La embarcación ha visitado más de mil 400 puertos de 150 países del mundo. Además de ofrecer una amplia gama de géneros literarios y temáticas, el Logos Hope también brinda ayuda humanitaria con donaciones de libros, gafas y filtros de agua, además de talleres educativos a las comunidades.
En los nueve pisos de esta embarcación funcionan, además de la librería, una cafetería, el comedor, un teatro y hasta una escuela. Su estadía en el puerto Mauá se extenderá hasta el 6 de octubre.
Por María Angélica Troncoso
Río de Janeiro, 20 de septiembre (EFE).- Una tripulación de 400 voluntarios de 60 nacionalidades llegó a Río de Janeiro a bordo del Logos Hope, la librería flotante más grande del mundo, que desde este jueves abrió sus puertas para que el público de la “cidade maravilhosa” pueda acceder a una selección de más de 5 mil títulos.
Una gran diversidad de géneros y temáticas que incluye libros sobre ciencia ficción, clásicos de la literatura, cocina, artes, ciencias sociales, deportes, religión y una amplia colección de literatura infantil hacen parte de esta colección que ha visitado más de mil 400 puertos de 150 países del mundo.
Los libros, que en Brasil se podrán encontrar en inglés y portugués, podrán obtenerse por costos que oscilan entre los 10 y los 30 reales, (entre 2,5 y 7,5 dólares).
Y si la demanda por los títulos llega a ser alta, no hay de qué preocuparse. Además de los 5 mil ejemplares expuestos en la librería, la embarcación navega siempre con 800 mil títulos más en bodega.
Durante su estadía en el céntrico puerto Mauá de la ciudad más emblemática de Brasil, que se extenderá hasta el 6 de octubre, el público también podrá disfrutar de exposiciones a bordo y asistir a obras de teatro que se realizarán al interior de la embarcación.
Con el tradicional corte de cinta, el alcalde de Río, Marcelo Crivella, oficializó este jueves la apertura de este original proyecto que deslumbró a los primeros visitantes, entre ellos, a Sandra Marcarelli, una profesora que consideró el proyecto como una contribución a la educación.
“Me está gustando mucho, tiene bastante variedad y creo que puede atender diferentes públicos, incluso a los niños, a los que creo va a ayudar mucho. Lo encuentro muy bonito (este proyecto) y creo que va a ser una gran contribución para la educación de nuestros niños”, aseguró a Efe.
No obstante ser una librería flotante que se desplaza por el planeta a través de las aguas del mar y que ha recibido a más de 46 millones de visitantes, el objetivo del Logos Hope va más allá y se mueve por las aguas del mundo para “compartir conocimiento, ayuda y esperanza” en cada lugar que visita, explicó a Efe Juliana Medina, una de las voluntarias que trabaja en este proyecto.
Colombiana y con 19 años, Juliana decidió postergar sus estudios universitarios de economía y embarcarse en el Logos Hope luego de conocer la librería en una de las ciudades de su tierra natal donde atracó el buque.
“Conocí el proyecto cuando el Logos fue a Santa Marta y pude quedarme una semana”, aseguró esta joven que tras un año a bordo de la embarcación ha conocido los principales puertos de Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay y ahora Brasil.
En cada uno de estos países Juliana y los demás voluntarios que hacen parte del Logos Hope, además de atender los asuntos cotidianos del barco y la librería, desarrollan múltiples actividades con la población local e intentan responder a las necesidades de esas comunidades.
El objetivo es brindar ayuda humanitaria mediante donaciones de libros, gafas y filtros de agua, pero también orientar a las comunidades con talleres educativos que respondan a sus necesidades.
Aunque el proyecto comenzó en 1970, el Logos Hope es el cuarto barco que transporta esta biblioteca flotante.
Con un peso de 12 toneladas, 21 metros de ancho y 132 metros de largo, ha estado viajando desde 2009 y es operado por GBA Ships, una organización sin ánimo de lucro con base cristiana y con sede en Alemania.
En los nueve pisos de esta embarcación funcionan, además de la librería, una cafetería, el comedor, un teatro para 350 espectadores y hasta una escuela, porque parte de sus tripulantes voluntarios son familias y a bordo viajan actualmente 28 niños.
Cada día en la cocina se preparan mil 500 comidas para alimentar a los 400 miembros de la tripulación, pertenecientes a 60 diferentes nacionalidades y quienes costean con sus propios recursos, o con patrocinadores, su viajes, que van desde tres meses hasta un máximo de dos años.
Procedente de Argentina, el Logos Hope llegó a Brasil el pasado 24 de agosto, donde atracó hasta el 15 de septiembre en el puerto de Santos, el mayor de América Latina.
Después de Río de Janeiro la biblioteca flotante visitará las ciudades de Vitoria, Salvador y Belén, donde terminará su recorrido por tierras brasileñas el próximo 28 de noviembre.