El radical Johan Cruyff se aleja de la directiva del Barcelona por un conflicto con el presidente Sandro Rosell

20/09/2013 - 1:00 am
Foto: Johan Cruyff
Foto: Johan Cruyff

Ciudad de México, 20 de septiembre (SinEmbargo).– Cuando Sandro Rosell asumió como presidente del F.C Barcelona el 13 de junio de 2010, Johan Cruyff lo vio celebrar, alzar los brazos y sonreír. El presidente honorario, constructor de una de las mejores épocas en la historia del barcelonismo, sabía que con el nuevo mandatario tendría que renegociar sus funciones pactadas con la directiva saliente encabezada por un excéntrico Joan Laporta. Cruyff, de cuerpo largo y español trastabillado, se la pasa pensando. Esa es su mayor virtud.

Sandro es un empresario proveniente de una familia adinerada. En 2008 creó Alianto, una empresa de marketing deportivo con la que pudo hacer negocios con la Federación Brasileña de Futbol que hoy están siendo investigados por supuestos casos de corrupción. Versátil para generar contactos, la prioridad del mandatario culé se enfocó en el manejo del dinero. Cuando llegó a la presidencia de uno de los mejores equipos del mundo, se encargó de hacer una auditoria debido a los rumores sobre lo excéntrico que había sido el periodo de Laporta, el más exitoso desde lo deportivo en la historia del Barca.

Johan Cruyff había sido un aliado simbólico del Barcelona desde 2003 cuando Joan Laporta llegó como presidente con Rosell a su lado. Sandro renunciaría dos años más tarde formando una rivalidad empedernida. La llegada de Ronaldinho fue el parte-aguas que el club necesitaba para salir de una depresión futbolística. El crack brasileño transformó el futbol practicado en Camp Nou mientras una filosofía se iba formando. El juego total de Cruyff regresaba con el nuevo siglo. La bandera de disfrutar jugando se expandió por todo el barcelonismo.

Joan Laporta y Johan Cruyff. Foto: fcbarcelona.cat
Joan Laporta y Johan Cruyff. Foto: fcbarcelona.cat

Mientras en cancha se disfrutaba, en la mesa se acordaba una alianza entre club y la fundación Johan Cruyff. El holandés sería nombrado presidente honorario, un puesto que nadie cuestionó por el legado construido por ese espigado neerlandés de ojos bien abiertos. Durante siete años, el Barca fue noticia por su llamativa forma de entender el futbol. La llegada de Guardiola dinamitó todo. La dupla Pep-Johan tenía al maestro viendo como su mejor alumno lo superaba. Con las elecciones de 2010, todo cambió.

Pep aguantó un par de temporadas antes de decidir tomarse un año sabático y después fichar por el Bayern. Rosell llegó para quitar cualquier aspecto que tuviera un vínculo con su antecesor. Cruyff fue relegado de su puesto honorífico argumentando que su elección había carecido de democracia. El punto crucial se presentó cuando el nuevo presidente le exigió conocer el manejo del dinero que el club le otorgaba a la fundación del mítico holándes. Cruyff, un tan pensante como radical, rompió toda relación.

El miércoles se enfrentaron por primera vez de manera oficial Barcelona y Ajax. Las dos escuelas que supo encumbrar Johan Cruyff. Orgulloso hasta la médula, avisó en una estación de radio, minutos después de presentar los manejos del dinero exigidos, que no pisaría el Camp Nou mientras Rosell estuviera en la presidencia. Capaz de retirarse como jugador en el Feyenoord tras una disputa con la directiva del Ajax, la pelea entre Sandro y Johan parte al barcelonismo en plena transición en su estilo de juego. Cruyff, que apostó por el Ajax en el duelo de Champions League, perdió la apuesta pero fiel a sus principios vio el partido desde un televisor.

Sandro Rosell y Johan Cruyff. Foto: fcbarcelona.cat
Sandro Rosell y Johan Cruyff. Foto: fcbarcelona.cat

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