“No queremos molestar, pero el Gobierno no nos deja otra forma de actuar”, dice el señor José Luis Castillo Carreón, el hombre que se viralizó en redes por lanzar diamantina rosa en la marcha del 16 de agosto y pedir que no se olviden de “su niña”, Esmeralda Castillo Rincón, desaparecida en Ciudad Juárez, Chihuahua, desde mayo de 2009.
En una década de imparable búsqueda, Castillo, como le dicen las activistas, ha exigido a todas las autoridades en turno, y ha hecho y pasado casi de todo: desde disfrazarse de “teporocho”, como él dice, para poder vigilar bares de la frontera norte; hasta estar preso en 2012 por enfrentar al entonces Gobernador priísta y ahora prófugo de la justicia, César Duarte Jáquez.
Ciudad de México, 20 de agosto (SinEmbargo).- “Me siento decepcionado de nuestros hombres aquí en México, porque sigue existiendo la cultura machista, el ‘yo soy hombre y soy el que mando’ y también porque desafortunadamente se da más valor a las cosas materiales que a la propia vida”, platica José Luis Castillo Carreón, padre Esmeralda Castillo Rincón, una niña de 14 años desaparecida en Ciudad Juárez.
Él es el hombre que se ha viralizado en redes sociales al ser captado mientras lanzaba de manera pacífica diamantina rosa y pedir que no se olviden de su niña, durante una marcha que se realizó en Ciudad Juárez, Chihuahua, dentro de las protestas contra la violencia de género y feminicidios que se efectuaron el pasado viernes como parte del movimiento #nomecuidanmeviolan.
José Luis ha buscado a su hija por 10 años. La pequeña de 14 años estudiaba el segundo año de secundaria y desapareció el 19 de mayo de 2009 mientras se dirigía a la escuela.
En una década de imparable búsqueda, Castillo, como le dicen las activistas, ha exigido a todas las autoridades, ha hecho y pasado casi de todo: desde disfrazarse de “teporocho”, como él dice, para poder vigilar bares de la frontera norte; hasta estar preso en 2012 por enfrentar al entonces Gobernador y ahora prófugo de la justicia, César Duarte Jáquez.
Una lona rosa con la imagen de su hija, convertida en una especie de jorongo, es ya su muy característica prenda de vestir, a la que él llama mandil. Siempre lo lleva puesto en todas las marchas, caravanas, foros, y a donde quiera que va en busca de su hija desaparecida.
Hace un año, José Luis también se destacó en redes al plantarse frente al entonces Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, al actual Gobernador, Javier Corral, durante los “Foros Escucha en Ciudad Juárez”, celebrados el 7 de agosto en Ciudad Juárez.
Actualmente es un activista reconocido entre familiares de personas desaparecidas en la fronteriza Ciudad Juárez, pues sus años de búsqueda lo han llevado a dar apoyo a otras víctimas y a organizar eventos. Hoy en día brinda pláticas de prevención.
José Luis explica, desde su experiencia, que la mayoría los hombres con hijos desaparecidos se concretan a seguir llevando sustento a la casa, a mantener a los demás hijos, en tanto que son las mujeres quienes salen a la calle a exigir justicia. En su caso, dice, Esmeralda era la menor de sus hijos, los hermanos de ella ya estaban grandes, por lo que el matrimonio se abocó a que su sustento sería para ellos y la búsqueda de la pequeña.
“Yo respeto a los demás padres y madres de familia. He tenido algunas mamás que cuando hablo con ellas me dicen: ‘Oiga Castillo, pero una hija o un hijo no le duele tanto a un hombre como a la mujer’, y yo nada más me les quedo mirando y les digo: ‘no pues yo respeto su manera de pensar, pero nuestra hija le duele tanto a la mamá como a mí’”.
El activista reconoce que al principio tuvo que enfrentarse a la idea machista que los hombres se tienen que mantener fuertes y era difícil sostener esa postura en público.
