Pasó en 1985, en 2017, y ahora, en 2022: un sismo ocurrido en 19 de septiembre sacudió al centro del país. Todo sucedió, como hace cinco años, unos minutos después del simulacro que conmemoró los dos grandes terremotos de años pasados. A pesar de las coincidencias, los científicos aclaran que se trata de un hecho fortuito, sobre todo porque cada cada uno de estos tres movimientos telúricos tuvo un origen distinto. No obstante, los mismos expertos no se cierren a realizar estudios, lejos de la especulación, para encontrar respuestas.
Ciudad de México, 20 de septiembre (SinEmbargo).– El debate que se daba desde 2017 parecía estéril: simplemente no puede repetirse otro sismo, coincidieron todos.
Los científicos sacaron fórmulas. En 2017, tras el segundo de los tres terremotos, Mogens Bladt, investigador del Departamento de Probabilidad y Estadística de la UNAM, mostró a El País —como otros sismólogos—, su cálculo: “q= 1-(1-p)^n, donde ‘n’ es el número de años transcurridos”.
“Como 32 años son 11 mil 687 días y, hasta el 19 de septiembre de 2017, en ese periodo solo cinco terremotos habían dejado al menos daños materiales en la capital mexicana, entonces la probabilidad era de 1-(1-5/11.687)^32=0,0136= 1.36 por ciento”.
Pero sucedió. Por tercera vez. Ayer, un nuevo sismo ocurrió en el centro de la República Mexicana. Y si el de 2017 coincidió en día con el de 1985, el de 2022 coincidió casi en la hora con el de 2017. ¿Por qué?
“Es que todos estamos a piense y piense en lo mismo, en que se va a repetir. ¿Ya ven? Es la energía que mandamos”, se escucha decir a una mujer en uno de los cientos de videos que circularon en redes después del sismo de ayer. Y aunque el planteamiento es poco científico, los hechos dan a pensar lo que sea. Incluyendo que quizás sea hora de que la ciencia busque respuestas donde ya había hurgado.
¿Por qué se han presentado, con el de ayer, al menos tres temblores en una misma fecha y en un periodo de tiempo similar? Es la pregunta que ronda desde ayer. Por años los geólogos han desestimado cualquier tipo de teoría que asocie el mes de septiembre con los sismos registrados en el centro del país, una región acostumbrada a estos fenómenos.
No obstante, la misma comunidad científica no se ha cerrado del todo a explorar estas coincidencias. Este lunes, Luis Quintanar Robles, investigadores del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reconoció que “sí se puede estudiar cuál es el posible origen de un ‘cumpleaños’ de un sismo, que ocurra el mismo día del año”.
“Por supuesto que se pueden abrir otras líneas de investigación, de hecho la ciencia es eso, un continuo buscar los orígenes de los fenómenos y es un fenómeno bastante interesante que merecer ser estudiado, pero de una manera muy formal, muy metódica y no desde el punto de vista de la especulación. Esto va abrir nuevas preguntas que van a merecer una respuesta más apropiada”, comentó el experto que trabaja con el Servicio Sismológico Nacional durante la conferencia “Los sismos de hoy y de septiembre en México”.
Quintanar Robles señaló que lo que sí es posible decir científicamente: “Los sismos se disparan generalmente cuando hay una liberación de esfuerzos producidos en una zona aledaña”. Indicó que si consideramos que el 14 de septiembre hubo un sismo de magnitud 5 en zona de Guerrero, frente a Petatlán, es posible que ese sismo liberó algunos esfuerzos que, explicó, por consecuencia, hayan facilitado el movimiento entre las placas tectónicas oceánica y norteamericana que hayan disparado este sismo, “pero en cuanto a la coincidencia del día, no tenemos ninguna opinión”.
Hasta las 20:00 horas del lunes, de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional, se reportaron 408 réplicas, siendo la de mayor magnitud de 5.3. El sismo, de 7.7 según la última actualización del SSN, ocurrió a las 13:05 horas el lunes, menos de una hora después del simulacro realizado cada 19 de septiembre en conmemoración y para prevenir riesgos por estos fenómenos.
En Manzanillo, Colima, falleció una persona por colapso de techo en una tienda departamental, y en Michoacán se reportó un lesionado por caída de vidrio en un hospital rural del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En la Ciudad de México, así como en Jalisco, Estado de México, Guerrero y Morelos no se registraron lesionados ni fallecidos.
¿REPETICIONES DE SISMOS?
Arturo Iglesias Mendoza, Jefe de Servicios del Servicio Sismológico Nacional, aclaró el lunes en entrevista con Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado en el programa Los Periodistas que se transmite en el canal de YouTube de SinEmbargo Al Aire que los sismos de 1985, el de 2017 y el ocurrido ayer no tienen relación alguna pues cada uno de ellos tuvo un origen diferente.
