Protestas al minisitro de educación en la proyección de “Todo es Silencio” en Seminci, Valladolid

20/10/2012 - 2:18 pm

Valladolid, 20 oct (dpa) – La última película del español José Luis Cuerda, “Todo es silencio”, inauguró hoy la 57 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), mientras más de un centenar de personas aprovecharon la presencia del ministro de Cultura y Educación, José Ignacio Wert, para protestar contra las políticas del gobierno.

Basada en la novela homónima del escritor y periodista Manuel Rivas, “Todo es silencio” cuenta la historia de tres niños de un pueblo de Galicia donde el contrabando, y después el narcotráfico, se convierten en un medio de vida para muchos.

“El narcotráfico es un escenario”, apuntó Cuerda, para quien lo más importante de la cinta eran los personajes y la forma en que deben aprender a callar o decir lo que sienten con otras palabras.

El director de “Amanece que no es poco” vuelve a trabajar con Rivas más de diez años después de rodar “La lengua de las mariposas”, basada en un relato del escritor gallego.

La diferencia en este caso es que fue el propio Rivas quien escribió el guión, eso sí, después de terminar la novela.

“Cuando estaba trabajando en la primera parte de la novela hice un primer proyecto de guión que me dejó muy insatisfecho”, explicó el novelista. Ahí fue cuando decidió que lo primero era terminar el libro. Y después llegó el guión, y la “maravillosa dimensión del cine como trabajo en equipo”, algo inusual para un escritor, acostumbrado a trabajar en soledad.

El resultado, confiesa el novelista, le dejó la misma sensanción de alegría que cuando vio en la gran pantalla “La lengua de las mariposas”. “Para mí, la alquimia entre la literatura y cine se ha producido”, aseguró. Aun así, la cinta fue acogida con poco entusiasmo por la crítica en Valladolid, que echó de menos la magia que traspiraba “La lengua de las mariposas” y la maestría que tuvo entonces Cuerda al dirigir a los niños que aparecían en la cinta.

A uno de los jóvenes protagonistas de “Todo es silencio” -Fins, interpretado en su versión adulta por Quim Gutiérrez- la vida lo distancia durante 20 años de los otros dos, Brinco (Miguel Ángel Silvestre) y Leda (Celia Freijeiro). Éstos se quedan anclados en su pueblo natal, y enredados en las redes de Mariscal, el cacique interpetado por Juan Diego que controla los negocios y las vidas de la zona.

Al veterano actor sevillano el papel de Mariscal le llegó después de que se hubiera metido por primera vez en la piel del capo en una lectura del libro en Madrid. “El hijo del puta que haga este personaje se va a forrar”, pensó entonces. Pero sólo cuando vio al productor Gerardo Herrero en la sala de lectura se dio cuenta de que se estaba gestando un proyecto cinematográfico en torno al libro.

“Es uno de los personajes más verdaderos que he hecho”, explicó el actor, que no dudó en arremeter contra la política cultural del actual gobierno conservador de Mariano Rajoy y su ministro del ramo, Wert. “No se puede hacer lo que se está haciendo con nuestro cine y la cultura”.

Tampoco Cuerda ahorró críticas respecto a Wert, a quien considera “la punta de flecha del ministro de Hacienda, de (Cristóbal) Montoro”. “Aquí se están siguiendo una serie de pautas económicas que yo estimo desastrosas”, aseguró Cuerda, que ve “muy mal el futuro del cine español”.

El ministro Wert se convirtió además en uno de los protagonistas más esperados de la alfombra roja previa a la gala de inauguración, robándole incluso protagonismo a la actriz Ángela Molina, que fue galardonada con una Espiga de Honor por el festival.

Más de un centenar de personas recibieron al ministro con silbidos y sonido de cacerolas, en protesta por su política de recortes en el ámbito de la educación pública.

Al grito de “dimisión” o “la escuela no se vende, se defiende”, los manifestantes consiguieron atraer la atención y complicidad de varios de los asistentes a la gala de inauguración. Fue el caso del actor y director Paco León, el primero en acercarse a saludarlos, de la actriz Rosa María Sardá, integrante del jurado, del novelista Rivas o de Juan Diego.

La Seminci se tiñe así de nuevo de política, dos años después de la polémica protagonizada por el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, cuyas críticas despectivas en vísperas de la Seminci contra la entonces ministra de Sanidad e Igualdad, Leire Pajín, le valieron el boicot de buena parte de las asistentes al festival. En esta ocasión, el también conservador De la Riva prefirió guardar silencio a pesar de la pitada.

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