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Rosalina Piñera

20/08/2016 - 12:01 am

Epitafio, la otra conquista

El filme de Olaizola e Imaz fue rodado en las faldas del Popocatépetl hasta la zona de Tlamacas, dado el limitado acceso al volcán que se encuentra activo. El resto del ascenso se filmó en el Pico de Orizaba,

El filme de Olaizola e Imaz fue rodado en las faldas del Popocatépetl hasta la zona de Tlamacas, dado el limitado acceso al volcán que se encuentra activo. El resto del ascenso se filmó en el Pico de Orizaba. Foto: Especial.
El filme de Olaizola e Imaz fue rodado en las faldas del Popocatépetl hasta la zona de Tlamacas, dado el limitado acceso al volcán que se encuentra activo. El resto del ascenso se filmó en el Pico de Orizaba. Foto: Especial.

El esplendor de la Gran Tenochtitlán, el simbolismo del pueblo azteca, la cosmogonía de las culturas prehispánicas, el encuentro de Moctezuma con Hernán Cortés, o la escalada fraticida de los colonizadores son pasajes del México prehispánico que con mucha dificultad veremos plasmados en el cine. Los elevados costos de producción implicados en una puesta en escena de estos episodios históricos, desalientan a los emprendedores más apasionados.

Epitafio (2015), dirigida por los cineastas mexicanos Yulene Olaizola y Rubén Imaz, se crece con originalidad ante el desafío, recreando un evento que sería determinante para el sometimiento del imperio mexica. Tres españoles a las órdenes de Hernán Cortés, emprenden una expedición hacia el Popocatépetl en busca de azufre para abastecer de pólvora a las tropas conquistadoras. Al frente de la aventura: Diego de Ordaz, encarnado por el escritor asturiano Xabier F. Coronado en su debut como actor; y dos soldados interpretados por Gonzalo Martín Román y Pedro Carlos Triviño.

Si para los pueblos prehispánicos, el espectáculo de los extranjeros ataviados con corazas metálicas y montados a caballo, criaturas desconocidas hasta entonces por estos lares, fue de un impacto inconmensurable. En Epitafio se alude a la fascinación de los forasteros ante el inenarrable paisaje mexicano y la imponente presencia del Popocatépetl, el cuarto personaje de este filme. Desde el momento en que la cámara del cinefotógrafo Emiliano Fernández descubre al gigante dormido, la épica que está por iniciar conquista nuestra mirada.

Con sólo el trio de actores y la majestuosa presencia del volcán, otrora guerrero vuelto piedra como ofrenda a los dioses, la dupla de autores mexicanos recrea en imágenes la crónica del viaje de los descubridores. El relato está sustentado en textos del siglo XVI como lo son La historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1632), escrita por el Capitán Bernal Díaz del Castillo, cronista y soldado participante en la gesta de Cortés. Así como el intercambio epistolar entre el célebre conquistador y el rey Carlos I.

El Epitafio del título, si bien refiere al destino infausto del pueblo mexica, apunta primero a los exploradores. Los aliados tlaxcaltecas los alertan sobre los peligros de invadir los dominios del volcán. “Allá irán a morir”, les advierten. Sin embargo, armados con el ímpetu de la conquista, desmedida soberbia y escasas provisiones, los ambiciosos expedicionarios dan comienzo a la odisea. Sordos ante las indicaciones de los indígenas, optan por la ruta equivocada y pronto sufrirán los estragos del dificultoso ascenso a la cima, que alcanza más de 5,400 metros de altura.

Epitafio registra el despertar de la montaña que se erige como un celoso guardián ante los invasores. A lo largo del trayecto de Ordaz, el mítico vigilante pétreo manifiesta que no es terreno fácil para la conquista, tan bello como amenazante. Olaizola e Imaz lo dotan de vida en cada palmo del camino: bancos de niebla, intrincados desfiladeros, rocas filosas y temperaturas extremas aquejan a los exploradores, como si el legendario Popoca acometiera incansable en una última batalla.

Entre descansos forzosos, Ordaz alienta a sus desfallecientes soldados con la victoria anunciada y los tesoros por descubrir. Ofrenda sus padecimientos al rey mientras los tres se convencen de ser guiados por Dios en la ocupación de nuevos territorios. Entre Ordaz y Gonzalo se entretejen diferencias sobre la tragedia que los conquistadores van dejando a su paso: uno se enorgullece hasta el delirio, autorizado por la orden divina; el otro, se lamenta ante el aniquilamiento de los indígenas. Y es aquí, en el punto más alto del cuestionamiento de los personajes, donde quedan regiones argumentales sin explorar.

Ambientada en 1519 y hablada en Náhuatl y castellano, la obra reúne nuevamente, esta vez en la dirección, a los dos premiados realizadores mexicanos, cada uno con una destacada trayectoria en solitario. Yulene Olaizola con su deslumbrante debut: Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo (2008), Premio Ariel a la Mejor Ópera Prima; a la que siguieron Paraísos artificiales (2011) y Fogo (2012). Rubén Imaz con la multipremiada Familia Tortuga (2007) retrato de la soledad en conjunto, y Cefalópodo (2010), en donde el cineasta ya había experimentado con el paisaje integrándolo de manera inherente al relato.

Epitafio, si bien es una exploración inconclusa a la visión de los no vencidos, marca el que puede ser el camino para abordar ese pasado apenas indagado en escasos títulos, que incluyen la portentosa Cabeza de Vaca (1991) de Nicolás Echevarría; la mirada lírica de Retorno a Aztlán (1990), primera película mexicana hablada por completo en náhuatl, y la épica Eréndira Ikikunari (2006), las dos últimas dirigidas por el cineasta y guionista mexicano Juan Mora Cattlet.

El filme de Olaizola e Imaz fue rodado en las faldas del Popocatépetl hasta la zona de Tlamacas, dado el limitado acceso al volcán que se encuentra activo. El resto del ascenso se filmó en el Pico de Orizaba, con los cineastas, actores y el equipo de producción convertidos en osados alpinistas, a la conquista de su obra en una heroica epopeya.

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.

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