En la penumbra (Aus dem Nichts, 2017), ganadora del Globo de Oro 2018 a la Mejor Película Extranjera, es el reciente largometraje del cineasta alemán de origen turco Fatih Akin, un tríptico sobre la pérdida, la (in) justicia y la posibilidad de venganza germinados por la xenofobia, los prejuicios y el desconsuelo. El recorrido de una mujer, Katja (Diane Kruger), de la dicha infinita al dolor abismal en tres capítulos que se desarrollan, primero, en la ciudad de Hamburgo y el seno familiar; segundo, en el limbo de la estrecha sala de un tribunal y entre los vericuetos del pensamiento, la aflicción y la memoria; tercero, en una paradisiaca isla griega y en el territorio de las emociones salvajes, cuando existe la conjetura de que la venganza no será suficiente.

La primera Katja es esplendorosa: enamorada y ataviada con vestido blanco espera en la sala familiar de la penitenciaría la llegada de su prometido: Nuri (Numa Acar), inmigrante turco que paga en prisión actividades ilícitas de comercio de drogas. Amor y redención: cinco años de matrimonio, el nacimiento de un hijo: Rocco, la adicción de Katja superada y con Nuri rehabilitado y a cargo de un despacho.

La segunda Katja emana del estallido de una bomba en el barrio donde florecían sus sueños. En el atentado mueren su esposo e hijo y las indagatorias policiales señalan acusadoramente al pasado delictivo de Nuri. La culpa de las víctimas. A la Katja abatida aún la esperan la familia requebrajada, el duelo insalvable, la negación, la rabia, la tristeza; los interrogatorios, el juicio y el enfrentamiento con los sospechosos del crimen.

En el cine de Akin, (En julio, Contra la pared o Al otro lado), son una constante las pasiones suscitadas por el encuentro entre dos mundos, el turco y el alemán; la diversidad cultural gestada por la migración, la vida en tierra extraña, la pérdida, el perdón y la culpa. En este segundo episodio de En la penumbra, la atención del director se centra en una de las grandes preocupaciones de la Alemania actual: los crímenes de odio, la ola de xenofobia que se expande en las calles y las células neonazis que se multiplican a ritmo vertiginoso mientras aumenta la crisis humanitaria en el mar Mediterráneo.

La tercera Katja se debate entre la búsqueda de paz interna y la desesperación por la ausencia de justicia. Es la parte más compleja de la película por el conflicto moral de la protagonista y su deseo de venganza. Persigue a los autores de su desgracia sin un plan en mente y la tensión se acrecenta a límites apenas soportables. La pugna mental y emocional del personaje indaga buscando señales extraterrenales o físicas que indiquen si los culpables merecen perdón o castigo: el pájaro que se posa en la casa remolque, la reaparición de la menstruación de Katja o la presencia del mar en donde flota el recuerdo de Nuri y Rocco corriendo en busca de un chapuzón. Una mujer instalada en la nada de la que habla el título original de la película: Aus dem Nichts.

Diane Kruger (Troya, Malditos bastardos) sostiene en sus hombros los tres rostros de Katja, con su inmensa gama de emociones en un trabajo intenso y agotador que la coronó con el premio a la Mejor Actriz en el 70 Festival de Cannes. Si Contra la pared significó para el multipremiado Akin el reconocimiento mundial al conquistar el Oso de Oro en el Festival de Berlín 2004, En la penumbra puede representar su consagración definitiva ahora que se encamina a las nominaciones para el Oscar 2018. Tal vez para entonces hayamos asimilado la conmoción por el sorpresivo giro final de En la penumbra.

Rosalina Piñera

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Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.

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