“Al principio sí eran muchos los demonios que enfrentaba. Por ejemplo: estar al frente de una cámara de televisión o al hablar, que se te hace un nudo en la garganta, quieres derramar las lágrimas, pero por esa cuestión machista, no lo quieres hacer y quieres cortar la emoción. El andar con puras mujeres en la lucha y temer que piensen que les faltas al respeto”, comparte.
Sin embargo, con el paso del tiempo ha ido superando esas ideas, además – agrega- a él le ha ayudado acercarse a la religión.
“Ahora he aprendido que soy un ser humano; que me duelen las cosas como a cualquier persona; que tengo derecho a llorar; que tengo derecho a exigir; que tengo derecho a ponerme triste…”.
José Luis y su esposa Martha Alicia Rincón Márquez venden hamburguesas afuera de su casa para sobrevivir. Además, emprenden actividades de recaudación para seguir con la búsqueda de Esmeralda, poder llevar pláticas gratuitas a las escuelas, y organizar eventos en apoyo a familiares de personas desaparecidas.
El matrimonio acordó que él sería quien recorría las calles y la madre hace trabajo administrativo, pues ella por motivos de salud no podría estar mucho bajo el sol, explica el defensor.
Castillo da pláticas de prevención en las escuelas, porque -narra- han exigido a Gobierno que haga labores de prevención y no lo hacen.
Los días 28 de enero, el cumpleaños Esmeralda, la familia organiza el “EsmeraldaTon”, una carrera pedestre de “prevención” que realizan en el centro de Ciudad Juárez.
“Nosotros vamos a secundarias y a primarias para promocionar la carrera con los niños y el único compromiso es que lleven una calca en su camiseta con algunas medidas de prevención. La ciudadanía nos ayuda para hacer una valla. Ese día cortamos un pastel y damos unos pequeños premios: mil 500 pesos al primer lugar, 500 a segundo”, narra.
Los meses de mayo, el día que en que se conmemora la desaparición de Esmeralda, también se realizan actividades. En 2017, se efectuó la Caravana de la Realidad del Norte, que partió desde Ciudad Juárez y llegó a la Ciudad de México.
En los Día del Padre que José Luis procura realizar algún acto de protesta o actividad de exigencia.
“Algunos me dicen ‘¿Qué hay de tus otros hijos, de tus nietos? Ellos también tienen derecho a que estés con ellos, alegre…’, entonces tienes que hacer de tripas corazón, y compaginar una cosa con otra”.
CUANDO LANZÓ DIAMANTINA
José Luis se enteró de la protesta que se realizaría el viernes pasado para exigir un alto a la violencia de género y se alistó para acudir, como siempre lo hace ante cualquier movilización convocada. Sin embargo, al enterarse que la marcha era sólo para mujeres, es decir que sólo ellas estarían en el contingente, optó por colocarse en una esquina y desde ahí lanzar la brillantina cuando la protesta pasara.
“Nos estábamos dando cuenta porque los hombres no éramos bienvenidos en esa marcha, entonces dijimos, ‘pero falta mi niña, pero falta Esmeralda’, entonces decidimos pararnos en una esquina”, relata.
José Luis lanzaba el polvo de color desde su espacio cuando de pronto un grupo de mujeres se acercaron y lo rodearon: “Y para nuestra sorpresa, cuando estábamos aventando diamantina, las muchachas nos dicen ‘es que usted no tiene que estar en la esquina, usted tiene que estar al frente de la marcha’ y nos sumamos a la marcha”.
Y agrega: “fue muy agradable para nosotros que las muchachas reconocieran nuestra labor, que nos pusieran al frente de la marcha incluso cuando llegamos al Centro de Justicia para las Mujeres, nos dieron el micrófono porque siempre hemos luchado, por muchos años, hemos luchado por la defensa de las mujeres.
