del transporte y vivió fuera de la red en un clásico remolque Airstream en el suroeste de Estados Unidos. Se le describió como un “activista accidental”, y agregó lo que parecía ser una autocrítica: Un “lol”.

Se le preguntó si él había sido personalmente afectado por el declive en las fortunas de Estados Unidos.

Escribió: “Sí, así es, pero no tan mal como la mayoría”.

Knafo cuenta que Velveeta se involucró con Anonymous en 2010, después de que miembros bombardearan los servidores de varias empresas con millones y millones de solicitudes al azar y lograran tomar brevemente los sitios web corporativos de MasterCard y Visa en represalia por su decisión de cortar los fondos de WikiLeaks.

Después, la revista Adbusters hizo un llamado a “Ocupar Wall Street”. Sobre todo en los primeros días de protesta, él y los otros miembros de Anonymous trabajaron frenéticamente para difundir la palabra, recordando constantemente a todos para que tuitearan y retuitearan.

Hay que recordar que Anonymous nació en el sitio web 4chan.org.

Un Anon original era más bromista de la activista. Pero en el último año más o menos, la balanza se inclina en la dirección opuesta.

La primera señal importante de que los cambios estaban en marcha fue en 2009, cuando Anonymous utilizó sus habilidades técnicas para crear un sitio web seguro para los manifestantes en Irán. Los objetivos del movimiento pasaron a ser, así, más importantes.

Las filas de Anonymous se fueron expandiendo para incluir a personas que vieron Internet menos como una forma de burlarse de la gente o la difusión de fotos graciosas, sino como un instrumento de la revolución.

Cuando Knafo preguntó a Velveeta acerca de este cambio, él dijo que pensaba que los dos campos, la broma y lo serio, se superponen.

Knafo buscó, por sugerencia de Velveeta, a otro: Billionaire.

“Billionaire apareció en la sala de chat y me dijo que se involucró con Anonymous a principios de 2009, cuando se dio cuenta de que ‘las cosas más divertidas en Internet tienden a tener el nombre de Anonymous’. Él empezó a seguir el movimiento de 4chan, tratando de evitar ‘los mensajes más repugnante’”, cuenta el periodista.

Desde entonces, dijo, en 2009 había indicios de que Anonymous podría ser una fuerza para el cambio social y político.

Luego vino la operación WikiLeaks. Y un año después, los ataques a las páginas web de los gobiernos autoritarios de Túnez, Egipto y Libia.

Y luego, Ocupar Wall Street.

Billionaire dijo al periodista que en los primeros días de las manifestaciones, los medios establecidos prestaban apenas atención a los manifestantes. Por el contrario, Anonymous se aseguró que la noticia de la escena en Zuccotti Park [en Nueva York] se volviera viral.

Lo que empezó con un abrazo, terminó descubriéndosele a Saki Knafo como una ruta para filiarse a Anonymous, o un camino para utilizar las redes sociales como una herramienta de una nueva manera de hacer revolución.

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