“Es una coincidencia asombrosa, desde el punto de vista científico no hay una razón para que exista un sesgo en el que ocurran más sismos en septiembre ni mucho menos en particular el 19 de septiembre. Son tres sismos muy diferentes entre sí, que en gran medida no están relacionados. Los sismos del 85 y de ahora, respecto a los sismos de 2017 son sismos cuya génesis es diferente”, afirmó el especialista.
“Una de las cosas en las que tenemos absoluta certeza es que van a seguir ocurriendo sismos. La magnitud de un sismo es imposible de saber […] lo que sabemos es que los sismos más grandes en magnitud ocurren en la largo de la costa del pacífico y típicamente son sismos de magnitudes como esta: 7.6, 7.8, hasta 8”.
La actividad sísmica en Michoacán —donde tuvo lugar el epicentro— es “intensa”, informó ayer el Servicio Sismológico Nacional. Históricamente, grandes terremotos han ocurrido a lo largo de la costa de este estado por la “subducción” de la placa de Cocos por debajo de la placa de Norteamérica. De gran importancia son los terremotos del 19 y 20 de septiembre 1985 de magnitud 8.1 y 7.6, respectivamente, ubicados en la interfaz entre las placas de Cocos y Norteamérica, los cuales provocaron grandes daños en una amplia zona del centro del país y principalmente la Ciudad de México.
“A lo largo del año han habido 22 sismos mayores de [magnitud] 5 en el país. Todos esos sismos pueden, en un momento dado, disparar un sismo mayor mediante una liberación de energía que transfiera los esfuerzos a la zona del actual sismo. Lo que sí podemos decir de manera categórica es que no existe relación causa-efecto de un sismo del lado de Taiwán a un sismo en México, pero sí quiero insistir en que puede haber una relación de disparo del sismo, debido a sismos que han ocurrido en la misma zona, como dije hace un momento”, ahondó Quintanar Robles este lunes, en la conferencia de prensa de la UNAM.
Apenas en junio, el sismólogo Shri Krishna Singh, investigador emérito del Instituto de Geofísica de la UNAM, reveló el hallazgo de temblores repetidos en ciudades de Oaxaca y Acapulco en los últimos 100 años.
“Sólo se pueden considerar de esta manera si la localización y la geometría de los sismos son iguales, y si las formas de las ondas son similares. Esto ayuda a saber cuál es el estado de acoplamiento de fricción sobre la interface [de las placas]”, contó el experto durante el Seminario Institucional “Repetición de grandes temblores: importancia de sismogramas históricos”.
En 1928, explicó Singh, ocurrieron en la capital oaxaqueña cuatro: 22 de marzo, 17 de junio, 4 de agosto y 9 de octubre. Según los sismogramas analizados, son semejantes a los presentados con otro suscitado en 1965 y el más reciente en 2020.
En cuanto a Acapulco, Guerrero, el también especialista en el campo de la ingeniería sísmica y mitigación de riesgos analizó el movimiento ocurrido el 8 de septiembre de 2021 y el del 11 de mayo de 1962.
Pero el investigador aclaró los resultados de su hallazgo: “¿Por qué Acapulco y Oaxaca? Porque no se han reportado otros lugares; sus temblores son simples y compactos, y eso favorece repeticiones y temblores característicos, que es una cosa tan clara que se ve en pocos lugares, y el periodo de frecuencia es relativamente corto [un siglo]”, refirió.
“Efectivamente se ha visto a lo largo de toda la historia sísmica que los sismos tienden a repetirse, no en los mismos sitios, [sino] en zonas similares. eso lo sabemos. Lo que no podemos decir es cuándo va a ocurrir el próximo sismo, es la teoría de las brechas sísmicas. Es decir, la zona de Guerrero entre Acapulco y Zihuatanejo es una zona de un posible sismo futuro, porque no han ocurrido sismos ahí, pero esos son fenómenos de tipo observacional, se ha observado que los sismos ocurren en las mismas zonas, pero no sabemos el tiempo de ocurrencia de los mismos”, aclaró Quintanar Robles en rueda de prensa.
En la memoria colectiva de los mexicanos existe la creencia de que septiembre es el mes en donde ocurren los sismos más fuertes, sin embargo, científicos del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM aclararon en su momento que en los últimos 100 años se han registrado 11 sismos fuertes en septiembre, 12 en diciembre y 10 en junio.