José Luis considera que, si bien es importante el apoyo que puedan dar los varones a las mujeres en sus exigencias, pero, cuando se convocan a marchas feministas separatistas, se debe de respetar sus condiciones porque finalmente son decisiones que toman mujeres que luchan por sus derechos:
“Tenemos que respetar las decisiones de las mujeres, porque no podemos estar diciendo que defendemos los derechos de las mujeres y luego irrumpir en una marcha que ellas organizaron. Si ellas nos invitan ahí estamos con todo respeto hacia ellas, pero si no, igual nosotros vamos a seguir en la búsqueda y exigencia para Esmeralda y para todas las mujeres que siguen siendo violentadas y acusadas sexualmente en nuestra ciudad y toda la república”, dice.
El activista también lamenta la polarización generada y que en parte se haya centrado la atención a los daños que se registraron en la movilización realizada en Ciudad de México, y no al reclamo de fondo.
“Yo que ando en las marchas en la exigencia de justicia, nos podemos dar cuenta que, en todas las marchas, sobre todo en la Ciudad de México, hay gente infiltrada y grupos de choque que quieren desacreditar las marchas y esta vez en la CdMx no fue la excepción”, comenta.
José Luis recalca que la atención debería de enfocarse en las vidas humanas, en las víctimas.
“¿Cuántas mujeres han sido asesinadas en nuestra ciudad, en todo México?, Cuántas están siendo desaparecidas, ¡en este momento!, ¿y nos enojamos por unos vidrios o por unos monumentos?. Como yo siempre les digo yo en las marchas, no queremos molestar, pero este Gobierno no nos deja otra forma de actuar no puede ser posible que no encuentren a los feminicidas o a los violadores […]”, narró.
LA BÚSQUEDA
Noviembre de 2009: José Luis se ensucia la cara, se despeina. Toma unas prendas viejas y sucias. Se viste con ellas y se coloca una cobija. Toma una botella de charanda y la vacía sobre su vestuario. Así, disfrazado de “teporocho”, como él dice, se va y se acuesta afuera de los bares de Ciudad Juárez, Chihuahua. Es la única forma en que puede observar por horas esos lugares sin levantar sospechas. Todo sea por encontrar a su pequeña hija Esmeralda, que había desaparecido seis meses antes. Fue vista por última vez en el centro de Ciudad Juárez.
Han pasado diez años desde ese entonces y José Luis Castillo Carreón aún siente la misma desesperación que sentía esas frías noches de invierno afuera de los centros nocturnos en la frontera norte del país, donde el termómetro desciende de los cero grados.
José Luis soportó patadas y golpes de la gente -que pensaban era indigente- e incluso algunas remitidas a la cárcel, todo con tal de tener algún rastro de su hija.
En su búsqueda por la justicia, José Luis fue encarcelado con falsos cargos en el año 2012. El hombre considera que fue porque encaró al entonces Gobernador, César Duarte.
En diciembre de 2011, la familia entregó volantes con forma de billete de 200 pesos y con la imagen de Esmeralda, dos meses después una persona llamó a una televisora para asegurar que había visto a pequeña en un bar de la Ciudad de México, y que ella le había pedido ayuda, dice Castillo.
En febrero de 2012 los padres de Esmeralda pidieron apoyo económico a la Fiscalía de Chihuahua para acudir a México a buscar a su hija en el DF; sin embargo, se lo negaron, afirma el activista.
La familia nuevamente organizó actividades en las calles y vendió hamburguesas para recolectar el dinero y acudir a la Ciudad de México. Lograron obtener los recursos, realizaron el viaje, se entrevistaron con los empleados de la televisora, pero la búsqueda nuevamente no rindió mayores frutos.
A inicios de abril de 2012, el entonces Gobernador César Duarte inauguró la Fiscalía Especializada de delitos Contra la Mujer en Ciudad Juárez, fue en ese evento donde José Luis lo encaró.
“Después de que regresamos a Juárez, en aquel entonces el Gobernador estaba inaugurando, y dijo que eran varios millones lo que se está invierno. Nosotros le recriminamos que cómo era posible que estuvieran haciendo una inversión así y nosotros fuimos pedir ayudar para ir a México nos dijeron que no había dinero, y que nosotros le hiciéramos como pudiéramos”.
