Ciudad de México, 20 de septiembre (SinEmbargo).- En enero de este año, una investigación que abarcó 20 páginas de la prestigiosa revista France Football acusaba directamente a Catar de haber comprado el Mundial de 2022. Michel Platini, presidente de la UEFA, aceptó haber cenado con el príncipe catarí Tamin Hamad Al Thani y el ex Presidente francés Nicolas Sarkozy. Según la publicación, un montón de intereses fueron complacidos mediante sobornos y futuros arreglos comerciales.
Sarkozy habría pedido a Platini votar por la candidatura de Catar, en lugar de Estados Unidos como lo tenía pensado el mandatario de la UEFA. El ex Presidente francés tiene vínculos muy fuertes con gente de Catar, los mismos que compraron al PSG, equipo del que es aficionado desde niño. Además, Al-Jazeera, televisora del príncipe, arrebataría los derechos de transmisión de la Ligue 1 a Canal +. El país árabe tendría 14 de los 22 votos llevando el mundial a Medio Oriente por primera vez en la historia.
Desde la FIFA defendieron la designación desde el reglamento ético del organismo. “Voté por Catar para llevar al futbol a esa parte del mundo”, declararía tras la publicación del “Qatargate”. Con la designación previa de Rusia para el 2018, la FIFA se agarraba de los petrodólares huyendo de la crisis sufrida en gran parte del mundo. Sin ser la mejor candidatura desde el punto de vista de infraestructura existente, ni en condiciones climatológicas, Catar fue designada con un poder económico único como carta de presentación.
Joseph Blatter comenzó con las preocupaciones en pos de los visitantes al mayor evento deportivo del mundo, en cuanto asistencia se refiere. “Es inhumano jugar un mundial con 40 grados centígrados”, avisó. Las críticas por estas declaraciones tardías alimentaron los rumores sobre un posible cambio de sede. Desde la FIFA optaron por proponer mover las fechas de la justa para el invierno. Las soluciones que ofrecía Blatter eran mal recibidas por las ligas europeas y aficionados que veían como el negocio había podido más que el deporte. Alemania e Inglaterra, dos de los torneos con mayor jerarquía, rechazaron la propuesta por una saturación del calendario.
“Nos equivocamos al elegir Catar”, lanzó directamente hace unas semanas Blatter provocando un revuelo de información acerca del cambio de sede. El suizo disparaba a un país que lleva en marcha la edificación de sedes con un paso apabullante. Estas palabras despertaron un debate y la insistencia sobre un cambio de sede, al parecer increíble que el factor climatológico no haya sido tomado en cuenta antes de votar. La solución planteada por el presidente del organismo fue avalada por un grupo de dirigentes de la UEFA a la espera de negociar con las ligas.
Hace unos días, en un claro mensaje a Platini, Blatter alegó presiones políticas para designar a Catar como sede para el 2022. “Los líderes europeos recomendaron votar a Catar”. La polémica se ha desatado, a pesar del apoyo de los dirigentes europeos que buscan terminar con la polémica de unos posibles sobornos. Con todo el ambiente enrarecido por la dudosa elección, todo está apunto de definirse. En octubre, en una asamblea general, la FIFA decidirá si se juega un mundial por primera vez en la historia.
