Ver todos los colores, no sólo el negro

21/09/2015 - 12:00 am

Otra vez llego al tema de si los mexicanos no tenemos esperanza. Sí tenemos graves síntomas del retroceso social, sin duda. Ahí está la inconformidad creciente de la ciudadanía, la caída a plomo de la credibilidad y de la aceptación hacia las instituciones y sus actores, el futuro incierto,… y no parece que estemos haciendo algo al respecto.

Cambio brusco de plano: voy de lo social a lo personal. Un día le pregunté a Rahfi Castro cómo lograba mantener siempre una expresión de serenidad contenta, interrumpida sólo por carcajadas o expresiones de asombro. Su receta es bien sencilla: “Pues cuando no me siento bien o las cosas no me salen como espero, primero invento un personaje y luego lo actúo.” ¿Cómo que así de fácil?

Una afirmación que refuerza ese sencillo método es la expresada por el millonario canadiense T. Harv Eker –quien hizo su fortuna a base de esfuerzo­– al informativo Business Insider: “Quejarse es lo peor que uno puede hacer para conservar la salud o para aumentar su riqueza”. Y no es que el optimista Rahfi nade en dinero, pero tiene el suficiente para vivir bien, trabajando en lo que le gusta y seguir sonriendo a la vida.

Al llevar lo anterior al plano de la vida cotidiana, a ejemplos que podemos atestiguar de cerca, nos será fácil recordar a personas amargadas que, cuando las fichas se acomodan y se le presenta una buena oportunidad, inmediatamente le buscan y encuentran el lado negativo. Es una habilidad que requiere entrenamiento y mucha dedicación. Pero con terquedad puede llegar a dominarse.

Una mente poblada sólo por pensamientos negativos lógicamente encontrará más fácilmente el lado negativo de las cosas, que el positivo. Hasta puede llegar al punto de ignorar este último y luego llegar sin darse cuenta a la conclusión de que su vida es pura basura. Y por el contrario, como aconseja Harv Eker, si esa misma mente deja de mentar madres todo el día y se da a la tarea de buscar lo positivo que está dejando de ver por andar de malas, lo encontrará. Y cada vez más: entre más busquemos lo bueno, más lo encontraremos… y de mejor humor estaremos… y mejor podremos enfrentar los retos y los problemas. Simple.

De nuevo a la dimensión social: mucho me temo que los mexicanos, como sociedad, estamos atrapados en el lado negativo. De ser cierto, eso nos haría sobre todo perder el ánimo, la visión necesaria para encontrar las oportunidades de crecer y salir adelante, y habremos perdido el sentido de nacionalismo necesario para cambiar de rumbo. En esas condiciones, la sociedad resulta fácil de controlar y de mantener en la desesperanza.

Ya sé: “¿Qué puedo hacer, si sólo soy uno?” Ante todo, informarme. Dar con fuentes analíticas que expongan los hechos con datos, no sólo con adjetivos. Razonar, no dejarme ir con la opinión más repetida o cómoda, formarme una opinión con base en mi criterio y honrarla. Hablar en mis círculos, unirme a las cadenas de peticiones que me parezcan justas; en resumen, ser y actuar yo como quisiera ver a México. Sí, de uno en uno, comenzando por mí en vez de esperar a un líder que convoque multitudes. Y el ejemplo poco a poco cundirá, porque cada persona a la que logremos contagiar contagiará a varias de sus círculos. Así lo proponía Gandhi: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.

Un último apunte: procurar el pensamiento positivo no implica negar la realidad, sino al revés: se trata de lograr ver finalmente toda la gama de colores, no sólo el negro. Así que insistimos en exigir el esclarecimiento de las desapariciones forzadas.

Fuentes: RT y Business Insider.

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