En el evento el ex mandatario César Duarte y Humberto Jáuregui, entonces Fiscal de Feminicidios, le prometieron a José Luis que iban a poner atención en el caso. Pero no fue así, comenta.
“Pasaron unos días y llegaron varias unidades de Fiscalía aquí a mi casa, diciendo que tenían datos de Esmeralda”. Ese día estaba el hijo de José Luis, quien lleva el mismo nombre que su padre y fue el primero que los atendió.
Padre e hijo acudieron a la Fiscalía, motivados con la falsa promesa de nueva información en el caso de la menor.
“Estuvimos como dos horas, preguntamos qué pasaba y ya nos dijeron que teníamos una orden de aprehensión por unos asaltos a casas de masaje nos dijeron ‘usted traía una Uzzi y su hijo una 45. Y ya nos detuvieron”.
El 6 de abril, José Luis Castillo Carreón y su hijo fueron detenidos sin orden de aprensión y vinculados a proceso por el supuesto delito de asalto a mano armada. Les fincaron unos supuestos atracos cometidos en el 2008, cuatro años antes, en donde los denunciantes eran los dueños de varios establecimientos de masajes.
Permanecieron encarcelados injustamente por siete meses, hasta que demostraron su inocencia y los liberaron.
NO DEJARÁ DE BUSCAR
En años pasados las autoridades trataron de entregarle unos restos como si fueran de su hija. José Luis afirma que no eran de ella.
En 2013 se localizaron en el arroyo del Navajo restos humanos. Casi dos años después se les informó que uno de esos restos -un fragmento de tobillo- pertenecía a su hija. Sin embargo, para ellos eso no significa que Esmeralda esté muerta y esperan un segundo análisis de ADN.
“Tengo esperanza y tengo fe en Dios de que la vamos a encontrar. La Fiscalía nos entregó el resto de un tobillo que supuestamente es de Esmeralda pero a mí eso sólo me hace pensar que mi hija puede estar sin una pierna pero no muerta”, ha dicho Castillo en diversas ocasiones.
La familia aún no acepta que el hueso que le entregaron sea de Esmeralda y que ella esté muerta.
“El resto humano que se dice sería de Esmeralda, no lo hemos recogido todavía porque no estamos seguros que sea Esmeralda”, comenta hoy en entrevista.
José Luis explica que no aún falta hacer una confronta particular de ADN, “que es lo que nos interesa a nosotros”, pues las pruebas que hizo la Fiscalía General de Justicia y que envío a realizar, se efectuaron con irregularidades y no confían en ellas.
Agrega que solicitaron a las autoridades otra estudio de ADN, “pero nos dijeron que no era es conveniente porque el hueso mide poco cm, y cada estudio pulveriza un pedazo, y si es un pedazo del hueso ya no va a quedar nada, pero básicamente lo que nos ha detenido mas bien es la cuestión económica”.
El costo para otro estudio ascendería al menos unos 10 mil dólares, “no que eso cueste la prueba, pero si todo lo que se quiere para ella, que venga la gente a tomar muestra y se haga el estudio”, narra el padre.
“Como toda la gente sabe, nosotros somos personas que sobrevivimos vendiendo comida rápida, hamburguesas en nuestra casa, así que esa cantidad se nos hace inmensa y por eso es que nuestros recursos los utilizamos para seguimos buscando la manera de trabajar en la prevención”.
La búsqueda de la joven sigue y aunque las autoridades ofrecen un millón 500 mil pesos como recompensa, José Luis reprocha que ni siquiera han puesto la fotografía de progresión de la edad de Esmeralda.
El señor Castillo puntualiza que no dejará de buscar a su pequeña.
“No hay palabras para explicar lo que hemos vivido en estos años. Hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance, las autoridades ni siquiera dan seguimiento a las pistas que nosotros les llevamos, nosotros somos las personas que más exigimos al Gobierno en Juárez”, ha platicado en diversas ocasiones.
Hoy en entrevista, el activista destaca que los avances para la búsqueda de su hija son nulos, pero él no dejará de recorrer y buscar a su hija.