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Hilda García

20/07/2012 - 12:01 am

¿Quién lleva la lucha antinarco?

De acuerdo con un reporte elaborado por un subcomité del Senado estadounidense, divulgado por la prensa, entre el 2007 y el 2008, la filial de México del banco HSBC envió unos 7 mil millones de dólares en efectivo a la unidad del banco en Estados Unidos. El informe señala que HSBC Global no pudo evitar […]

De acuerdo con un reporte elaborado por un subcomité del Senado estadounidense, divulgado por la prensa, entre el 2007 y el 2008, la filial de México del banco HSBC envió unos 7 mil millones de dólares en efectivo a la unidad del banco en Estados Unidos.

El informe señala que HSBC Global no pudo evitar transferencias de miles de millones de dólares que los investigadores del Senado creen que estaban vinculados a los cárteles de la droga y grupos terroristas. Asimismo,  concluye que HSBC no ha examinado miles de transacciones sospechosas durante la última década. Incluso suena extraño que el banco le haya dado una clasificación de mínimo riesgo de lavado de dinero a ese país cuando en particular durante el último sexenio el presidente Felipe Calderón hizo suya la bandera de lucha contra el narcotráfico.

Aunque el banco consideró a través de un comunicado que este caso ofrece “importantes lecciones para toda la industria en la búsqueda de prevenir que actores ilegales entren en el sistema financiero mundial”, millones de dólares fueron lavados haciendo aún más permisiva la acción de los narcotraficantes entre los dos países.

Y si bien esto se ha vuelto un escándalo mayúsculo en Estados Unidos, donde altos ejecutivos de HSBC comparecieron ante el Senado como parte de una investigación sobre operaciones en lugares considerados como focos rojos para el lavado de dinero, en el país no sabemos si se está haciendo una investigación especial sobre el tema.

Peor aún, en caso de que se haya hecho alguna investigación, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en voz de Guillermo Babatz, su presidente, dice que aunque se sepa de casos de lavado de dinero, no puede darse a conocer en el país porque la ley impide divulgar este tipo de información. Es decir, estamos enfrascados en una lucha contra el narcotráfico que nos ha costado más de 60 mil personas muertas, por no hablar de la ingobernabilidad de algunas áreas del país, los miedos y los costos al turismo entre muchos otros daños colaterales y en un tema tan ligado a la lucha contra el tráfico de drogas como es el tema del lavado de dinero no podemos tener información en nuestro propio país. ¿Por eso nos venimos a enterar desde afuera?

En el mismo informe se había dado a conocer cómo el banco HSBC supo de los problemas sustanciales para combatir el lavado de dinero en México desde que la institución compró el Banco Bital en 2002.

Esta historia me recuerda también el operativo de “Rápido y Furioso”.

“Me enteré por la prensa”, dijo el presidente Calderón durante una entrevista al New York Times al referirse al caso de “Rápido y Furioso”. Y añadió en sus respuestas que no haría un reclamo al gobierno de Estados Unidos sobre el tema porque era una cuestión de política interna. Esto, sin considerar que la estrategia de que se vendieran armas a México con la intención de seguir el rastro de posibles narcotraficantes, fracasó. Unas 2 mil 500 armas sirvieron para armar a grupos delictivos en México y el registro o rastro de las armas nunca se pudo seguir. Casos similares ocurrieron con el operativo “Receptor abierto” que también falló.

Puede ser que la persecución contra Eric Holder se haya politizado en Estados Unidos donde se han ventilado referencias a las terribles consecuencias que “Rápido y Furioso” tuvo para México. De acuerdo con el agregado de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos en México, Carlos Canino, algunas de las armas involucradas llegaron hasta el cártel de Sinaloa que dirige el Chapo Guzmán.

“Como resultado de esta investigación, el cártel de Sinaloa pudo haber recibido tantas armas como las que se necesitan para armar un regimiento”, dijo Canino en julio del año pasado durante una audiencia ante legisladores, aunque no precisó qué cantidad de armamento llegó hasta esa organización criminal.

Sin embargo, México no lo ha reclamado. No lo ha peleado.

En agosto del año pasado, el New York Times también nos dio cuenta de la manera como operativos de la CIA y de personal militar en retiro han sido enviados a una base militar en México, donde “por primera vez, funcionarios de seguridad de ambos países trabajan lado a lado para recolectar información sobre los cárteles de las droga y colaboran para planear operaciones”.

En su momento, el diario indicaba que oficiales de ambos lados de la frontera habían sido dispuestos al margen de que las leyes mexicanas que prohíben que militares y policías extranjeros operen en el territorio. Sin embargo, habían entrenado ya a cerca de 4,500 nuevos agentes federales.

Una vez más, Estados Unidos participa, interviene.

Y por si fuera poco, Jesús Vicente Zambada Niebla, alias “Vicentillo”, junto con su cómplice Tomás Arévalo Rentería, enfrentan su juicio en la corte federal del Distrito Norte de Illinois.

“Vicentillo”, quien trabajó para el cártel de Sinaloa, se encuentra en una prisión de Michigan, y al igual que otros narcotraficantes fue deportado para ser enjuiciado en Estados Unidos y pagar con cadena perpetua por la presunta introducción de 100 toneladas de drogas a ese país y el lavado de unos 500 millones de dólares.

Sin embargo, de acuerdo con sus abogados, Vicentillo tendría que salir de prisión porque supuestos agentes de la DEA el gobierno estadounidense le concedió inmunidad para introducir cocaína de contrabando por la frontera a cambio de información sobre los cárteles rivales en México.

De esta manera los procesos, las acusaciones, los operativos, las detenciones se develan en Estados Unidos. En México estamos poniendo la lucha contra el narcotráfico nos está saliendo muy cara y parece que al final, casi al término del sexenio, Calderón no ha logrado atrapar al “Chapo”.  Y cuando en algún momento anunció la detención del hijo de “El Chapo”, a quien también ha sido el gobierno estadounidense el que les ha puesto tanto a él como a la esposa de su padre, la etiqueta de personajes del narcotráfico, el chapito no fue más que una chapucería en la que cabe la frase dominguera: “que dijo mi mamá que siempre no”.

¿Dónde se libra la batalla del narco?  ¿Quién la lidera?  ¿Por qué sólo escuchamos de la violencia y los muertos de este lado?  Cuando nos enteramos de los alcances que la guerra tiene sobre nuestro sistema financiero, económico, militar y político ¿Por qué tiene que ser desde el extranjero?

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.

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