“En los últimos 70 años, septiembre ha ocupado un lugar preponderante en la ocurrencia de sismos fuertes, pues casi la tercera parte de los sismos de magnitud mayor a 7 han ocurrido este mes, sin embargo, si nosotros lo analizamos desde una escala más correcta, diciembre es el mes donde han ocurrido de magnitud mayor o igual a 7 en los últimos 120 años”, explicó el año pasado a SinEmbargo Luis Quintanar Robles, Jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM durante una conferencia realizada por la Máxima Casa de Estudios.
Y es que, aunque no lo notemos, las placas siempre están en movimiento. La fricción ocurre de manera continua. Los sismos ocurren cuando se rompe la interfase entre dos placas y se libera energía varios kilómetros al fondo de la Tierra.
“UNA DESAGRADABLE COINCIDENCIA”
Por su parte, el miembro del Servicio Sismológico Nacional Víctor Hugo Espíndola, dijo que aunque habrá quienes digan que en 2017 ocurrió a la misma hora, también pidió recordar que hace un año hubo uno sismo el 7 de septiembre con una magnitud de 7.1, pero aseguró que eso no es más “que una coincidencia, una desagradable coincidencia”.
Y no es el único científico que lo afirma. “No hay ninguna razón física ni sesgo estadístico para que haya terremotos en un mes determinado en México”, aseguró el sismólogo Paul Earle, del Servicio Geológico de Estados Unidos, a la agencia Associated Press.
Tampoco hay una estación o un mes que sea más favorable para los grandes temblores en ningún lugar del mundo, agregó. Además, descartó que el sismo de México tenga relación alguna con el registrado en Taiwán el día anterior.
Pero el nerviosismo cundió en muchos puntos de la capital. En algunos lugares a los trabajadores no les había dado tiempo a regresar a las oficinas cuando el insistente zumbido con la voz de “Alerta sísmica, alerta sísmica” volvió a retumbar y se quedaron en medio de la calle intentando comunicarse con sus familiares. Otros, como Humberto Garza, sólo se preguntaba si esta vez era de verdad mientras sostenía en brazos a su hijo de tres años.
En el sur de la capital, donde una escuela colapsó en 2017, la tensión fue mayor. El movimiento sísmico interrumpió una misa en recuerdo a los 19 niños y siete adultos que murieron en ese lugar.
El científico estadounidense agregó que es normal que la gente se haga preguntas sobre la repetición de los sismos en la misma fecha y que encuentre coincidencias que parecen patrones. “Sabíamos que nos harían esta pregunta en cuanto ocurriera”, dijo Earle. Pero insistió: “A veces sólo hay coincidencias”. Los terremotos no son previsibles.
Ciencia aparte, muchos habitantes de México se preguntaron “¿Otra vez?” y al no haber un saldo grave algunos optaron por el humor. “Ustedes fueron los que pusieron en su himno nacional: “y retiemble en sus centros la tierra”, escribía un twittero anónimo desde una cuenta llamada @dios_padre.
“¿Se puede repetir? Hablando de ese tipo de probabilidades, si nosotros vemos todo el catálogo sísmico que tenemos desde principios de 1900, vemos que se han repetido, para sismo mayores de 7, vemos varios en diciembre, varios en todos los meses, ciertamente de que ocurra el mismo día la probabilidad es muy baja, pero que una probabilidad sea muy baja no quiere decir que no vaya a ocurrir”, explicó en la misma conferencia de prensa de la UNAM Víctor Hugo Espíndola.
“Dentro de un año, o dos, o tres, los que sea, que vuelva a ocurrir un sismo un 19 de septiembre puede ser muy pequeña, pero no es imposible, la estadística no dice que no, sí puede ocurrir, pero qué tanto, es muy pequeño”, casi como “sacarse la lotería tres veces, o una vez cada cuatro años”, agregó Espíndola, quien también pidió separar predicciones de pronósticos.
Espíndola también aclaró la relación de las lluvias con fenómenos sísmicos. “No tiene qué ver, no influye con los esfuerzos internos que están a decenas de kilómetros bajo nosotros. Esos esfuerzos están más bien sujetos a esfuerzos internos, a la dinámica interna de la tierra”, dijo. Quintanar Robles afirmó por su parte que, aunque hay en proceso varios estudios ahora mismo en el mundo sobre la posible relación entre fuertes lluvias y sismos, el tema es bastante controvertido.
Quintanar Robles recordó a su vez que, más allá de ser conscientes de qué hacer durante un sismo, es igual de valioso “construir bien el lugar donde habitamos”.
“Los sismos van seguir ocurriendo, puede ocurrir otro el mes que entra, el año que entra, o la semana que entra, lo más importante es que haya consciencia en la población y que sepamos convivir con ellos, es decir, que sepamos qué hacer pero sobre todo cómo construir”, finalizó.